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De Quibdó hasta Caracas: un recorrido por las ciudades que marcaron la vida de Piedad Córdoba

Las exequias de la política colombiana fallecida este sábado comenzaron en la capital de Chocó, siguieron en el Congreso de la República en Bogotá y terminarán este martes en su natal Medellín

Funeral de Piedad Córdoba
A la izquierda, Natalia Castro, hija de Piedad Córdoba, llora junto a la senadora Gloria Florez, este lunes en el Congreso.Ivan Valencia (AP)

La figura de Piedad Córdoba despertó todo tipo de pasiones políticas en Colombia. La combativa legisladora, ardiente defensora de la paz y de las minorías, también vivió en el foco de la controversia por sus relaciones con la extinta guerrilla de las FARC, cuando aún empuñaba las armas, y por la calurosa acogida que le brindaba el Gobierno chavista de la vecina Venezuela. Sus honores fúnebres incluyen a Medellín, Quibdó y Bogotá, las tres ciudades que definieron su trayectoria política junto a Caracas.

Medellín

Piedad Córdoba nació el 25 de enero de 1955 en el barrio Manrique Oriental de Medellín y falleció el 20 de enero de 2024, a los 68 años, víctima de un infarto cardiaco, en la misma ciudad. Hija de dos maestros de escuela, Zabulón Córdoba y Lía Ruiz, pasó la mayoría de su niñez y juventud en la capital de Antioquia. Estudió Derecho en la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, donde hizo una especialización en Derecho Organizacional y de Familia. “La vida se me hizo imposible en la universidad: negra, revolucionaria, con peinado afro y minifalda en una institución absolutamente confesional”, le dijo Córdoba a El Espectador en una entrevista de 2016.

Piedad Córdoba en Washington (EE UU), en 2007.
Piedad Córdoba en Washington (EE UU), en 2007.Jose Luis Magana (AP)

Mientras estudiaba, Córdoba comenzó su carrera política en los barrios marginales de Medellín. Para ayudarles a sus padres a pagar la carrera, montó una taberna de salsa con sus hermanos llamada Mi viejo San Juan. Allí recibió la primera de muchas amenazas contra su vida. Un día el bar amaneció destruido por la explosión de un petardo. Al comienzo de la década de los ochenta, conoció al exsenador y político del Partido Liberal William Jaramillo, quien en 1986 fue designado alcalde de Medellín. Córdoba, sobrina de otro congresista liberal, fue, primero, subcontralora municipal de la ciudad y, después, secretaria privada de Jaramillo.

En sus primeros días como lideresa, destacó por su compromiso con las tres causas que marcarían su vida política: los derechos de las mujeres y de la comunidad LGBTQ, el fin del conflicto armado y la construcción de paz y el reconocimiento de los pueblos negros. Fue edil y concejal de Medellín por el Partido Liberal entre 1988 y 1990 y representante a la Cámara por Antioquia entre 1992 y 1994. El periodista y critico literario Pedro Adrián Zuluaga recordó en sus redes sociales la labor de Córdoba durante esos años en una Medellín católica y ultraconservadora: “Piedad Córdoba fue la primera política colombiana que enarboló como causa los derechos de las personas LGBTI. La recuerdo cuerpo a cuerpo en los bares de Medellín. Nadie le tenía que explicar los efectos del estigma, la racialización y la discriminación”.

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Piedad Córdoba habla con el rehén Juan Galicia, policía, al ser liberado por las FARC, en 2009.
Piedad Córdoba habla con el rehén Juan Galicia, policía, al ser liberado por las FARC, en 2009.Jorge Enrique Botero (AP)

En 1994, William Jaramillo dejó el Senado y Córdoba heredó su curul hasta 1998. Un año después, el 21 de mayo de 1999, fue secuestrada por el jefe paramilitar Carlos Castaño mientras estaba en la sala de espera de un consultorio odontológico en el barrio El Poblado de Medellín. Duró 16 días en cautiverio. Un tiempo después de su liberación, decidió exiliarse en Canadá para preservar su vida y la de sus hijos.

