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Javier Milei pide a los argentinos que no le tengan miedo: “¿De qué salto al vacío me hablan si nos estamos yendo al mismísimo infierno?”

El ultraderechista reúne a miles de personas en su cierre de campaña en las calles de Córdoba, donde el arraigado repudio al kirchnerismo puede ser clave para darle la presidencia de Argentina este domingo

Miles de personas respaldan a Milei en la avenida Hipólito Yrigoyen, en la ciudad argentina de Córdoba.Foto: SEBASTIÁN LÓPEZ BRACH | Vídeo: EPV
José Pablo Criales

Una multitud abarrotó este jueves por la noche el centro de la ciudad de Córdoba, en el corazón de Argentina, para alentar por última vez a Javier Milei antes de la elección presidencial del domingo. Milei ha llenado estadios en Buenos Aires, convocado a miles en caravanas en el norte y el centro del país, pero nada parecido a lo de este jueves. Córdoba, paralizada desde la mañana a la espera del candidato ultraderechista, ha acudido en masa a hacerle saber a Milei que no les da miedo la privatización de la salud o la educación, que no interesa si su candidata a vicepresidenta, Victoria Villarruel, ataca los consensos de la democracia, que cumple 40 años, que no les dan miedo sus candidatos que proponen privatizar ríos y mares o dejar que los padres irresponsables desconozcan a sus hijos. Sus detractores han esgrimido argumentos de sobra para decir que Milei es un salto al vacío. El ultra les ha respondido desde Córdoba: “¿De qué riesgo me hablan, ¿De qué salto al vacío? ¡Si estamos yendo al infierno!”.

Javier Milei, durante su cierre de campaña.
Javier Milei, durante su cierre de campaña.Sebastián López Brach

Milei saltó al escenario sobre las ocho de la noche, tras atravesar en una camioneta una avenida rebosante de banderas con su nombre. Sudando a mares porque insiste en usar dos chaquetas, pese a los 27 grados de una tarde primaveral cordobesa, repartió abrazos entre la gente mientras sonaba una y otra vez ese rock and roll que se apropió incluso en contra de la banda que la canta: “Por favor, no huyan de mí, yo soy el rey de un mundo perdido”. En el escenario lo esperaban su número dos Victoria Villarruel; el influencer que hizo carrera atacando al feminismo y a la comunidad gay, Agustín Laje; algunos de sus legisladores recién electos y una invitada sorpresa: Patricia Bullrich. “Javier, te tocó el turno”, dijo la excandidata del expresidente Mauricio Macri, que implosionó la vieja alianza de centroderecha para aliarse a los ultras. “Fuiste el que ganaste como opción de cambio. Con patriotismo te acompañamos, Javier, para que seas el próximo presidente de los argentinos”.

La provincia de Córdoba puede ser fundamental para inclinar la balanza a favor de Milei frente al candidato peronista y ministro, Sergio Massa, este domingo. Segundo distrito electoral del país, caracterizado por su ya histórico rechazo al peronismo nacional liderado desde hace casi dos décadas por Cristina Fernández de Kirchner, el voto cordobés puede darle la presidencia a Milei si la elección que lo enfrenta Massa es ajustada, como apuntan las encuestas. Argentina se divide en 24 distritos electorales, pero casi la mitad de los votos (el 45,7% del padrón) se aglomeran solo entre la provincia de Buenos Aires (37,04%) y la de Córdoba (8,66%).

Miles de seguidores apostados sobre la avenida Hipólito Yrigoyen en el centro de la ciudad.
Miles de seguidores apostados sobre la avenida Hipólito Yrigoyen en el centro de la ciudad. Sebastián López Brach

Buenos Aires es un bastión del peronismo, que retuvo su gobernación en la elección de octubre con un 45%, pero su caudal de votos fue históricamente bajo. En Buenos Aires se elige de manera directa sin segunda vuelta, y los candidatos de Milei y Bullrich, que se negaron a unirse esperando que el otro fuera quien inclinase la cabeza, terminaron sumando el 50%. Si Milei logra recortar distancias con el peronismo en Buenos Aires, los ojos de toda Argentina estarán puestos en Córdoba.

Córdoba se asume peronista, pero de un peronismo insurrecto al hegemónico y atravesado por dos peleas con Cristina Fernández de Kirchner: un proyecto de ley que en 2008 buscó subir los impuestos a las exportaciones agrarias hasta un 45%, se implementó por decreto en marzo de ese año y terminó cayendo cuatro meses después por las protestas; y la negativa del mismo Gobierno, en diciembre de 2013, de enviar a la gendarmería nacional mientras Córdoba vivía noches de saqueos y violencia en medio de una huelga policial que exigía mejoras salariales.

