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La inflación argentina sube en noviembre menos de un 5% por primera vez en nueve meses

El 4,9% de subida del IPC registrado el mes pasado ralentiza la escalada de precios iniciada en marzo, aunque el interanual supera el 90%

Federico Rivas Molina
Venta de verduras en un mercado de la Unión de Trabajadores Económicos Populares (UTEP), frente al edificio del Congreso, en julio de 2022.
Venta de verduras en un mercado de la Unión de Trabajadores Económicos Populares, frente al edificio del Congreso, en julio de 2022.Anita Pouchard Serra (Bloomberg)

Argentina celebra hasta las malas noticias. En medio de la fiebre mundialista, el 4,9% de subida del IPC registrado en noviembre ha perforado por lo bajo todas las previsiones, más cercanas al 6%. El dato ha sido un balón de oxígeno para el Gobierno de Alberto Fernández, que necesitaba con urgencia una ralentización de la inflación de cara al cierre del año. El interanual sigue de escándalo, en el 92,4%, y la suma desde enero es de 85,3%. Es el más alto de la región, después de Venezuela, pero a esta altura está claro que al menos no llegará al 100% cuando termine diciembre, como se esperaba. Así de mal está la economía argentina.

El 4,9% de inflación de noviembre es el más bajo desde marzo, cuando se disparó hasta el 6,7%. En julio, en medio de la tormenta que siguió a la renuncia del ministro Martín Guzmán, artífice del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional firmado en enero, el IPC trepó hasta el 7,4%. Y se mantuvo por encima del 6% hasta octubre. Para noviembre, el ministro de Economía, Sergio Massa, había prometido una cifra que empezaría “con un cinco”. Los analistas privados esperaban, sin embargo, un número por encima del seis. El 4,9% fue una sorpresa.

La subida estuvo apalancada por las subidas en el rubro “vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles”, producto de la política de reducción de los subsidios estatales a la energía, un compromiso que el Gobierno asumió ante el FMI para reducir el rojo fiscal al 2,5% del PIB en 2022 y al 1,9% el año próximo. El respiro vino por el lado de los alimentos, que tras meses de estar por encima del promedio del IPC terminaron noviembre con una subida del 3,5%. Es un rubro que preocupa especialmente al Gobierno, por el impacto que tiene entre los más pobres.

Hacía allí concentró la artillería Massa, que a falta de una política antiinflacionaria que apunte a los problemas estructurales, negoció acuerdos de precios con todos los sectores posibles. Solo durante la última semana, firmó con empresas de alimentos y supermercados, telefonía celular, calzado y laboratorios. El ministro intenta que los aumentos se mantengan alrededor del 4% al menos hasta marzo. La moneda de cambio fue la promesa de que habrá dólares para pagar importaciones, el bien más escaso de la economía argentina. “Entramos en un proceso de descenso de la inflación”, dijo la vocera del presidente, Gabriela Cerruti. “No es una cuestión de números, lo notamos cuando vamos al supermercado”, agregó.

Para el ministro Massa bajar la inflación es un desafío económico, pero también electoral. Para que el peronismo tenga alguna posibilidad en las generales de 2023 deberá domar el índice.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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