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El voto afro del Pacífico: el efecto Francia Márquez, en datos

La fórmula vicepresidencial de Gustavo Petro ha sido crucial para movilizar el voto del Pacífico colombiano, uno de los principales frentes territoriales desde los que el Pacto Histórico busca alcanzar la presidencia

El candidato a la presidencia Gustavo Petro y la candidata a la vicepresidencia Francia Márquez en Bogotá, el 29 de mayo de 2022.
El candidato a la presidencia Gustavo Petro y la candidata a la vicepresidencia Francia Márquez en Bogotá, el 29 de mayo de 2022.SANTIAGO ARCOS (REUTERS)
Jorge Galindo

Ideología y competencia son los dos baremos para valorar a los candidatos de los que se ha ocupado tradicionalmente la ciencia política. Evaluamos mejor a quien está más cerca de nuestras creencias. También a quien gobierna mejor, o pensamos que está más preparado para hacerlo. Pero, en las últimas décadas, una tercera dimensión se ha sumado con fuerza creciente a la caja de medición de los votantes, y también de los politólogos: también evaluamos mejor a quien sentimos más cercano, nos parece que pertenece a nuestra comunidad, y por tanto puede entender nuestra situación, así como calibrar lo que necesitamos, lo que nos falta, lo que preferimos. Esta representatividad descriptiva es especialmente importante para segmentos de la población que han estado históricamente infrarrepresentados, o directamente excluidos, del proceso democrático. Y el casi 11% de población afrodescendiente en Colombia podría haber encontrado esa clase de figura en Francia Márquez, la fórmula vicepresidencial de Gustavo Petro.

El primer indicador de que Márquez podría estar movilizando al voto afrodescendiente, y con ello añadiendo apoyos a la coalición de Petro, está en la comparación de lo logrado por el candidato entre la primera vuelta de 2018 y la de 2022. El petrismo aumentó en todo el país, pero lo hizo con más fuerza allá donde la proporción de población afro, palenquera y raizal era más alta. En los municipios con más de un 75% de ciudadanía auto-identificada con estos orígenes según el censo de 2018 su crecimiento más que dobló al obtenido en los que apenas tienen un 0,5% o menos.

Esto coincide con una movilización notable en el Pacífico colombiano, hogar histórico y actual de la mayor parte de población afrodescendiente. El aumento de participación en estos municipios se convirtió en mayorías más significativas para la dupla Petro-Márquez. Ella, de hecho, construyó su carrera política en esta zona del país. Nació en el Cauca, estudió en Cali, articuló en su natal Suárez movilizaciones contra la explotación, y desde allá alcanzó primero relevancia departamental, regional y por último nacional. Siempre a partir de la base del activismo anclado en sus orígenes.

Ciertamente, la suma de votos en los municipios de alta presencia afrodescendiente no es tan grande en términos absolutos como lo puede ser en la capital, Bogotá, lo cual desequilibra la cuenta de manera inevitable.

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Pero la carrera en la segunda vuelta se adivina tan apretada que unos cuantos cientos de miles de votos pueden acabar siendo clave. En el diferencial regional aportado por Márquez pueden estar estos votos, especialmente si se considera en combo la dimensión de representación descriptiva, la de presencia regional, y el poder de la izquierda colombiana en entornos urbanos. Al poner el foco en ciudades con más de un 7% de población afrodescendiente, resulta que nueve de las diez que más votos aportaron al Pacto Histórico están en el Pacífico, con la única excepción de Cartagena de Indias.

El Paro Nacional y movilizaciones anteriores, como las que tuvieron lugar en la ciudad portuaria de Buenaventura, han jugado con toda probabilidad un rol acelerador de esta dinámica. El hecho de que Márquez tenga una historia nítida de activismo, a pesar de la falta de experiencia en el poder ejecutivo que algunos de sus críticos le echan en cara, habría acabado de alinear y afinar la máquina electoral en estas zonas.

Ahora falta por ver hasta dónde puede llegar esta máquina: como a cualquier otra candidatura entre una primera y segunda vuelta, a Petro y a Márquez les faltan votos para consolidar una victoria presidencial el próximo 19 de junio. A pesar de los crecimientos, la participación sigue siendo más baja en municipios con mayor proporción de población afro: en torno al 40-43%, frente al 54% de la media nacional. El factor principal detrás de esta brecha es la pobreza, tanto monetaria como de infraestructuras, diferencial en el Pacífico. No sólo en Colombia, sino en cualquier lugar del mundo, la abstención es mayor entre los hogares de menos ingresos, casi siempre por las barreras que enfrentan para ejercer su derecho al sufragio. Estas barreras van de lo físico (dificultad para llegar hasta el puesto de votación) hasta lo logístico (trabajo, transporte, personas dependientes de las que cuidar). Se une aquí la representación descriptiva con la sustantiva, pero lo hace tanto para añadir a las razones por las que acudir a las urnas como las que pesan para que esto resulte más complicado. Recayendo, en última instancia y con mayor peso, sobre ese 11% de ciudadanos colombianos afrodescendientes.

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Sobre la firma

Jorge Galindo
Es analista colaborador en EL PAÍS, doctor en sociología por la Universidad de Ginebra con un doble master en Políticas Públicas por la Central European University y la Erasmus University de Rotterdam. Es coautor de los libros ‘El muro invisible’ (2017) y ‘La urna rota’ (2014), y forma parte de EsadeEcPol (Esade Center for Economic Policy).

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