Quibdó

El féretro llegó el domingo a Quibdó. La capital del Chocó fue la primera de las tres paradas de los honores fúnebres de Piedad Córdoba. Su conexión familiar con ese departamento selvático de mayoría afrodescendiente era profunda. Su prima segunda, Nubia Carolina Córdoba, se convirtió, con su apoyo, en la primera mujer gobernadora del Chocó en las elecciones de octubre pasado. Su tío, Diego Luis Córdoba, fue un importante congresista chocoano que impulsó la creación del departamento en 1947. El turbante que Piedad convirtió en un símbolo de su actividad política era también una reivindicación de esas raíces.

Personas hacen homenaje a Piedad Córdoba, este lunes en el Congreso.
Personas hacen homenaje a Piedad Córdoba, este lunes en el Congreso.NATHALIA ANGARITA

“Se fue una mujer de hierro que tuvo que ser forjada en el fuego de la discriminación y la desigualdad para darle voz a las mujeres y a las minorías en el ejercicio de la política”, la despidió la gobernadora en uno de varios mensajes para exaltar su figura y su legado. “Se fue Piedad Esneda Córdoba Ruiz, a quien el Chocó se enorgulleció de llamar suya”, añadía su pariente.

El compromiso de Piedad con Chocó quedó refrendado en una carta que envió al presidente Gustavo Petro a pocos días de morir. La misiva, fechada el 14 de enero, era un llamado a trabajar por el departamento más pobre del país, con una larga lista de proyectos para armonizar con el programa de la nueva gobernadora. Entre otros, zonas económicas especiales para fomentar las exportaciones, recuperar el río Atrato, afectado por la minería y la deforestación, o ampliar la cobertura educativa.

Bogotá

Piedad Córdoba se mudó por primera vez a la capital del país en 1992, cuando llegó al Congreso de la República como representante a la Cámara. Los últimos años de su vida los pasó en un edificio en el centro, cerca del Planetario distrital y enfrente de la Torre Colpatria. Era común ver las camionetas blancas de sus guardaespaldas parqueadas en la carrera séptima con calle 26. Su vida en Bogotá estuvo marcada por su trabajo en el Legislativo. En los primeros años en el Congreso se destacó por sus debates por la defensa de los derechos humanos y, especialmente, por buscar una solución pacífica al conflicto armado en Colombia. Córdoba defendió los acuerdos de paz con las guerrillas, con las que entabló relaciones para buscar la liberación de los secuestrados, primero del ELN y después de las FARC.

En la página de Congreso Visible se resume brevemente su trayectoria como senadora del Partido Liberal: “Hizo parte de la comisión séptima del Senado, que trata asuntos laborales y de protección social. Fue delegada ante el Parlamento Latinoamericano. Perteneció, además, a las comisiones tercera de Asuntos Económicos, quinta de Minas y Energía y segunda de Relaciones Exteriores. Fue igualmente miembro y presidenta de la comisión de derechos humanos del Senado y de la Comisión de Paz”.

Francia Márquez con la hija de Córdoba, Gloria Castro, durante la capilla ardiente del 22 de enero.
Francia Márquez con la hija de Córdoba, Gloria Castro, durante la capilla ardiente del 22 de enero.NATHALIA ANGARITA

Como congresista, Córdoba impulsó proyectos en beneficio de la participación democrática de las madres comunitarias y de mujeres cabeza de familia, defendió los derechos de la comunidad LGBTQ y se pronunció en contra de la violencia intrafamiliar y la corrupción. Además, fue ponente y lideró la ley que creó las curules para las personas afrodescendientes. Tras conocerse la noticia de su muerte, la vicepresidenta Francia Márquez declaró: “Piedad fue una mujer que abrió las puertas de la política colombiana a las mujeres afrodescendientes y que luchó de manera incansable por la paz y la justicia social en nuestro país. Yo no sería vicepresidenta sin el camino que ella hizo”.

