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La reforma a la salud: de las montañas de Urrao al Congreso

La imagen de la familia del niño indígena Arley Domicó caminando horas para salvarle la vida se perdió entre las noticias de la semana, pero desató preguntas sobre la discusión más aguda que vive el país: la reforma a la salud

Representantes en la cámara baja del Congreso de Colombia
Representantes en el Congreso de Colombia festejan la aprobación en la Cámara de la reforma a la Salud, el 5 de diciembre de 2023, en Bogotá.Cámara de Representantes
Catalina Oquendo

Hola, lectores

¿Cómo se puede conectar un hecho ocurrido en la selva de Urrao, en suroeste del departamento de Antioquia, con las decisiones que se toman en el centro del centro de la capital: en el Congreso? El hilo que conecta las dos historias que ocurrieron en los últimos días es la salud. La reforma que ha propuesto Gustavo Petro tiene a los colombianos a la expectativa y las preguntas sobre si es necesaria, si es conveniente, si resuelve o destruye el sistema, están en las conversaciones. Y cómo no, modificar la estructura de ese sistema alterará la forma en que accedemos a ese derecho con el que se batalla cada día.

Esta semana, específicamente el 23 de marzo sobre la 1 de la tarde una serpiente mordió a un niño indígena de 9 años. Se llamaba Arley Dominico y agonizó durante 10 horas mientras era trasladado desde lo profundo de la selva hasta el pueblo más cercano para esperar un helicóptero que nunca llegó. Como en muchos lugares de Colombia, de difícil acceso por la geografía, lo más cerca de un centro médico eran los primeros auxilios del Ejército. Los militares le prestaron ayuda, pero, según indicó la alcaldía de Urrao en un comunicado, “pidieron apoyo aéreo para la evacuación del menor ante el grave estado de salud, sin embargo, no fue posible obtener el recurso”. En un país donde los helicópteros se han usado hasta para transportar familiares y amigos de presidentes, no había uno para salvar a un niño. Desesperados, los familiares emprendieron camino a pie con Arley colgado en una hamaca improvisada. Llegaron a la 1 de la mañana al pueblo de Nendó, donde los esperaba una ambulancia. Pero el menor ya no tenía signos vitales.

¿Por qué no había suero antiofídico en una zona en la que usualmente ocurren este tipo de incidentes? ¿Por qué no hay facilidades ante la ausencia de un centro de salud más cercano? ¿Quién no autoriza el “recurso” que, esta vez en forma de helicóptero, podía salvar la vida de un niño? La imagen de la familia de Arley caminando horas para salvarlo se perdió entre las noticias de la semana, pero desató preguntas sobre la discusión más aguda que vive el país: la reforma a la salud.

En Bogotá (y en X), ese debate está en su momento más álgido. El proyecto que ha costado enorme capital político a Petro está agonizante. Una mayoría de 8 de los 14 senadores de la Comisión que debe votarlo firmó una ponencia para hundir el proyecto que el presidente considera medular de su administración y busca, entre otras eliminar la figura de las EPS, que operan como intermediarias entre los pacientes y los hospitales. Los senadores argumentan que la reforma arrasaría con el sistema de salud de los colombianos al estatizarlo y volverlo más burocrático. El presidente ha respondido con vehemencia advirtiendo que irá a fondo para que se apruebe. Lo último es que, como cuenta el colega Juan Miguel Hernández en esta nota, los partidos de los senadores que quieren hundir la reforma a la salud recibieron dinero de dueños de dos EPS.

La discusión sobre la reforma a la salud ha terminado por dinamitar la relación ya resquebrajada entre el presidente y su primer ministro de Educación, Alejandro Gaviria. Pero este no es el único que critica la reforma a la salud. Augusto Galán, director del centro de pensamiento Así Vamos en Salud, recuerda que el sistema actual llevó la cobertura del 99% de la población y redujo las enormes desigualdades que existían antes de él; el médico e investigador en la Universidad Johns Hopkins, Andrés Vecino, ha argumentado que el proyecto es “un salto al vacío” que pone en riesgo a miles de personas cuya atención en salud depende del sistema. “Todos los que nos oponemos a la reforma a la salud hemos insistido en la necesidad de una reforma. Nos enfocamos en los logros porque estos se ven amenazados por la misma y no se deben perder”, ha escrito.

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El senador Fabián Díaz, del centrista Partido Verde, presentó una ponencia alternativa para mantener viva la reforma con algunos cambios. Para Gaviria, es un mecanismo de distracción y “una forma de evadir el debate sobre una reforma inconveniente e inviable”. Una tabla de salvación a un proyecto que, como dice Juan Diego Quesada, se convirtió en el plomo fundido del mandato del presidente Petro.

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Sobre la firma

Catalina Oquendo
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia. Periodista y librohólica hasta los tuétanos. Comunicadora de la Universidad Pontificia Bolivariana y Magister en Relaciones Internacionales de Flacso. Ha recibido el Premio Gabo 2018, con el trabajo colectivo Venezuela a la fuga, y otros reconocimientos. Coautora del Periodismo para cambiar el Chip de la guerra.
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