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Muere a los 96 años Delia Giovanola, una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo

La mujer se reencontró en 2015 con su nieto, nacido en un centro de torturas de la dictadura argentina

Federico Rivas Molina
Delia Giovanola
Delia Giovanola posa en 2017 en Buenos Aires con su nieto Martín Ogando, nacido en cautiverio tras el secuestro de su madre en 1976.Natacha Pisarenko (AP)

“¿Vos sabés lo que es volar como una libélula a los 89 años?”, decía a EL PAÍS el 22 de noviembre de 2015 Delia Giovanola. Recordaba así el día en que le dijeron que su nieto, Martín, estaba al otro lado del teléfono. Llevaba 39 años buscándolo junto a las Abuelas de Plaza de Mayo, la organización que junto a otras 11 mujeres fundó en plena dictadura militar. “Las nenas me dicen chau abuela. Estoy viviendo un sueño”, se emocionaba aquella tarde de noviembre. Este martes, Giovanola ha muerto a los 96 años.

Cuando se produjo el golpe militar en marzo de 1976, Delia Giovanola tenía 50 años y era maestra. En octubre, se enteró de que una patota policial había secuestrado a su único hijo, Jorge Ogando, y a su nuera, Stella Maris Montesano, ambos militantes del grupo guerrillero ERP. La pareja tuvo una hija en 1971, a la que llamó Virgina, y esperaba un niño cuando los militares la arrojó a las mazmorras del Pozo de Banfield. El 5 de diciembre de 1976 nació Martin, sobre una mesa de chapa ubicada en la cocina de la sala de torturas. El bebé fue entregado en adopción. La abuela Giovanola supo de la existencia de Martín por el testimonio de un superviviente del Pozo de Banfield, y dedicó su vida a buscarlo.

“Nunca pensé que esto iba a ser para siempre. Pensé que como Stella estaba embarazada de 8 meses la iban a liberar rápidamente. No pensé que iba a ser para siempre y que nunca más”, declaró Giovanola en mayo del año pasado en un juicio por delitos de lesa humanidad. Le dijo a los jueces que aquel día su vida “cambió para siempre”. Y recordó como se hizo cargo de Virginia, abandonada por los represores el día del secuestro de sus padres. Desde el primer día, la pequeña Virginia participaba de las concentraciones en la Plaza de Mayo. “No tenía con quién dejarla, estábamos muy solas, su padre era hijo único. Ella jugaba con las palomas. Hasta que se empezó a poner bravo, los militares nos amenazaban con las armas, y dejé de llevarla”, recordaba a EL PAÍS.

Giovanola iba a la Plaza de Mayo para reunirse con otras mujeres que buscaban a sus hijos. Allí mismo nació Abuelas, integrada por aquellas que sabían que también era posible que hubiese un nieto nacido en cautiverio. “Yo nací de Madres para ser una Abuela”, dijo durante un encuentro en el Museo de la Memoria. “No existía cómo buscar un hijo, no había ningún modelo. Automáticamente nos encontramos un grupo de madres buscando a nuestros hijos. No nos conocíamos, ninguna sabía cómo. Intercambiando ideas, probando y equivocándonos muchas veces seguimos adelante”, contó.

Giovanola llegó a las portadas de todo el mundo durante la guerra de Malvinas, en 1982. Durante una ronda en Plaza de Mayo, un periodista extranjero le sacó una foto poretando un papel con la inscripción “Las Malvinas son argentinas, los desaparecidos también”. Durante un momento, había roto la barrera informativa de la dictadura. “La ciudad de Buenos Aires estaba empapelada con calcomanías que decían ‘Las Malvinas son argentinas’ y ‘Los argentinos somos derechos y humanos’. Fue tanta la indignación de ver la ciudad así y que nadie hablara de las Madres y Abuelas que estábamos ahí hacía seis años dando la vuelta a la Plaza, que llegué a mi casa y en un cartón escribí, con bronca: ‘Las Malvinas son argentinas, los desaparecidos también”, contó Delia sobre aquella foto emblemática.

Cuando su nieta Virginia cumplió 18 años, se sumó a la búsqueda de Martin, pero no resistió. Le escribió ocho cartas a su hermano perdido que muestran su desgarro, hasta que en 2011 cayó en una depresión y se suicidó. Faltaban solo cuatro años para el final de la búsqueda. Martín vivía en Estados Unidos y había esperado la muerte de sus padres de adopción para acercarse a Abuelas y someterse a un ADN. Delia Giovanola estaba esperándolo.

Abuelas de Plaza de Mayo despidió hoy a una de sus fundadoras con un largo comunicado: “Llena de vitalidad y de entusiasmo hasta el último suspiro, graciosa, irónica, espontánea, de convicciones firmes, vecina ilustre de San Martín, Delia repetía: ´La vida me dio y me sacó, me castigó pero fui feliz’. Todavía no caemos en la cuenta de que ya no está, pero el vacío que se siente es enorme. ¡Hasta siempre, querida Delia!”

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Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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