Argentina recupera un impreso original de su acta de Independencia de 1816
El texto manuscrito fundacional desapareció sin dejar rastro. El documento hallado es una de las 1.500 copias que se hicieron y que hoy son “consideradas originales” por las autoridades
En una casa de Tucumán, en el norte del actual territorio de Argentina, una treintena de representantes firmaron hace más de 200 años el acta de Independencia que emancipaba a las Provincias Unidas del Río de la Plata de España. El documento firmado por los delegados desapareció —no está claro cuándo ni en qué circunstancias–, pero se habían hecho 1.500 copias del acta original. Con el tiempo, la mayoría de esas reproducciones también se extraviaron. Este domingo, las autoridades argentinas anunciaron la recuperación de una de esas copias perdidas, que consideran “una fuente primaria para la investigación histórica”.
La historia del hallazgo empieza, en realidad, con la búsqueda de otro documento desaparecido, un manuscrito de 1772 que estaba resguardado por la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco, en Perú, y que había sido robado, según denunció el Gobierno del país andino. Una investigación determinó que la obra estaba a 3.200 kilómetros, en Buenos Aires, a la venta en una librería virtual especializada en libros raros y antiguos. La Policía hizo ocho allanamientos y recuperó libros, pinturas y relojes de oro. Entre el botín, aparecieron el manuscrito que buscaba Perú y el impreso original del acta de la Independencia argentina.
“Recuperamos una pieza fundamental de nuestro patrimonio nacional que tiene un gran valor histórico y simbólico”, expresó en un comunicado Guillermo Michel, director general de Aduanas de Argentina, que coordinó el operativo. El anuncio se hizo este domingo 9 de julio y coincidió con la fecha en que el país sudamericano conmemora su Independencia. Michel señaló que “son pocas” las copias que “han sobrevivido” y destacó que las que quedan dos siglos después son “consideradas originales” ya que se desconoce el paradero del primer documento.
La Aduana recuperó un impreso original de la Declaración de la Independencia de 1816.
— Guillermo Michel (@MichelGuilleOK) July 9, 2023
Es una de las 1.500 copias que mandó a imprimir Juan Martín de Pueyrredón el 13 de agosto de 1816 para anunciar que éramos libres e independientes de la España colonialista. pic.twitter.com/vXuTPCsY6X
El acta de la Independencia de Argentina se redactó el 8 de julio de 1816 y se firmó un día después en esa casa del norte de Argentina donde se había convocado el Congreso de Tucumán. “Se planteó la idea de llamar a diputados de distintas provincias para organizar el Estado”, cuenta Pablo Adrián Vázquez, secretario del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas de Argentina. “Se llamó para organizar el Estado”, insiste el historiador, “no para declarar la Independencia. “Pero en un marco de tensiones y presiones internas y externas, se fuerza la declaración”, continúa el académico.
“Al tiempo que nos estábamos independizando, estábamos peleándonos entre nosotros”, explica Vázquez. Los enfrentamientos en el interior del territorio continuaron, incluso, varios años después de 1816. En ese contexto, indica Vázquez, desapareció el acta original: “Hay cosas que se pierden en el fragor del combate y trasladarse, además, no era lo mismo en esa época”. Otros historiadores, sin embargo, han sostenido que el acta fue robada.
En cualquier caso, el documento permanece desaparecido. En 1916, cuando se preparaban los festejos del Centenario de la Independencia, el presidente Victorino de la Plaza ordenó la búsqueda del original; el presidente Arturo Illia también lo intentó medio siglo después. Pero ninguno lo encontró.
Lo que queda son algunas copias como la hallada recientemente, que se imprimieron en 1816 por orden de Juan Martín de Pueyrredón, entonces director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata. En ellas, aparece un agregado que no consta en el acta original porque se incluyó días después y que aclara que las Provincias Unidas serían independientes, no solo “del rey Fernando séptimo, sus sucesores y metrópoli”, sino también de “toda otra dominación extranjera”. Además, existen las traducciones que se hicieron al aimara y al quechua. Las impresiones originales tienen un pie de imprenta que las certifica y que ha permitido a las autoridades verificar su autenticidad.
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