Los seguidores de Milei toman Córdoba para el cierre de campaña del candidato de ultraderecha

El argentino Francisco Bello, cordobés de 60 años, llegó este jueves a las diez de la mañana a la explanada del Patio Olmos, un centro comercial en el corazón de la ciudad de Córdoba donde el ultraderechista Javier Milei cierra este jueves su campaña ante la segunda vuelta del domingo. Milei no llegará por lo menos hasta antes de las siete de la tarde, pero Bello, junto a otra decena de militantes, ya golpeaban desde temprano sus bombos al ritmo de ese canto que dice “la casta tiene miedo” y que ha acompañado toda la campaña del economista.

La ciudad espera a Milei entre carteles a favor, pintadas callejeras en su contra, y con un despliegue de seguridad y de logística que ha paralizado el centro de la ciudad para construir desde temprano el escenario donde el ultra cerrará su campaña esta noche. Bello y su grupo han sido de los primeros militantes en llegar.

– Entre las primarias, que ganó Milei, y la primera vuelta, que ganó Massa, quedó claro que el día después de una victoria de Milei trajo un golpe económico más fuerte. ¿No le da miedo lo que llegue a pasar?

– ¿Miedo a qué? –ríe Bello–. Más miedo que el que da esta gente que esta ahora es imposible. Que suba el dólar, que suban los precios, que haya que ajustar no será culpa de Milei. No le pueden echar la culpa a Milei de la devaluación, de que nuestra moneda no sirva para nada.

Integrante de Pumas Libertarios, una pequeña agrupación local que estas elecciones ha militado por Milei en Córdoba, Bello asegura que antes fue un entusiasta militante Juan Schiaretti, el gobernador local que desde el peronismo se opone a la corriente nacional liderada desde hace casi dos décadas por la actual vicepresidenta, Cristina Kirchner, pero ahora prefirió a Milei porque “tiene más chances de ganarle al kirchnerismo”.

Su visión, si se obedece a la estadística, coincide con la de la mayoría de los votantes de esta provincia. Milei ganó en Córdoba tanto las primarias de agosto como la primera vuelta de octubre. Segundo, como en ninguna otra, quedó el gobernador que entregará el poder a un sucesor de su partido en diciembre.

Córdoba puede inclinar la balanza a favor de Milei. Segundo distrito electoral del país, caracterizado por su ya histórico rechazo al kirchnerismo, el voto cordobés puede darle la elección a Milei si el resultado del domingo es ajustado. Argentina se divide en 24 distritos electorales, pero más de la mitad de los votos (el 60,82% del padrón) se aglomeran solo cuatro: Buenos Aires (37,04%); Córdoba (8,66%), Santa Fe (7,96%), y la capital federal (7,16%).

Buenos Aires es un bastión del peronismo, que retuvo su gobernación en la elección de octubre con un 45%. Pero su caudal de votos fue históricamente bajo entre dos opciones opositoras que le respiraban en el cuello. Las elecciones bonaerenses se definen sin segunda vuelta, y los candidatos de Milei y la derecha tradicional liderada por Patricia Bullrich, que se negaron a unirse, esperando que el otro sea quien incline la cabeza y ceda el mando, terminaron sumando el 50%. Si Milei logra recortar distancias con el peronismo en Buenos Aires, el voto cordobés que ya se decantó por él en la primera vuelta puede darle la elección.

Córdoba se asume peronista, pero de un peronismo insurrecto al hegemónico atravesado por dos peleas con Cristina Kirchner: un proyecto de ley que en 2008 buscó subir los impuestos a las exportaciones agrarias hasta un 45%, se implementó por decreto en marzo de ese año y terminó cayendo cuatro meses después por las protestas; y la negativa del mismo Gobierno, en diciembre de 2013, de enviar a la gendarmería nacional mientras Córdoba vivía noches de saqueos y violencia en medio de una huelga policial que exigía mejoras salariales.

En la primera vuelta, Milei ganó la provincia con el 33,5% de los votos. Cuarto quedó Massa, con el 13,4%. El casi 50% restante que está en juego el domingo muy probablemente caiga en la canasta del ultra: distintos analistas, incluidos los de la campaña peronista, calculan que si Massa logra un 30% de los votos cordobeses sería una buena elección. La antipatía que genera Massa en la provincia la describen bien María, Silvia y Evangelina, tres amigas septuagenarias que pasaban por la zona de Patio Olmos y, como votantes asumidas de Milei este domingo, frenaron a sacarse fotos con un cartel del candidato ultra.

– ¿Votaron a Milei en primera vuelta?

– Nooo –dice la primera–. Adiviná a quién votamos.

Votaron a la candidata del expresidente Mauricio Macri, la conservadora Patricia Bullrich. “No queremos más el populismo, no queremos más este gobierno que nos llevó a la ruina. Se degradó todo”, sigue María, y lanza: “Y ahora, entre un loco y un ladrón…”.

– Como nuevas votantes mileístas, ¿no les molestan esas explosiones suyas de ira?

– Tendría que bajar los decibeles en sus formas de contestar. Tampoco me gustan algunas personas suyas, como esa diputada que quiere que los padres puedan desconocer a sus hijos –dice Silvia.

Evangelina, la más tímida de las tres, tiene una teoría. “Yo creo que su vice lo va a poner en su lugar”, afirma sobre Victoria Villarruel, hija y nieta de militares que hizo carrera lanzándose contra los consensos sobre los delitos de la dictadura militar. “Ella a mí me gusta mucho, creo que hará un gran trabajo contra la inseguridad”.

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