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Cristo intenta salvar el acuerdo nacional de Petro

Mientras el ministro del Interior recibe elogios por su voluntad de diálogo, persisten los cuestionamientos al presidente por sus discursos polarizantes

Juan Fernando Cristo ministro del interior en Bogotá (Colombia). En julio de 2024.
Juan Fernando Cristo ministro del interior en Bogotá (Colombia). En julio de 2024.Andrés Galeano
Lucas Reynoso

La idea de un acuerdo nacional no es nueva en Colombia. Tanto Gustavo Petro como varios de sus antecesores han propuesto en reiteradas ocasiones un gran pacto que establezca consensos básicos y deje atrás una larga historia de violencia política y polarización. El pasado viernes, sin embargo, una nueva formulación llamó la atención. Juan Fernando Cristo, político liberal de larga trayectoria y ministro del Interior de Petro desde julio, presentó un temario relativamente detallado de lo que cree se puede acordar: la erradicación de la violencia política, la garantía de las reglas electorales, el crecimiento económico en igualdad de condiciones, la transformación de los municipios más afectados por el conflicto y el compromiso con el trámite legislativo de las reformas sociales. “Soy demasiado optimista”, remarcó entonces. Una semana después, casi todo el país está un poco más pesimista que Cristo.

Mientras se debatía la propuesta, el Consejo Nacional Electoral (CNE) abrió una investigación contra Petro y su campaña electoral de 2022 por superar los topes de financiación. El presidente denunció un golpe de Estado, juristas y políticos debaten si es o no es el fin del Gobierno, y el mandatario llama a manifestaciones nacionales para protestar contra la decisión. Cristo dice que no pierde su actitud positiva. El ministro busca, en medio de la tormenta política, la ruta para salvar su propuesta.

“No lo niego, este es el primer obstáculo, un obstáculo importante para esta iniciativa de un acuerdo nacional. No será el último o el único, pero yo prefiero el optimismo, seguir insistiendo”, comentó el miércoles en W Radio. “Esto nos ayuda a tener abiertos escenarios de diálogo, a no cerrarnos e insistir en que debemos ponernos de acuerdo”, añadió. Criticó la decisión del CNE y la llamó una “equivocación” jurídica, pero empleó un tono más conciliador que su jefe: nunca habló de un golpe de Estado. “Yo siempre he creído mucho en la fortaleza institucional de Colombia”, dijo para evitar calificar lo ocurrido en el CNE como un golpe. “Espero que podamos ir disminuyendo las tensiones y la confrontación [con los días]”, terminó.

Cristo, si quiere salvar el acuerdo, necesita un malabarismo político para que no se hunda en medio de los furiosos llamados de su jefe a defender la Presidencia con manifestaciones nacionales. Buena parte de los políticos y juristas, si bien debaten si el CNE se extralimitó, no ven un golpe de Estado inminente contra el presidente. Nadie mejor que este ministro para lograr intentar salvar dicho acuerdo del naufragio, dicen las personas que se ha sentado con él al dar los primeros pasos.

El viento a favor: Cristo, el ministro de los buenos amigos que miran al 2026

El acuerdo nacional “es el tipo de iniciativas que uno podría esperar del ministro Cristo, y una de las cosas que uno podría esperar que el presidente incumpla”, comenta por teléfono el presidente de la Asociación Nacional de Empresarios (ANDI), Bruce Mac Master, un escéptico del mandatario que ya se ha sentado con el político liberal y valora sus “buenas intenciones”. Como otros referentes consultados, Mac Master aprecia el tono conciliador de Cristo, su gran habilidad para sentar a los distintos en una misma mesa, y su capacidad de escucha. Son características para un acuerdo nacional que, consideran otros políticos, le puedan ser más útiles a Cristo que a Petro con miras al 2026.

“Creo que está armando su escenario para competir por la Presidencia [en 2026]. Los sectores extremos lo desprecian, pero la mayoría valora su carácter tranquilo y afable”, dice en una llamada teléfonica la senadora del partido Alianza Verde, Angélica Lozano, quien también se ha sentado con el ministro. Enfatiza que tiene una “excelente relación” con él, tanto política como personal, y cree que la propuesta de un acuerdo sirve para diferenciar el proyecto de Cristo dentro del Pacto Histórico. Desde otra orilla política, la exvicepresidenta Marta Lucía Ramírez, del partido Conservador, quien intercambió unas palabras con el ministro tras la presentación del viernes pasado, señala por teléfono que “hay que destacar el tono constructivo, respetuoso, dispuesto al diálogo del ministro”.

Las voces más a la izquierda del Pacto Histórico, la coalición de gobierno, han criticado a Cristo por importar, desde la Administración de Juan Manuel Santos —donde también fue ministro del Interior—, el concepto del acuerdo nacional. “Es mala idea ya que lo único que busca es arrinconar al presidente para que, al doblegarlo, termine haciendo lo que las élites quieren y así subyugar al poder popular”, escribió en X uno de esos militantes, el pastor Alfredo Saade. La senadora Isabel Zuleta, por su parte, ha insistido con una reforma constitucional que permita la reelección del presidente y criticado al ministro Cristo por oponerse. Son voces a las que el ministro no responde, y con las que no todos los miembros del Pacto Histórico están de acuerdo.

