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Con saciar la sed no alcanza en Argentina

Si se dan las inversiones necesarias en el sector en Argentina, el Producto Interno Bruto del país podría aumentar un 2,7% para 2030

Niñas en busca de agua en el Norte Grande argentino.
Niñas en busca de agua en el Norte Grande argentino.Leandro Hernández / Banco Mundial

Debajo de sus tierras yacen más de 220 mil kilómetros cuadrados de una de las reservas de agua dulce más grandes del planeta, el Acuífero Guaraní.

Aunque rica en agua, Argentina aún necesita mejoras en su infraestructura, y acceso de agua y saneamiento para alcanzar su seguridad hídrica: es decir, contar con suficiente “oro azul” en calidad y cantidad para todos los usos (medios de vida, productivos y ambientales) de forma accesible y sostenible.

De acuerdo con el informe el Banco Mundial Valorando el agua, las inversiones requeridas en seguridad hídrica podrían aumentar hasta en un 2,7% el PIB del país para el 2030.

En la actualidad, el agua en Argentina es un actor importante en la economía. Es fundamental para la agricultura, que es la fuente principal de ingreso de divisas; el 26% de la energía se genera de fuentes hidroeléctricas; más del 50% de la demanda industrial proviene de sectores con alta dependencia al agua (alimentos, bebidas, productos químicos), y el 84% de las exportaciones salen por agua, es decir, por la hidrovía Paraná-Paraguay.

Sin embargo, ya sea por abundancia o por falta, el agua es también protagonista de los eventos climáticos más dañinos en el país: las inundaciones (que representan el 54% de los desastres ocasionados por amenazas naturales desde 1970) y las sequías, una de las amenazas más grandes para el sector agropecuario con impactos anuales medios de hasta 3.000 millones de dólares.

Es también un importante actor que perpetúa condiciones de vulnerabilidad y pobreza para el 17% de la población que carece de servicios de agua, quienes muchas veces tienen que pagar hasta un 460% más por el producto embotellado de lo que pagarían si estuviesen conectados a la red, según el informe.

La contaminación, la falta de cobertura y suministro, y la variabilidad climática (con inundaciones y sequías graves y frecuentes) hacen peligrar la seguridad hídrica. Estimaciones presentadas en el estudio muestran que una mayor seguridad hídrica puede reducir el costo económico de estas falencias en alrededor de 11.800 millones de dólares. Más de la mitad de este monto total anual refleja las pérdidas en la calidad de vida, incluidos los efectos en la salud y la educación, de las personas que carecen de acceso a agua potable y saneamiento.

Cuatro claves para revalorizar el agua

¿Cómo repensar la relación de Argentina con el “oro azul” y aprovechar su valor económico, social, y ambiental agregado?

“Las inversiones por sí solas no bastan, deben acompañarse de una serie de mejoras en el sistema de gobernanza y gestión del agua para que sean eficaces y sostenibles”, explica Klaas de Groot, especialista sénior en agua y saneamiento del Banco Mundial.

Así, el estudio “Valorando el agua” hace hincapié en algunas de las estrategias que los gobiernos provinciales y municipales ya implementan para una óptima gestión de los recursos y enfatiza en cuatro ejes para mejorar la seguridad hídrica en el país:

“El agua con sus glaciares, lagos, ríos, canales, sistemas de agua potable y saneamiento es un entramado que requiere una buena gestión integrada de las autoridades responsables. Y nada de esto se puede hacer sin el apoyo de los ciudadanos”, concluye de Groot.

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