“Entre esos dos hechos, la sociedad cordobesa rompió definitivamente con el kirchnerismo”, afirma el politólogo Federico Zapata. Massa, primer gran enemigo y último aliado de la expresidenta, no podría definirse como kirchnerista, pero la alianza que los juntó en 2019 le resta puntos. “Sergio Massa tiene una elección complicada en Córdoba”, dice Zapata. Si logra hacer 30 puntos sería una gran elección”. En la primera vuelta, el pasado 22 de octubre, el candidato del peronismo quedó cuarto, con el 13,4% de los votos. Milei se llevó el 33,5%.

Desde la izquierda, Javier Milei, candidato a la presidencia; Victoria Villarruel, candidata a la vicepresidencia; Patricia Bullrich, excandidata a la presidencia, y Karina, hermana de Milei, durante el cierre de campaña en Córdoba.
Desde la izquierda, Javier Milei, candidato a la presidencia; Victoria Villarruel, candidata a la vicepresidencia; Patricia Bullrich, excandidata a la presidencia, y Karina, hermana de Milei, durante el cierre de campaña en Córdoba.Nicolas Aguilera (AP/ Lapresse)

El candidato de extrema derecha, diputado desde 2021 por la ciudad de Buenos Aires, pasó de recibir burlas por ser percibido como el aspirante de un excéntrico grupo de ultraliberales de la capital a capitalizar su fuerza en los extremos del país, especialmente en el centro agropecuario y el norte andino. A Zapata no le sorprende el empuje que ha tenido el ultra en esta provincia. Córdoba, que puertas adentro vota desde hace dos décadas a su propio peronismo y en las últimas dos elecciones nacionales había elegido con mucha fuerza a Mauricio Macri, es a menudo caracterizada como conservadora y liberal, pero el politólogo no ve que estas “dinámicas identitarias” hayan entrado en juego en esta elección. “Milei capitalizó muy bien el rechazo a la clase política en general. Ahí entra obviamente la resistencia al kirchnerismo, pero también el fracaso de Macri”, afirma. “La cordobesa es una sociedad que se ha sentido muy agredida en su agenda económica por los gobiernos kirchneristas y a la que Macri no le dio una solución”.

Miles de personas le aplauden a Milei al termino del mitin.
Miles de personas le aplauden a Milei al termino del mitin. Sebastián López Brach

Macri ha calificado al ultraderechista con un poderoso símil: apoyarle es como saltar de un coche que acelera hacia una muerte segura. Pero ha puesto su fuerza territorial al servicio de Milei para las elecciones del domingo. A muchos votantes los desilusionó que Milei se lanzara despotricando contra “la casta política” y terminara pactando con la mitad de ella, pero para muchos cordobeses la alianza es otra razón para votarle.

“Macri fue una desilusión porque fue tibio con los cambios que había que hacer”, decía antes del mitin Victoria Moreno, arquitecta de 30 años, que le reconoce a Macri “haber devuelto la Argentina al mundo” y que espera que Milei vuelva en esa senda mientras “el kirchnerismo es amigo de dictaduras como Venezuela”.

Pedro Gatica, un estudiante de Derecho de 20 años en la Universidad Nacional de Córdoba, pública, decía que no puede votar este domingo porque sigue empadronado en su provincia natal, San Luis, pero que acudirá a los colegios electorales a vigilar que los votos a Milei sean contados. “Lo de privatizar la educación era un plan a largo plazo”, justifica ante la pregunta obvia. “Lo veo bien con Macri”, afirmaba Gatica, “le aporta seriedad y espalda política para aguantar la oposición peronista”.

Psicólogas, economistas, empleados de comercio, costureras y madres de familia que acudieron al mitin con sus hijos pequeños opinaron similar. Eugenia Carranza, ama de casa de 40 años que alterna entre varios trabajos, decía: “Antes votábamos lo que querían nuestros padres, peronismo; ahora votamos por nuestros hijos, por su libertad”. Azucena Martínez, emprendedora textil de 28 años oriunda del norte andino de Argentina, decía que antes votó a la izquierda trotskista por “su empatía con los trabajadores y los pueblos indígenas”, pero que se decantó por Milei en la segunda vuelta porque la devaluación del peso y la inflación se han comido los ahorros que tenía para comenzar su negocio. “No pude invertir la plata y me estanqué”, decía junto a sus hijas de ocho y seis años. “Quiero que cumplamos nuestros sueños”.

“Quiero pedirles que, este domingo, el miedo no le gane a la esperanza. Que sea la esperanza la triunfadora”, le dijo Milei a todos ellos.

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José Pablo Criales
Es corresponsal de EL PAÍS en Buenos Aires. Trabaja en el diario desde 2019, fue redactor en México y parte del equipo de la mesa digital de América. Es licenciado en Comunicación por la Universidad Austral y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS.
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