Dina Boluarte nombra a cuatro nuevos ministros, pero mantiene a los más cuestionados en su gabinete

A tres meses de cumplir dos años en el poder, la presidenta Dina Boluarte realizó esta la tarde de este martes su sexto cambio de ministros. Si su antecesor, el encarcelado Pedro Castillo, nombró a 78 ministros en 495 días de gobierno, la abogada no dista mucho de aquella tara presidencial a la hora de conformar un gabinete que inspire un mínimo de confianza y decencia y así vislumbrar un horizonte menos incierto. En 636 días de mandato, Boluarte suma 53 nombramientos ministeriales, obteniendo una media de un ministro cada doce días.

En las últimas horas se especulaba con un nuevo cambio de timón en más de una cartera. Si en abril la mandataria removió a seis ministros para recibir el voto de confianza del Congreso, en medio del escándalo de su colección de relojes de lujo, esta vez la crisis se sustenta en unos audios donde el ministro del Interior, Juan José Santiváñez, habría confesado que el Gobierno encubre a Vladimir Cerrón, el líder fundador de Perú Libre, el partido que llevó al poder a Castillo y por sucesión presidencial a Boluarte. El destape deja en evidencia que habría usado un vehículo presidencial para fugarse a inicios de año, cuando ya habían dado con su paradero. Cerrón fue condenado a tres años y seis meses de prisión efectiva por irregularidades en la construcción de un aeródromo cuando era gobernador regional de Junín. El 6 de octubre cumplirá un año en la clandestinidad.

No obstante, Santiváñez, quien ha negado la veracidad de los audios y, además, ha amenazado a la prensa por haberlos difundido, ha recibido un espaldarazo de parte de Boluarte que ha optado por mantenerlo a pesar de las críticas. También se encontraba contra las cuerdas el ministro de Salud, César Vásquez Sánchez, cuestionado por el bajo nivel académico de las evaluaciones que los futuros médicos deben superar para acceder a las vacantes del Servicio Rural y Urbano Marginal de Salud (Serums). El ministro de Desarrollo Agrario, Ángel Manero, también estaba en la mira al asegurar que “en el Perú no se pasa hambre”, desconociendo así un estudio de la FAO que señala que más de 17 millones de peruanos no pueden garantizar sus comidas del día. De igual manera, el ministro de Educación Morgan Quero, fichado por sostener que las violaciones sexuales a las niñas de las comunidades indígenas son “prácticas culturales”.

A pesar de haber hecho todos los méritos, ninguno de ellos fue defenestrado y más bien recibieron el voto de confianza del Ejecutivo. Precisamente, la presidenta Boluarte inició la jornada en compañía de Morgan Quero, en la inauguración de un colegio, donde se le vio con otro semblante e incluso se animó a bailar cumbia amazónica con uno de los alumnos. En la víspera Boluarte había tenido trece reuniones oficiales para rearmar su tablero de ajedrez. “La corrupción es un cáncer que hay que acabar y eliminar porque así podemos edificar más colegios. Nosotros no solo hablamos, sino que demostramos con hechos. [...]. Somos un Gobierno de hechos y no de esperanzas falsas”, dijo, repitiendo un discurso conocido de sobra.

La jefa de Estado llegó a Palacio poco antes del mediodía para el acto de juramentación de los cuatro nuevos ministros: Elmer José Germán Gonzalo Schialer Salcedo (Relaciones Exteriores), Úrsula Desilú (Comercio Exterior y Turismo), Durich Whittembury Talledo (Vivienda, Construcción y Saneamiento) y Fabricio Valencia Gibaja (Cultura). Se marchan Javier González Olaechea (Relaciones Exteriores), Elizabeth Galdo Marín (Comercio Exterior y Turismo), Hania Pérez de Cuéllar (Vivienda, Construcción y Saneamiento) y Leslie Urteaga (Cultura).

González Olaechea será recordado por avalar la excarcelación del expresidente Alberto Fujimori aunque ello supuso desacatar una orden de la Corte IDH, así como por su beligerante actuación en una sesión de la OEA para tildar a las elecciones venezolanas de fraude y, desde luego, por la profunda siesta que tomó en el hemiciclo durante el discurso de Dina Boluarte por Fiestas Patrias. Leslie Urteaga, por su parte, deja el Ministerio de Cultura con un rechazo mayoritario por observar tardíamente una ley que socava al cine regional, y por haber permitido que una empresa privada se hiciera cargo de la venta de boletos a Machu Picchu sin un concurso público de por medio.

Hania Pérez de Cuéllar se marcha de la cartera de Vivienda tras haber acompañado a Dina Boluarte durante todo su mandato, y ser una de sus escuderas más fieles. Cuando el año pasado la presidenta de Perú tuvo un encuentro fallido con Joe Biden y su aparato de prensa intentó salvar la situación con unas fotos al paso, asegurando que fue una reunión oficial, Pérez de Cuéllar condenó que no se le creyera, aduciendo que “estamos siendo víctimas de la dictadura de la suspicacia”. Finalmente, Elizabeth Galdo Marín será recordada por indicar con seriedad que el Perú exportará carne de burro a la República Popular de China.

El nuevo, Canciller Elmer Schialer, se ha pronunciado inmediatamente sobre el régimen de Nicolás Maduro, con unas declaraciones que dicen mucho de cómo el Perú encarará ahora la crisis venezolana tras las elecciones: “La posición de Perú es firme, demócrata y a favor de que los problemas de Venezuela sean resueltos por los venezolanos”. De esta manera, la presidenta Boluarte se desprende de algunos escuderos, pero mantiene a otros altamente cuestionados en su gabinete. Además, deja en claro que, aunque en su discurso suele enaltecer su condición de mujer, el asunto de la paridad le importa poco: de los diecinueve ministerios, solo dos son liderados por mujeres: Comercio Exterior y Turismo y el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables. No es casual que esté en sus planes fusionarlo con el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social y desaparecerlo.

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