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El instructor de tenis de mesa, el peluquero y un supuesto mercenario español: la historia de la falsa célula terrorista que tuvo en vilo a Argentina

Una jueza libera a los tres por falta de pruebas después de que hace dos semanas el Gobierno anunciara su captura como un éxito

Patricia Bullrich
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, en una imagen de archivo.MATIAS BAGLIETTO (REUTERS)
José Pablo Criales

Tres hombres detenidos desde el pasado 3 de enero por la policía argentina sospechados de integrar una célula terrorista que planeaba un atentado en Buenos Aires han sido liberados este lunes por falta de pruebas en su contra. Un peluquero de Buenos Aires, un profesor de tenis de mesa de origen sirio y un supuesto mercenario español que les acusó haciéndose pasar por “agente inorgánico” de la embajada de Estados Unidos pasaron casi dos semanas en prisión mientras el Gobierno argentino narraba la trama en vivo. La jueza que investigaba el caso dictó la “falta de mérito” del caso y destapó una historieta que se derrumbó después de que el Ministerio de Seguridad siguiera sus pistas durante medio mes.

La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, había anunciado la captura de los tres hombres el miércoles 3 de enero tras un operativo que vigiló los aeropuertos de Buenos Aires durante todo el fin de semana de año nuevo. Los tres hombres, dijo entonces, iban a ingresar a la capital argentina por vuelos separados y esperaban una encomienda que llegaría desde Yemen. Era todo falso, pero el alineamiento del presidente Javier Milei con Israel durante el conflicto con Hamás en Gaza y la política de “mano dura” impulsada por Bullrich movilizó a las autoridades. Al Gobierno le preocupaba que uno de ellos tuviera una reserva hecha en un hotel que quedaba a dos calles de la embajada israelí en Buenos Aires.

La trama, reveló días después una investigación del portal elDiarioAR, había sido un invento de un hombre llamado Juan Manuel Ledesma, argentino-español de unos 50 años, que se hacía llamar El Rubio. Ledesma negó ante la jueza ser agente estadounidense, como había declarado al principio, y afirmó ser expolicía, periodista independiente, contratista de inteligencia y seguridad y exintegrante de la Legión Francesa. La prueba que aportó fue una entrevista de 2016 con el portal elespanol.com en la que relataba haber participado del rescate de 55 niñas secuestradas por el grupo guerrillero Boko Haram en Nigeria dos años antes.

En su declaración indagatoria, El Rubio afirmó que un conocido, conserje de un hotel del centro de Buenos Aires, le dijo que le parecía sospechosa la reserva de un huésped de origen sirio y pasaporte venezolano. Lo unió entonces con otra historia que había escuchado a finales de diciembre: su peluquero había dejado de trabajar en el lugar de siempre y cuando le preguntó a su jefa por los motivos, esta le dijo que lo había despedido preocupaba de que le trajera problemas. El peluquero le había contado que estuvo cerca de ser víctima de una estafa en redes sociales, donde había conocido a una supuesta mujer estadounidense que insistía en que le haga una transferencia de casi mil dólares por un regalo que le enviaría desde Yemen. El hombre denunció la estafa, pero, por las dudas, le dijo a su jefa que rechazara cualquier paquete sospechoso a su nombre. El Rubio ató cabos y denunció a los dos hombres.

“Armé mentalmente la cuestión”, afirmó en su declaración ante la jueza. Durante esos días, el presidente argentino inauguraba los Juegos Macabeos panamericanos, un evento polideportivo para deportistas de origen judío, la tensión en Medio Oriente escalaba en Gaza, Irán y Yemen, y el hombre pensó que Argentina podría ser blanco para un ataque antisemita como lo fue antes en la década de los noventa. Alertó entonces a un conocido policía que, a su vez, alertó a la embajada de Israel de que una supuesta célula terrorista integrada por tres personas de origen sirio-libanés e investigada en Colombia, viajaba a Argentina para “mandarse una cagada”. Sin poder aclarar el origen de su denuncia, El Rubio también fue arrestado.

Ramón Alberto Domínguez, el peluquero, chateó durante meses con una supuesta mujer que, tras ofrecerle regalos y decirle que se quería mudar a Argentina, empezó a amenazarlo para que pague 900 dólares por el supuesto paquete que debía enviarle. Domínguez lo denunció en octubre, y la Policía Federal argentina sostuvo que se trataba de “una típica estafa”, según detalló el diario Página/12. Mientras una jueza investigaba, Domínguez fue arrestado durante dos semanas junto a Naem Chatay Chassan, de 67 años, que viajaba de Colombia a Argentina para instalar un gimnasio en el que daría clases de tenis de mesa, una actividad que ya realizaba en Bogotá. La reserva que hizo en un modesto hotel del centro de la capital argentina, que casualmente quedaba a dos cuadras de la embajada israelí, y su doble nacionalidad, fueron fuego para los temores del Ministerio de Seguridad.

La jueza a cargo del caso, María Eugenia Capuchetti, los liberó el lunes, y consideró que las pruebas eran “insuficientes” para considerar que los tres hombres integraban una asociación criminal trasnacional, pero ordenó que “de momento” se quedaran en el país mientras terminaba su explicación. El Gobierno argentino no ha hecho declaraciones al respecto.

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Sobre la firma

José Pablo Criales
Es corresponsal de EL PAÍS en Buenos Aires. Trabaja en el diario desde 2019, fue redactor en México y parte del equipo de la mesa digital de América. Es licenciado en Comunicación por la Universidad Austral y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS.
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