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Los disturbios en un partido de fútbol de Boca Juniors dejan un muerto en Argentina

Un hombre de 57 años sufre un infarto de camino al hospital tras enfrentamientos entre la policía y los fanáticos de Gimnasia y Esgrima en la ciudad de La Plata

José Pablo Criales

El fútbol argentino ha vuelto a encontrarse con la tragedia. Un hombre de 57 años ha muerto de un infarto este jueves por la noche mientras era llevado al hospital después de que la policía de Buenos Aires y los fanáticos de Gimnasia y Esgrima de La Plata, una ciudad 50 kilómetros al sur de la capital, se enfrentaran en las puertas del estadio.

El partido que jugaban Gimnasia, un equipo de la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, y Boca Juniors, fue suspendido a los nueve minutos después de que el humo de los gases lacrimógenos lanzados por la policía en uno de los accesos del estadio Carmelo Zerillo invadieran las graderías y el campo de juego. Afuera se escuchaban disparos de balas de goma. Según el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, la sobreventa de entradas generó el caos. “Muchos hinchas querían ingresar sin entrada”, dijo en una entrevista televisiva. “Hoy había 350 policías, los contratados. Pero venden más entradas, y qué pasa, cuando tienen que controlarlas, se quedan sin internet, y empiezan los empujones y nadie se hace responsable”. La policía reprimió a los fanáticos del equipo local, que se agolpaban frente a las puertas cerradas de uno de los accesos del estadio.

La muerte del hombre, un seguidor de Gimnasia llamado Carlos Regueiro, fue confirmada por el mismo ministro. “Falleció cuando salía del estadio por un paro cardíaco”, dijo Berni. “Es una muerte que se podía haber evitado. Hay un responsable que tendrá que rendir cuentas”. Un camarógrafo fue herido por las balas de goma y al menos un centenar de espectadores fueron atendidos tras los incidentes. Siete personas que fueron atendidas en hospitales ya han sido dadas de alta. Este viernes, el Gobierno de la provincia de Buenos Aires apartó al jefe del operativo policial, aunque en un principio el ministro Berni culpó de lo sucedido a la administración del equipo local. “La responsabilidad de lo sucedido es toda del club organizador del espectáculo”, dijo el viernes. El titular de la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte de la provincia, Eduardo Aparicio, afirmó que el partido se suspenderá indefinidamente y evitó responsabilizar a la policía “porque había como 10.000 personas en las afueras del estadio cuando las puertas ya se habían cerrado”, según recoge la agencia Télam. El gobernador de la provincia, el peronista Axel Kicillof, que decidió el despido del jefe del operativo policial, reconoció los errores del control en un comunicado en el que admitió que la policía “no fue capaz de brindar seguridad a quienes asistieron” al estadio.

Boca Juniors, segundo en el campeonato, y Gimnasia, sexto, disputaban sus últimas oportunidades en la liga nacional a cuatro partidos del final del torneo. El humo de los gases lanzados por la policía empezó a ingresar como una nube al estadio cuando el partido recién había empezado, a las 21.30 (hora local). A los nueve minutos del primer tiempo, Hugo Ibarra, el entrenador de Boca Juniors, pidió al árbitro que interrumpiera el encuentro porque los gases le habían afectado la vista. Mientras los jugadores volvían a los vestuarios, la desesperación se desató en las tribunas. Con las puertas del estadio cerradas, los fanáticos invadieron el campo de juego mientras afuera todavía se escuchaban disparos.

El público invade el campo de juego tras los disturbios de este jueves por la noche durante un partido entre Gimnasia y Boca Juniors en la ciudad de La Plata, Argentina.
El público invade el campo de juego tras los disturbios de este jueves por la noche durante un partido entre Gimnasia y Boca Juniors en la ciudad de La Plata, Argentina.STRINGER

La dirigencia del equipo local culpó a la policía. El presidente de Gimnasia, Gabriel Pellegrino, negó la supuesta sobreventa de entradas asegurando que podía demostrar que habían vendido 3.254 boletos sobre los 4.300 posibles. El resto de los lugares del estadio, habilitado para 30.000 personas, estaban reservados para los socios que pagan un abono para asistir durante toda la temporada. “La policía es quien determina la cantidad de gente que entra”, dijo.

La violencia vuelve a ensombrecer la liga profesional argentina, que no encuentra soluciones a pesar de tomar medidas estrictas desde hace años. Los fanáticos visitantes no son permitidos desde 2013 para evitar enfrentamientos a las afueras de los estadios, pero la medida no ha cambiado las cosas. Según la ONG Salvemos al fútbol, al menos 346 personas han muerto en la historia del fútbol argentino en algún conflicto relacionado con el deporte más popular del país.

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Sobre la firma

José Pablo Criales
Es corresponsal de EL PAÍS en Buenos Aires. Trabaja en el diario desde 2019, fue redactor en México y parte del equipo de la mesa digital de América. Es licenciado en Comunicación por la Universidad Austral y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS.

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