La Justicia argentina declara herederos de Borges a los cinco sobrinos de su esposa y albacea, María Kodama

La Justicia ha puesto punto final al último culebrón de la literatura argentina. El legado de Jorge Luis Borges ya tiene heredero: los sobrinos de María Kodama, su viuda y albacea, han sido declarados representantes legales de la obra del escritor más importante del siglo XX. Kodama había muerto el pasado 26 de marzo sin dejar testamento, y la sucesión de la herencia de su marido desveló durante tres meses al mundillo cultural. Traductora, profesora de Literatura y compañera de Borges durante dos décadas, Kodama se casó con el escritor unos meses antes de su muerte, en 1986, y desde entonces fue guardiana y promotora incansable de su obra alrededor del mundo. Kodama había anunciado muchas veces que su sucesor sería aún más firme que ella. Su muerte sin designar un elegido fue una sorpresa.

Hija de un químico japonés y una argentina, María Kodama nació en marzo de 1937 y estudió Literatura. Se especializó en literatura anglosajona, una pasión que compartió con Borges, que daba clases de la materia en la Universidad de Buenos Aires. Su primer encuentro con el escritor nunca estuvo claro: ella solía contar que se “tropezó” con él en la calle cuando tenía unos 16 años, aunque empezó a frecuentarlo en la universidad. Viajaron por el mundo, tradujeron y escribieron juntos, y se casaron en 1985 por poderes en el consulado argentino de Asunción, Paraguay. Para entonces vivían en Suiza, donde murió y fue enterrado el escritor. No tuvieron hijos, y de Kodama, que era reservada con su propia vida, tampoco se conocían familiares.

El pasado 3 de abril, casi una semana después de su muerte, uno de sus amigos cercanos pidió a la Justicia que declare vacante su herencia. Fernando Soto, su abogado en algunos de los muchos litigios que impulsó en defensa de la obra de Borges, pidió que se designara un curador para la herencia. “En honor a esa amistad, por admiración a su persona y con el fin de proteger la obra de Borges y de la misma María Kodama, es que realizo esta presentación ante la Justicia”, escribió ante la solicitud que presentó en un juzgado, en la que también aclaraba que, por conversaciones que había tenido con Kodama, sabía que tenía un hermano fallecido en 2017 y que él tampoco tenñia descendencia. Al día siguiente aparecieron sus cinco hijos.

Mariana, María Belén, Matías, Martín y María Victoria Kodama, esta última abogada de todos ellos, se presentaron ante la jueza el 4 de abril, que el pasado 16 de junio decidió nombrarlos “herederos universales” del legado de María Kodama, según pudo confirmar este periódico de fuentes cercanas a la familia.

Los Kodama heredan así el legado de uno de los escritores más importantes del siglo XX. Hijo de una estirpe de militares que lucharon por la independencia argentina y poetas que migraron de Inglaterra, Jorge Luis Borges nació en 1899 en Buenos Aires. Ese origen marcó toda su literatura. La ciudad de migrantes que se extiende hasta su pampa, el juego con la cita erudita o apócrifa al canon de la literatura occidental, y el lugar del hombre entre las infinitas posibilidades del universo eran sus temas recurrentes. Poeta, ensayista y cuentista de lo fantástico, Borges precedió a la generación del bum latinoamericano.

Una de sus grandes virtudes, recordaba el escritor Ricardo Piglia, es que mientras escritores como García Márquez o Julio Cortázar habían migrado a Europa, Borges demostró que podía ser universal sin moverse de Buenos Aires. Nominado al premio Nobel entre 1967 y 1970, El comité de la Academia Sueca le rechazó por considerar que era “demasiado exclusivo o artificial en su ingenioso arte en miniatura”. Pero ese ingenio que convirtió la literatura en un juego que apela al lector, siempre con referencias nuevas, le convirtió en un escritor fundamental. Según la sucesión que heredan de Kodama, tendrán a su cargo ese legado hasta 2056.

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