El impacto de la guerra contra las drogas en los bosques colombianos

Generalmente se habla de los daños a la selva de los cultivos de coca. Lo que es menos conocido es que los operativos para su erradicación también tienen un alto costo ambiental. Para investigar ese impacto, la fotoperiodista Gena Steffens visitó decenas de veces los departamentos del Guaviare, Caquetá y Putumayo en los que tuvo la oportunidad de visitar comunidades y acompañar al ejército. En la imagen, de febrero de 2019, un helicóptero sobrevuela cerca de la base militar de Charras, al este de San José del Guaviare. Gena Steffens

La deforestación gana terreno esas regiones amazónicas. Sin embargo, aún es posible encontrar extensiones de selva intacta, como esta en el departamento del Guaviare. Los expertos advierten políticas de erradicación empujan a la coca hacia lugares cada vez más remotos como este.Gena Steffens

Dondequiera que se construyan caminos en el Amazonas, la deforestación sigue. En esta imagen, se ve cómo la selva comienza a desmatarse en las orillas de una carretera cercana a la reserva nacional natural Nukak, en el Guaviare. Gena Steffens

En este operativo de octubre de 2018, un grupo de soldados del 22a Brigada de Selva corren hacia un helicóptero aterrizado en un cultivo de coca en el sur de San Jose del Guaviare. Es una área de operaciones del ejército cercana al pueblo de Calamar. Gena Steffens

Un agente de la policia judicial toma una muestra de un químico líquido utilizado en la extracción de clorhidrato de cocaína durante un operación para la destrucción de un laboratorio de cristilización escondido en las selvas del Guaviare, en la Amazonia colombiana, en mayo de 2019.Gena Steffens

Mientras cosechaban hojas de coca al sur de departamento de Putumayo, cerca de la frontera con Ecuador, en octubre de 2020, unos trabajadores encontraron una rana camuflada entre las hojas. Después de admirarla, la rana fue liberada en el bosque circundante.Gena Steffens

Soldados y policía judicial documentan el escenario de un laboratorio masivo de clorhidrato de cocaína hallado en el Guaviare en mayo de 2019. El "gusano", el tubo de barriles conectados, funciona como baño maría para la conversión de pasta base en clorhidrato de cocaína.Gena Steffens

Un "cristalizadero", un laboratorio gigante para la producción de clorhidrato de cocaína en el Guaviare, ubicado en una zona de selva intacta extremadamente remota. Los microondas se utilizan para terminar de secar el producto antes de empacarlo.Gena Steffens

Trabajadores en una instalación rudimentaria para la producción de pasta base de coca amontonan hoja de coca recién triturada en el sur del departamento de Putumayo en octubre de 2020.Gena Steffens

Un joven descansa entre hojas de coca, en el Putumayo (Colombia).

Un hombre descansa en un montículo de hojas de coca recién cosechadas en el Putumayo, cerca a la frontera con el Ecuador.Gena Steffens

Un helicóptero de la 22a Brigada de Selva, donado por el Gobierno de EE UU, aterriza para recoger a agentes de la policía judicial y expertos de explosivos después de una operación antinarcóticos en la Amazonia colombiana, en el departamento del Guaviare, en mayo de 2019.Gena Steffens

En enclaves de coca como este, ubicado en zona fronteriza con el Ecuador, el cultivo de coca ha sido estabilizado durante décadas, evitando el frenesí de la deforestación. Como resultado, el bosque y sus habitantes coexisten juntos con las pequeñas áreas cultivadas. En la imagen, dos titíes ornamentados, una especie en peligro de extinción.Gena Steffens

En vez de acabar con la producción de cocaína en Colombia, las politicas prohibicionistas de la guerra contra las drogas ha empujado la producción de cocaína a lugares cada vez más remotos en la Amazonia. En esta imagen, un soldado trepa un árbol para intentar agarrar señal de radio para poder comunicarse con la base de la 22a Brigada de Selva en San José del Guaviare después de la destrucción de un laboratorio de cristalización en una zona remota.Gena Steffens

Un cultivador de hoja de coca camina entre cocales maduros hacia su casa en un enclave de coca cerca a la frontera con el Ecuador. Estas plantas han permanecido en este sitio durante años.Gena Steffens