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Petro y Fajardo vinculan a Fico con el impopular Gobierno de Duque

Los candidatos a la presidencia de Colombia moderan su tono a tres días de la votación en un debate al que Hernández decidió no asistir

El debate presidencial decisivoFoto: Gladys Serrano | Vídeo: EPV
Juan Diego Quesada

La animadversión que había reinado estas últimas semanas en la campaña presidencial ha quedado en suspenso este jueves. En el debate que organizó Prisa Media, los candidatos se olvidaron de sus rencillas y se centraron en los grandes temas que preocupan a la nación, como la economía y la educación. El peor parado fue el actual presidente, Iván Duque, al que todos cuestionaron el intento de reforma tributaria en mitad de la pandemia que echó a la calle a miles de personas que pusieron en cuestión todo el sistema. El próximo mandatario de Colombia tendrá la enorme tarea de tratar una sociedad insatisfecha.

El debate tuvo un tono moderado, es cierto, pero los mensajes quedaron claros. Gustavo Petro, desde la izquierda, y Sergio Fajardo, desde el centro, trataron de vincular a Fico Gutiérrez con la gestión de Duque. Saben que ahora mismo el continuismo no cotiza al alza. El líder de la derecha, también lo sabe. Por eso se zafó como pudo: “Yo soy yo”. Gutiérrez fue crítico con la política económica del Gobierno y con su manejo de los temas de seguridad, sobre todo con las formas de hacerle frente al Clan del Golfo, la organización paramilitar que hace unas semanas paralizó por completo algunas partes de país como protesta a la extradición a EE UU de su líder, Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel. Petro y Fajardo lo escuchaban y carraspeaban disimuladamente ante el micrófono.

La ausencia de Rodolfo Hernández, el cuarto en contienda, flotó en el ambiente. El exalcalde de Bucaramanga, un constructor de 77 años con un discurso antisistema, ha rehuido los cara a cara con el resto de candidatos. Su guerra es otra: las redes sociales y la visita a los pueblos. Hasta ahora había permanecido en un segundo plano, pero las encuestas lo sitúan cerca de Fico. Según los analistas, tiene posibilidades reales de pasar a una eventual segunda vuelta frente a Petro. Los tres hicieron referencias veladas a él, con un tono irónico a veces. No es que lo menosprecien, solo que les genera incertidumbre. Hernández es un fenómeno extraño y fuera de los canales habituales de la política.

El debate, moderado por el periodista Roberto Pombo, arrancó con la necesaria reforma del napoleónico sistema de justicia colombiano. Eso se vinculó con la inseguridad, cuya percepción se ha disparado en el último año, según las encuestas. Para Petro, existen unas bandas “multicriminales” que se han tomado barrios enteros y tienen alianzas con los políticos. Fajardo aprovechó para arremeter contra Duque: “Es dramático que un Gobierno ‘de la seguridad’ nos entrega a Colombia con los niveles más altos de inseguridad que se haya visto”. Era una crítica, de paso, a Fico, que cuando fue alcalde de Medellín ponía como ejemplo de su política de seguridad a Álvaro Uribe, un nombre que ya ni menciona por temor a verse arrastrado por su enorme impopularidad.

Petro llegó diez minutos tarde. Los compañeros de mesa lo recibieron con un regaño. “Ya se sabe, los trancones”, se excusó. A los cinco segundos estaba ya debatiendo la reforma de la justicia. Petro parece saberse siempre la lección de memoria y da la sensación de que no necesita preparación, pero había pasado la noche anterior repasando datos. Esperaba que Fajardo le sacara las cuentas de la reforma tributaria que habían discutido días atrás, pero no lo hizo. Los cuerpo a cuerpo escasearon. El ambiente fue cordial, contra todo pronóstico. Ni siquiera los otros dos le sacaron a Petro, el favorito, que la noche anterior había sido retenida en un aeropuerto de Honduras una de sus senadoras, Piedad Córdoba, por llevar encima 68.000 dólares que no había declarado. “Incomprensible que en medio de tanto problema se cometan ese tipo de imprudencias”, dijo él al acabar. Ha pasado de defenderla por su mediación con las Farc en su día por los secuestrados a sentirse profundamente decepcionado con ella.

Se habló largo y tendido sobre educación. Fajardo propuso que los créditos educativos de la empresa pública Icetex solo lo paguen los estudiantes que tengan trabajo. En su opinión, hay que revisar las tasas de interés y cambiar los esquemas de financiación con criterios de condonación. Plantea que la educación superior pública debe ser gratuita y ampliar sus cupos, al explicar su propuesta de una universidad nacional pública digital. Se trata de 100.000 cupos para estudiantes que no tienen acceso a la educación superior. “Vamos a incorporar los mejores métodos de educación del mundo”, dijo. Fico estuvo de acuerdo en el diagnóstico y propuso transformar el sistema, donde se pueda condonar deudas y suspender el cobro de intereses a estudiantes en situación de insolvencia. Petro añadió que el sistema, en efecto, no funciona, y que hay 200.000 estudiantes que abandonaron los estudios por estos problemas económicos. Insistió en que hay que darle estudios a 2,5 millones de jóvenes que hoy no pueden acceder a la universidad y para eso promete aumentar el presupuesto de la pública.

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Hubo entre los tres cierto consenso sobre buscar la paz con el ELN, la última guerrilla activa de Colombia. Petro y Fajardo volvieron a coincidir en que es necesario dialogar con los insurrectos, sobre todo después de cuatro años de enfriamiento del proceso de paz. Según ellos, el Gobierno ha maltratado el acuerdo que se firmó entre las Farc y Juan Manuel Santos. Fico estuvo de acuerdo en hablar con el ELN siempre y cuando cesara la violencia, esgrimiendo un discurso parecido al de Duque cuando llegó al poder. Y por ahí es donde encontraron de nuevo la rendija Fajardo y Petro: “usted es el candidato del continuismo”.

Fico no se despeinó. Dijo no sufrir de superioridad moral: “Se inventaron lo de la continuidad en otras campañas porque no tienen nada que decir. Lo que funciona lo mejoro y lo que no funciona, lo arreglo”. A continuación aseguró que invitaría a ambos a dialogar con él cuando sea presidente. Petro se rio.

—Mejor le invito yo a usted como jefe de la oposición.

A Fico también le hizo gracia este juego de cordialidades algo infantil. Estaba claro que habían dejado la animosidad para otro momento. En tres días los colombianos decidirá cuál de ellos coge ventaja para ser presidente.

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Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.

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