Asociación de Fomento de Parque Chas, una fábrica de campeones del mundo de Argentina

A cinco kilómetros del Monumental, el estadio de mayor capacidad de América del Sur en el que Argentina comenzó este jueves las Eliminatorias para el Mundial 2026 con un triunfo 1-0 ante Ecuador, la fachada de la Asociación de Fomento Parque Chas no llama especialmente la atención. Se trata, en apariencia, de uno más de los cientos de clubes de barrio desperdigados por Buenos Aires, encima escondido entre las calles circulares de Parque Chas, un laberinto urbano que inspiró relatos de Adolfo Bioy Casares y Tomás Eloy Martínez.

Pero dentro de ese pequeño club, que consta de un restaurante y de un gimnasio en el que se extiende una cancha de piso de cemento para fútbol de salón –tan estrecha que no llega a reunir las medidas reglamentarias de futsal-, una inscripción orgullosa resalta sobre las vitrinas: “Campeones del mundo”. Allí aparecen fotos de tres jugadores de la Albiceleste triunfadora en Qatar 2022, Enzo Fernández, Gonzalo Montiel y Exequiel Palacios, pero no de la actualidad sino de su época de niños futbolistas, de entre 7 y 13 años, y con la camiseta azul y blanca de Parque Chas. Incluso falta un cuarto, Guido Rodríguez, que también se formó en la fábrica de campeones mundiales más inesperada.

Los cuatro además forman parte del camino hacia Estados Unidos-México-Canadá 2026 que, para Argentina, seguirá este martes en La Paz ante Bolivia. Elegido el mejor jugador joven de Qatar 2022, Fernández mantiene la titularidad que se ganó en el Mundial y frente a Ecuador jugó su primer partido en Eliminatorias. Montiel, que en la final contra Francia ejecutó el penal que valió la tercera estrella, posiblemente juegue ante Bolivia, mientras que Palacios y Rodríguez forman parte del recambio.

Siempre especializado en la formación de chicos, la Asociación de Fomento Parque Chas –o, dicho de otra manera, el club más chico y barrial que formó a más campeones del mundo- nunca compitió bajo la órbita de la AFA sino que lo hizo, a lo largo de su historia, en dos torneos que actúan como un fenomenal factoría de futbolistas. Cada fin de semana, miles de chicos participan en los campeonatos de la Federación Amistad de Fútbol Infantil (FAFI) y la Federación Escuelas de Fútbol Infantil (FEFI), multitudinarias ligas de Baby Fútbol, una variante argentina del futsal, para jóvenes de entre 5 y 13 años.

Clubes tan anónimos en el exterior como Parque Chas, Estrella de Maldonado o Social Parque actúan como una especie de jardín infantil o de kinder para futuros cracks, el primer eslabón en la educación futbolística de jóvenes que luego continúan y profesionalizan sus carreras en los equipos afiliados a la AFA, ya en fútbol de 11 jugadores. De hecho, en las biografías de Fernández (22 años, hoy en Chelsea de Inglaterra), Montiel (26, Nottingham Forest, también de la Premier League), Palacios (24, Bayer Leverkusen, de Alemania) y Rodríguez (29, Betis, de LaLiga), surge otro punto en común más allá de Parque Chas y la selección nacional: los cuatro terminaron de formarse en las divisiones inferiores de River, club en el que también debutaron en Primera División.

El ojeador Gabriel Rodríguez

El nexo entre ambos equipos fue y sigue siendo Gabriel Rodríguez, un histórico formador de futbolistas que también trabajó para otros clubes, tanto de Baby Fútbol como de AFA, pero que en las últimas décadas estuvo –y en la actualidad continúa- vinculado a Parque Chas y a River. De hecho, que el mini estadio de la Asociación de Fomento Parque Chas se llame Javier Saviola no es casualidad: a inicios de la década del 90, Rodríguez llevó del pequeño club a uno de los más famosos de Sudamérica al joven que luego se destacaría como delantero de la selección, Barcelona y Real Madrid. Desde entonces, decenas de niños formados en Parque Chas jugaron en la Albiceleste y en diversos clubes de Primera División. En verdad, cientos de chicos hicieron un recorrido similar desde diferentes equipos barriales pero lo extraordinario es que cuatro campeones mundiales se criaron en el mismo.

“Cada jugador tiene una historia diferente”, dice Gabriel Rodríguez, que en la actualidad es el coordinador del fútbol infantil de River -chicos de 7 a 13 años- y a la vez forma parte de la conducción de Parque Chas. “Mi trabajo es buscar jugadores y que progresen. El Baby Fútbol te permite mejorar cosas que después se aplican en el fútbol de 11, son disciplinas complementarias. A veces llevé jugadores de River a entrenarse en Parque Chas y otras, al revés. El Baby te enseña a sacarte de encima a rivales en una baldosa o agregarte visión periférica”, dice quien, a sus 63 años, lleva 42 como formador.

Enzo Fernández llegó a Parque Chas después de haber comenzado, a sus 4 años, en La Recova, otro de los cientos de clubes de Baby Fútbol desperdigados por el conglomerado urbano de Buenos Aires. “Con River tenemos captadores por todo el país y de Enzo Fernández me habían hablado muy bien. Tenía 7 años, lo llamamos y empezó a trabajar con nosotros, tanto en Parque Chas como en River”, dice Rodríguez.

“Montiel había jugado en el fútbol infantil de otro barrio y necesitaba evolucionar, pasar a un torneo más competitivo, con chicos que jugaran mejor que él, para ganar en técnica, conceptos y coordinación. Ya lo teníamos en River y lo trajimos a Parque Chas para que compitiera los dos torneos en simultáneo. Lo mismo con Guido Rodríguez. Palacios, en cambio, primero lo recibimos en Parque Chas cuando tenía 8 años y después lo llevamos a River”, agrega el docente futbolístico.

Parque Chas, que en la actualidad recibe en sus diminutas instalaciones a 220 chicos que participan en torneos de diferente nivel, estuvo a punto de desaparecer en 2010. Fue entonces cuando Saviola, en gratitud por el club en el que comenzó a formarse, realizó una ayuda económica que evitó el cierre. “En verdad, como el nombre lo dice, más que un club somos una sociedad de fomento. Llevo 32 años en Parque Chas y ocupé casi todos los roles: entrenador, coordinador y directivo. Pero, sobre todo, somos un canal para los vecinos. Se rompe una luminaria de la vía pública o surgen baches en el asfalto y nos comunicamos con el Gobierno de la Ciudad. No solo hacemos una actividad para que los chicos jueguen al fútbol sino en beneficio de la comunidad”, dice Gabriel Rodríguez sobre el club que, además de ayudar a los vecinos del barrio más singular de Buenos Aires, también construye campeones del mundo. Y en Argentina hay pocas actividades más beneficiosas para la sociedad como el fútbol.

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