El senador Iván Cepeda, por ejemplo, recuerda en una llamada telefónica que fue el presidente quien planteó la idea de un acuerdo nacional desde el comienzo de su mandato, y quien ha avalado la agenda que propuso su ministro al reunirse con conservadores y empresarios, entre otros. “Es evidente que el presidente ha estado al tanto de las propuestas que hace Cristo”, subraya. Sin embargo, también coincide con Lozano en que el ministro puede proyectar sus aspiraciones políticas a través de la propuesta del acuerdo nacional, algo que quizá tenga más oportunidades de firmarse en la próxima gestión presidencial. “Es posible. No he hablado con el ministro Cristo, pero si así fuera me parece muy bien... que sea esa su orientación en su aspiración política. De lo que se trata la política hoy es de dialogar, concertar y construir”, remarca.

El viento en contra: un acuerdo gaseoso que no logra aterrizar

A excepción de Cepeda, todos los consultados por este diario trazaron una línea entre el funcionario liberal y su jefe: apoyan a Cristo, y aprecian su voluntad de diálogo, mientras desconfían de Petro y lo critican por discursos polarizantes. Por eso último, no ven que haya un acuerdo nacional sólido que pueda construirse.

El temario del acuerdo, además, les causó sorpresa. Mac Master recuerda que Cristo le dijo cuando llegó al Gobierno que tenía intenciones de avanzar con un acuerdo nacional, pero esto no se negoció con ese nombre durante las tres o cuatro veces que se vieron en los meses siguientes. “Nunca hemos negociado el acuerdo, ni el contenido, ni el texto. Yo solamente lo vine a conocer el fin de semana”, comenta. Algo similar dice la senadora Lozano: las reuniones del ministro con las bancadas de la Alianza Verde fueron sobre proyectos legislativos, como la reforma laboral y la de salud. “No se habló de un acuerdo nacional ni se dijo que fuera diferente a la agenda legislativa”, señala. El ministro, en tanto, ha defendido en declaraciones radiales que la propuesta solo busca “abrir la conversación” y que está sujeta a cambios. Todo, básicamente, está aún por definirse.

Por otro lado, las críticas al acuerdo de Cristo se enfocan en que algunos puntos no deberían ser parte de un pacto porque son garantías mínimas de la democracia que el Gobierno, de por sí, ya está obligado a cumplir. La exvicepresidenta Ramírez señala que organizar elecciones presidenciales en 2026 “no está en tela de juicio”, y que debatir con los diferentes partidos es “parte del deber ser”. “Cumplir las normas no debería tener ningún mérito especial”, afirma en una llamada. Lozano coincide, y agrega que hay cosas que tienen que ver con las responsabilidades diarias de gobernar. “Prevenir el asesinato de líderes sociales, por ejemplo, es algo que le corresponde al Ejecutivo y al Judicial, no algo que debamos acordar las fuerzas políticas”, subraya.

Cepeda, en defensa del Gobierno, argumenta que ha sido necesario incluir la garantía de celebrar elecciones para desterrar las versiones de algunos opositores sobre el presunto deseo del presidente de postergarlas y para “crear una confianza saludable” que facilite el diálogo.

Tercero, aterrizar el acuerdo no llega en buen momento, y no solo por la investigación del CNE. La exvicepresidenta Ramírez le dijo a Cristo en un encuentro espontaneo en el Festival de las Ideas que ya es “tarde”. Explica que en menos de un año el país estará enfocado en las elecciones de 2026 y que, hasta entonces, nadie “se va a sentar a las carreras” a conciliar un acuerdo con pocas posibilidades de salir adelante. “De pronto se hubiera podido hacer si lo hubieran propuesto en el primer día de Gobierno, pero ya estamos a dos años”, remarca.

Por último, tanto ella como Mac Master creen que falta claridad. Cuestionan que la directora del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República, Laura Sarabia, presentara otros puntos unos minutos después de la propuesta de Cristo: transición energética, servicios básicos a municipios priorizados, la llegada de créditos a gente de a pie, y el cierre de brechas entre las ciudades y las zonas rurales.

El senador Cepeda señala que las propuestas de Sarabia y Cristo son complementarias y no excluyentes, y que esas diferencias no van en contra de aterrizar el gran acuerdo nacional. Añade que, si no se ha logrado concretar aún, no ha sido por la personalidad del presidente, ni por los tiempos de cara a las presidenciales, ni por buscar acordar lo obvio. “Lo que dificulta este camino, mas bien, es que las élites y los sectores más pudientes también deben poner de su parte para resolver los problemas del país”, dice.

Ni las élites, los tiempos, o el enojo del presidente ante el CNE, han acabado aún con el optimismo del ministro Cristo. Pero, por ahora, el ministro tampoco ha logrado contagiar a muchos del mismo sentimiento.

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Sobre la firma

Lucas Reynoso
Es periodista de EL PAÍS en la redacción de Bogotá.
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