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Netanyahu pide a Petro interceder por los rehenes de Hamás, entre los que hay un colombiano

El primer ministro israelí envía una carta al presidente colombiano en que le solicita esfuerzos para lograr la liberación de las 136 personas que están retenidas por el grupo islamista desde el 7 de octubre

Benjamin Netanyahu
Benjamin Netanyahu en Tel Aviv (Israel), el 17 de diciembre.MENAHEM KAHANA (AFP)
Santiago Triana Sánchez

El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, envió una carta al presidente de Colombia, Gustavo Petro, en la que le pide interceder por las 136 personas que siguen retenidas por Hamás desde el 7 de octubre pasado, entre las que hay un ciudadano colombiano. En la misiva, fechada el 11 de enero pero conocida este jueves, Netanyahu asegura que ambos países tienen la “causa común” de luchar por la liberación de los secuestrados durante las acciones bélicas del grupo armado en suelo de Israel y que precipitaron una vehemente respuesta armada de ese Gobierno que ha causado más de 25.000 muertos en la Franja de Gaza en tres meses.

En la comunicación, el jefe del Gobierno israelí recuerda que han pasado tres meses desde que los rehenes fueron “brutalmente” plagiados de sus casas y de un festival de música, uno de los escenarios más afectados por la incursión de Hamás de octubre. Asegura, además, que muchos de los secuestrados han visto a sus seres queridos ser “violados, mutilados, torturados y horriblemente masacrados ante sus ojos”.

Entre los raptados, sigue Netanyahu, se halla el colombiano Elkaná Bohbot, a quien, según dice, se le ha negado la asistencia del Comité Internacional de la Cruz Roja, al igual que al resto de los secuestrados. Bohbot es un ciudadano israelí casado con la colombiana Rebeca González, con quien tiene una hija. Trabajaba como miembro del equipo de logística del festival Supernova, cuyos asistentes padecieron el ataque de Hamás de octubre. El 21 de noviembre pasado, el Gobierno de Petro le otorgó la nacionalidad colombiana, con la que se esperaba facilitar su liberación y que se reuniera con su familia. La medida, sin embargo, no ha surtido efecto.

El texto de Netanyahu es, además, una exposición del primer ministro en que reitera que Irán ha respaldado a Hamás por muchos años sin que ello haya significado una “censura internacional”, al igual que ocurre con Qatar y Turquía, que, dice, dan refugio a los líderes de ese grupo que emprenden “una campaña de terror contra Israel”. También afirma que la Cruz Roja ha sido “inaceptablemente pasiva” con los requerimientos de los rehenes de Hamás y que ha evitado señalar la culpabilidad del grupo por “violar las normas más fundamentales de una conducta civilizada”. De igual manera, hace un llamado a luchar contra el “terrorismo”: “Cualquier presión que pueda ejercer con ese objetivo [la liberación de los rehenes], especialmente frente a Irán, Qatar y Turquía, al igual que la Cruz Roja, será invaluable y ayudará a salvar vidas inocentes”.

Menos de un mes antes de la incursión de Hamás en Israel, Petro habló en la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, en la que, aparte de insistir en la gravedad de la crisis climática del mundo, mencionó la necesidad de abrir dos mesas de negociación de paz, una para Ucrania y otra para Palestina, petición que extendió a toda la organización. “¿Cuál es la diferencia entre Ucrania y Palestina, no es hora de acabar con ambas guerras?”, se preguntó en ese momento. También dijo: “Las mismas razones que se expresan para defender a [el presidente de Ucrania, Volodimir] Zelenski, son las mismas razones con las que se debería defender a Palestina”.

La carta de Netanyahu supone, al mismo tiempo, un quiebre por el tono conciliador y un nuevo capítulo en las tensiones que han mantenido Israel y Colombia tras la ofensiva en la Franja de Gaza. Desde que el conflicto en esa región de Oriente Próximo se agudizó, el presidente Petro ha sido uno de los líderes latinoamericanos que ha denunciado los excesos del Ejército de Israel, que el Gobierno de Netanyahu ha justificado como una acción de legítima defensa. Pocas horas después de que escalara la tensión en octubre, y en medio de un intercambio de mensajes por Twitter con el embajador israelí en Colombia, Gali Dagan, Petro escribió: “Ya estuve en el campo de concentración de Auschwitz y ahora lo veo calcado en Gaza”. El comentario ocasionó el rechazo de la comunidad judía.

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Días después, el 15 de octubre, Israel anunció que dejaba dejar de enviar equipos de seguridad al país tras los comentarios de Petro. Fue el mismo Dagan quien informó de la decisión y, además, que la embajadora colombiana en Israel, Margarita Manjarrez, había sido llamada por la cancillería israelí para una reprimenda en que se le dijo que las palabras del presidente “avivan el antisemitismo, afectan a los representantes del Estado de Israel y amenazan la paz de la comunidad judía en Colombia”. Petro respondió, refiriéndose ya a las acciones de Israel en Gaza como “genocidio”: “Si hay que suspender relaciones exteriores con Israel, las suspendemos. No apoyamos genocidios. Al presidente de Colombia no se le insulta”.

Las críticas de Petro a Israel, sin embargo, no se han limitado a las redes sociales o a las fronteras de Colombia. Por el contrario, ha reiterado sus posturas en varias de las mayores tribunas de la geopolítica mundial. En la COP28, la cumbre climática que se celebró en Dubái (Emiratos Árabes Unidos) a finales de 2023, el presidente dijo: “Imaginemos una fusión, una combinación de hechos: la proyección de la crisis climática en cinco o diez años y el actual genocidio al pueblo palestino. ¿Están desconectados estos hechos o podemos mirar allí un espejo del inmediato futuro?”. También anunció la apertura de una embajada de Colombia en Ramala, la capital administrativa palestina, en Cisjordania, y anticipó que pediría a las Naciones Unidas incorporar a Palestina como miembro pleno.

Por otra parte, el Gobierno colombiano ha respaldado la denuncia que presentó el 11 de enero su similar de Sudáfrica ante el Tribunal de Justicia Internacional de la ONU, en la que acusa al Ejecutivo israelí de incitar al genocidio en Gaza. Según Sudáfrica, se trata del “primer genocidio de la historia donde sus víctimas graban su propia destrucción en directo en un intento desesperado y vano hasta ahora de que el mundo haga algo”. Mientras Israel rechazó las acusaciones, Colombia las respaldó: “La demanda de Sudáfrica es un valiente paso en la dirección correcta”, reza un comunicado de la Cancillería. Este viernes, ese Tribunal decide si impone unas medidas cautelares que pueden incluir el cese de la ofensiva israelí en la Franja.

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Santiago Triana Sánchez
Periodista de EL PAÍS en la edición América Colombia. Ha pasado por la sección de Cultura y por la redacción del Diario AS, en Madrid. Es egresado de Periodismo de la Universidad Javeriana y Máster en la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS.
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