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El fútbol argentino pierde a sus jóvenes talentos mientras Milei pone en duda su modelo de financiación

Los futbolistas nacionales migran cada vez más jóvenes, tentados por Europa, y el presidente propone un terremoto en el deporte profesional al decretar la urgencia de abrirlo a las inversiones privadas

Boca Juniors - Deportivo Pereira
Valentín Barco, durante un partido de Boca Juniors en la Copa Libertadores, en abirl de 2023.JUAN IGNACIO RONCORONI (EFE)
José Pablo Criales

El fútbol argentino está a punto de perder a sus jugadores más valiosos. La temporada 2024 arranca el próximo 28 de enero y el mercado del invierno europeo ya está desbaratando un fútbol que, incluso siendo el de los campeones del mundo, no es ajeno a la crisis económica argentina. Equipos como Vélez Sársfield y Argentinos Juniors, o hasta los gigantes Boca Juniors y River Plate han empezado a perder a sus joyas juveniles mientras el mercado externo amenaza con llevárselas cada vez más jóvenes y el mercado interno mira con temor la posible incursión de capitales privados anunciado en un decreto por el nuevo presidente, Javier Milei.

Los fanáticos argentinos están pendientes estos días sobre qué hará Valentín Barco, la joven promesa de Boca Juniors, que se convirtió en referente del equipo con tan solo 19 años y con gigantes como el goleador uruguayo Edinson Cavani o el portero mundialista Sergio Romero en el mismo plantel. Barco, el jugador más valioso del fútbol argentino según el portal Transfermarkt, debe definir en las próximas horas si acepta irse al Brighton de Inglaterra por unos 10 millones de euros. Apenas ha jugado 35 partidos y convertido un gol en la primera de Boca, pero su partida se considera inminente y a pérdida. Su equipo, al que condujo hasta la final de la Copa Libertadores la temporada pasada, buscaba subir su cláusula de recesión a 25 millones de euros a contrarreloj: su contrato vence a finales de 2024 y, sin haber firmado uno nuevo, Boca debe decidir entre dejarlo ir ahora o aceptar que negocie por su cuenta en el próximo mercado. Su caso no es único.

Claudio Echeverri, de 17 años, jugó su primer partido como titular en River Plate el pasado 22 de diciembre. Tras la victoria de su equipo en ese partido que definía el Trofeo de Campeones, agrió a los fanáticos afirmando que no iba a renovar su contrato con el equipo. Echeverri apenas jugó seis partidos sin goles en la primera de River, pero acaba de ser comprado por el City Football Group, el grupo inversor de Abu Dabi que maneja una docena de equipos que incluyen al Manchester City y al Girona. Jugará una temporada más como cedido en River Plate, mientras sus nuevos dueños buscan que se foguee antes de encontrarle destino. Según el diario Clarín, el City Group pagó 14,5 millones de euros limpios y agregará otros 500.000 cada ocho partidos jugados la próxima temporada. Los fanáticos han criticado a la dirigencia, que no le dio minutos de juego a pesar de ser una de las figuras de la Argentina que llegó a las semifinales del Mundial sub-17 de Indonesia, y ahora lo verán contando los minutos que faltan para su partida.

Barco y Echeverri son –o eran– los jugadores más valiosos del fútbol argentino. Los que les siguen también están en la puerta de salida: Benjamín Rollheiser, extremo derecho de 23 años en Estudiantes de La Plata, y Gianluca Prestianni, delantero de 17 años que apenas jugó 39 partidos en dos años en Vélez Sarsfield, se irán al Benfica portugués cada uno por nueve millones de euros. El quinto más valioso, Federico Redondo, que juega de pivote como su padre, Fernando, también tiene chances de irse al extranjero tras jugar solo 48 partidos en Argentinos Juniors. “Es muy difícil que Redondo vuelva a Argentina”, ha admitido el presidente de Argentinos, Cristian Malaspina, sobre el jugador que ahora entrena con la selección para el Preolímpico de Venezuela. El torneo termina el 11 de febrero, y en Argentinos sospechan que su joya tendrá un nuevo equipo para entonces. Lo quería River Plate, pero, en palabras de Malaspina, “hay sondeos importantes desde afuera”.

Redondo, al igual que Barco en Boca Juniors, tiene un contrato con su equipo hasta diciembre de 2024. Y según muestran los últimos ejemplos del fútbol argentino, es el peor momento para negociar una renovación: la FIFA prohíbe a otros equipos negociar con jugadores comprometidos, salvo que les queden seis meses de contrato en su actual club. La salida del volante boquense es inminente estos días porque, si el club no acepta una oferta en este mercado, Barco podrá negociar por su cuenta su salida en el mercado de mediados de año. Echeverri y Priestanni ya fueron vendidos siguiendo esta lógica.

El diagnóstico sobre por qué los jóvenes talentos argentinos migran cada vez más jóvenes lo dio Rodolfo Donofrio, expresidente de River Plate, al comentar el caso de Echeverri. “No podemos pagar lo que le ofrecen en Europa”, dijo la semana pasada mientras los fanáticos criticaban al jugador por ventilar su partida. “No lo que pagan para comprar porque vos podés decir ‘No lo vendo’. El problema que tenés es que cuando vienen, te ponen la cláusula y al chico le ofrecen unos millones que en Argentina no se pueden pagar”.

Milei busca reformar el fútbol por decreto

Los equipos argentinos, clubes sociales cerrados a inversiones privadas, han perdido capacidad de pago mientras el nuevo Gobierno amenaza con cambiar su constitución. Entre las 300 reformas que el ultraderechista Javier Milei ha impulsado por decreto a finales de diciembre, incluyó como una de las esenciales la apertura del fútbol a las sociedades anónimas de inversión. Entre la desregulación de los seguros de salud, la privatización de empresas públicas y la flexibilización del mercado laboral, Milei impulsó el desembarco de las Sociedades Anónimas Deportivas como una necesidad de urgencia. “Hay grupos árabes con deseos de invertir 3.000 millones de dólares”, justificó este lunes en una entrevista radial. “Es un negocio fácil. No se trata de construir una planta, que puede demorar más de dos años”, dijo el presidente.

Milei tal vez se refería a la propuesta de uno de sus aliados, el expresidente Mauricio Macri, que se presentó a las elecciones de Boca Juniors en diciembre pasado con la promesa de renovar el estadio del equipo con dinero, según varios medios locales, de un fondo de inversión árabe. Macri perdió las elecciones ante Juan Román Riquelme, antiguo jugador de Boca, que arrasó en la votación bajo una consigna simple: sus rivales buscaban privatizar el club para que no se vote nunca más”.

Riquelme retuvo el poder en Boca en una elección que llegó a leerse con épica contra el desguace del Estado propuesto por el Gobierno de Milei. Prometió dejar el poder en manos de los socios que lo votaron, pero probablemente no podrá retener a su futbolista más valioso por mucho más tiempo. Valentín Barco llegó a Boca cuando tenía nueve años y viajaba casi 200 kilómetros todas las semanas para entrenar mientras sus padres se quitaban comida del plato para ponerla en el suyo. Al contrario de Riquelme, que ganó dos Libertadores como juvenil y siempre dijo que prefería ser ídolo de Boca antes de partir a Europa, Barco partirá pronto hacia un futuro asegurado económicamente.

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Sobre la firma

José Pablo Criales
Es corresponsal de EL PAÍS en Buenos Aires. Trabaja en el diario desde 2019, fue redactor en México y parte del equipo de la mesa digital de América. Es licenciado en Comunicación por la Universidad Austral y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS.
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