Los candidatos de Bolsonaro y Lula vencen al ‘outsider’ y se disputarán la alcaldía de São Paulo
La polarización no se replica en la primera vuelta de las elecciones municipales de Brasil
Final de infarto. La democracia más poblada de América Latina ha culminado este domingo la primera vuelta de las elecciones municipales con un recuento reñidísimo en la disputa más relevante, la de São Paulo, la mayor ciudad de Brasil. El actual alcalde, un anodino derechista llamado Ricardo Nunes, y el izquierdista Guilherme Boulos, apadrinado por Luiz Inácio Lula da Silva, disputarán el próximo día 27 la segunda vuelta en esta megalópolis de 12 millones de habitantes, según ha confirmado el Tribunal Superior Electoral. El dúo, ambos políticos de corte clásico, ha logrado neutralizar por los pelos al outsider Pablo Marçal, un antiguo gurú de autoayuda evangélico. Los comicios han sido, en cambio, un paseo para el regidor de Río de Janeiro, el centrista Eduardo Paes, apoyado por Lula, que ha derrotado al bolsonarismo en su feudo y emprende su cuarto mandato.
Más de 155 millones de electores estaban convocados a votar en urna electrónica y de manera obligatoria bajo pena de multa para elegir a los alcaldes y concejales de los 5.569 municipios. En aquellas ciudades en las que ningún candidato ha sacado la mitad más uno de los votos válidos, como São Paulo, habrá una segunda vuelta el 27 de octubre.
La polarización que domina el panorama político brasileño desde 2018 no se ha trasladado a estos comicios en los que Lula y su predecesor, Jair Bolsonaro, de extrema derecha e inhabilitado para disputar una elección hasta 2030, han estado bastante ausentes. Se han limitado a apoyar a candidatos de sus partidos o de siglas aliadas, participar en algún mitin y poco más.
Este domingo, solo cuando el 99,52% de las papeletas de São Paulo habían sido escrutadas ha confirmado el Tribunal Superior Electoral el resultado. Un recuento todavía más ajustado que el de la segunda vuelta de las presidenciales, a finales de 2022. Entonces Lula le ganó a Bolsonaro por 1,8 puntos en la elección presidencial más reñida de la historia de Brasil.
Nunes, el regidor de São Paulo, apoyado con desgana por Bolsonaro, ha vencido la primera vuelta con el 29,48%, seguido a menos de medio punto por el izquierdista Boulos (29,07%), un diputado y antiguo activista, y a poco más de un punto por Pablo Marçal (28,14%), que fue el protagonista indiscutible en la campaña paulistana. Las encuestas llevaban semanas pronosticando este triple empate técnico en cabeza.
Marçal es un empresario de éxito, una estrella de las redes sociales y un novato en política que ha provocado, insultado y mentido de manera sistemática a sus rivales sin rubor alguno. Primero, para asomar la cabeza entre los candidatos consolidados y después para ir subiendo en los sondeos. La irrupción del outsider Marçal, que en la recta final presentó un informe médico falso para acusar a su rival Boulos de ser cocainómano, ha abierto un boquete en la hegemonía que el bolsonarismo mantenía en la extrema derecha brasileña. El expresidente Bolsonaro, que al principio le rio las gracias, se percató de que suponía una amenaza y apoyó al actual alcalde, al que las encuestas dan como vencedor en la segunda vuelta, cuando se espera que la derecha se una contra el izquierdista.
En Río de Janeiro, el alcalde Eduardo Paes, ha sido reelecto con el 60% y emprenderá su cuarto mandato no consecutivo. Gran aficionado a la samba, al carnaval y todo lo que caracteriza al carioca, Paes ha agradecido a Lula su respaldo, diciendo que el presidente “tiene la dimensión exacta de lo que Río significa para Brasil”. Aunque no es de su partido, el presidente sin duda estará también satisfecho porque el regidor ha infringido una severa derrota al bolsonarismo en su principal feudo. El candidato apoyado por el clan Bolsonaro ha tenido que contentarse con un 30%.
Estos comicios se consideran, en cierta manera, un termómetro para medir la relación de fuerzas entre el presidente Lula y Bolsonaro en el ecuador del mandato presidencial. Y para ver qué nombres destacan y tiene opciones de colocarse en la carrera para las presidenciales de 2026, a las que Lula no descarta concurrir pese a que tendrá 80 años.
Los partidos de ambos se enfrentarán en Cuiabá (Mato Grosso) y en Fortaleza (Ceará), dos de las 15 capitales que decidirán la alcaldía en segunda vuelta.
El Partido de los Trabajadores (PT) de Lula no ha logrado ganar ninguna de las 26 capitales en primera vuelta y disputará la segunda en cuatro capitales. La formación que aún lidera el presidente sin que nadie le haga sombra partía de los desastrosos resultados cosechados en las municipales de hace cuatro años. Muy debilitado en los últimos años a cuenta de los escándalos de corrupción, el PT renunció a presentar a sus propios candidatos en buena parte de las capitales, incluidas São Paulo y Río de Janeiro. Prefirió apoyar a aspirantes de otros partidos, devolviendo así el respaldo recibido por Lula para ganar las presidenciales.
Bolsonaro está inhabilitado, pero sigue siendo la principal figura de la derecha y mantiene su fortaleza como ha demostrado este domingo. El Partido Liberal (PL), la sigla con la que el ultraderechista concurrió a los últimos comicios, ha conquistado las alcaldía de dos capitales, Maceió (Alagoas) y Rio Branco (Acre), y ha pasado a la segunda vuelta en otras nueve.
Los resultados de las municipales indican que el electorado brasileño profundiza su viraje a la derecha que, junto al centro derecha, gobernara en más de 3.200 municipios, frente a unos 700 en manos de la izquierda.
El anterior presidente, fuera de los próximos comicios por decisión de la justicia electoral a causa de sus ataques sistemáticos contra la seguridad de las urnas electrónicas, en esta campaña no ha explotado ese asunto. Por cierto, el menor de sus cuatro hijos varones, el único que no estaba en política, Jair Renan Bolsonaro, 26 años, ha sido elegido concejal en Balneário Camboriu, la Dubái brasileña.
En cualquier caso, ni Bolsonaro ni Lula han tenido un protagonismo destacado en esta campaña. El presidente ha estado este mes en la asamblea general de la ONU en Nueva York y después en la toma de posesión de la presidenta Cláudia Sheinbaum, en México.
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