Córdoba fue senadora de la República durante cuatro periodos consecutivos, desde 1994 hasta su destitución en 2010 por orden del entonces procurador, Alejandro Ordóñez, quien la acusó de ser aliada política de las FARC y la inhabilitó por 18 años para ejercer en cargos públicos. Sin embargo, en 2016 el Consejo de Estado anuló esa decisión, pues encontró que no había pruebas sobre su supuesta relación con la guerrilla. En 2022, Córdoba regresó al Senado elegida por la lista del Pacto Histórico, el movimiento del presidente Gustavo Petro. En esa última etapa como legisladora, fue una defensora férrea de las reformas sociales del Gobierno y desempeñó un papel clave en la aprobación de la reforma pensional en la comisión séptima del Senado, a la que pertenecía.

Caracas

Piedad Córdoba nunca ocultó sus simpatías por Hugo Chávez. El largo capítulo del secuestro político en Colombia dejó en evidencia su llegada en las altas esferas de la revolución bolivariana en la vecina Venezuela. Las familias de los políticos secuestrados por la guerrilla de las FARC presionaron incansablemente al Gobierno de Álvaro Uribe (2002-2010) para conseguir un acuerdo humanitario. Aunque ese reclamo nunca se materializó, el Ejecutivo autorizó a Córdoba para mediar con las FARC entre 2007 y comienzos de 2008. Las gestiones de la congresista, junto con Chávez, produjeron la liberación unilateral de varios políticos como Luis Eladio Pérez, Gloria Polanco, Clara Rojas o Consuelo González de Perdomo.

Iván Márquez, de las FARC, Hugo Chávez y Piedad Córdoba en Caracas, en noviembre de 2007.
Iván Márquez, de las FARC, Hugo Chávez y Piedad Córdoba en Caracas, en noviembre de 2007.Gregorio Marrero (AP)

Uribe cortó de un tajo la mediación de Chávez y Córdoba después de que la congresista, durante una visita al comandante del Ejército, el general Mario Montoya, puso a hablar al militar desde su propio celular con el presidente venezolano. Para Uribe fue inadmisible, cruzaron una línea roja. “La cagué, hermano, yo no quería nada distinto a crear confianza y no me imaginé la que se iba a armar”, reconocía Piedad a finales de 2007 en el hotel Meliá de Caracas, según relata el periodista Daniel Coronell en una reciente columna. Un semestre después, Ingrid Betancourt, junto con tres contratistas estadounidenses y un grupo de militares, fueron liberados en la Operación Jaque.

Córdoba fue una abanderada de las liberaciones. Los buenos oficios de la congresista famosa por su turbante fueron reconocidos en su día. Siempre bajo la lupa por su relación con las FARC, la controversia en torno a su papel se reavivó después de que un antiguo asesor la acusó en 2022 de haber aprovechado su cercanía con Chávez para aconsejar a los guerrilleros y manipular con motivaciones políticas los tiempos de liberación de los secuestrados, en particular la de Betancourt, que pasó seis años y medio en la selva. “Hoy es claro que si mi secuestro se alargó, fue también por obra de Piedad”, declaró Betancourt esta semana.

Piedad Córdoba habla por teléfono mientras va acompañada de Yolanda Pulecio, madre de Ingrid Betancourt, en abril de 2008.
Piedad Córdoba habla por teléfono mientras va acompañada de Yolanda Pulecio, madre de Ingrid Betancourt, en abril de 2008.Christian Escobar Mora (AP)

En tiempos más recientes, Córdoba también fue señalada como la madrina en Venezuela de Alex Saab, la persona que contactó originalmente al empresario barranquillero con Nicolás Maduro y otras autoridades chavistas. “Maduro ―y Hugo Chávez cuando estaba vivo― querían que ella fuera presidenta de Colombia”, contó en una entrevista con este periódico el periodista Gerardo Reyes, autor de un libro sobre el hombre señalado como lavador de dineros ilegales del régimen venezolano. “Pero lo confirmaron, y ahí viene la parte esotérica, a través de un rito de santería en que la médium oficial de Simón Bolívar le dice a ella, en nombre del Libertador, que va a ser presidenta”.

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