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Proceso de paz
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La farsa de las disidencias

El narcotráfico se ha convertido el único motor de los grupúsculos de díscolos que renunciaron a la paz en 2016

AME1737. CAQUETÁ (COLOMBIA), 16/04/2023.- Iván Mordisco comandante general de la disidencia de las FARC, habla hoy, en la Casa Roja, en Caquetá (Colombia). Néstor Gregorio Vera Fernández, alias "Iván Mordisco" y máximo cabecilla del Estado Mayor Central (EMC), principal disidencia de las FARC, pidió este domingo a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) "poner fin" al conflicto activo entre esos dos grupos. EFE/Ernesto Guzmán
AME1737. CAQUETÁ (COLOMBIA), 16/04/2023.- Iván Mordisco comandante general de la disidencia de las FARC, habla hoy, en la Casa Roja, en Caquetá (Colombia). Néstor Gregorio Vera Fernández, alias "Iván Mordisco" y máximo cabecilla del Estado Mayor Central (EMC), principal disidencia de las FARC, pidió este domingo a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) "poner fin" al conflicto activo entre esos dos grupos. EFE/Ernesto Guzmán Ernesto Guzmán (EFE)

Hace unos meses en este mismo espacio señalé el absurdo de las negociaciones de paz con la gerontológica guerrilla del ELN, hoy desprovista de ideales y sobre todo de asuntos para negociar con un gobierno de izquierda como lo es el del presidente Petro. Como lo señalé en aquel escrito de noviembre de 2023, prácticamente todos los puntos que se enumeran como reivindicaciones con las cuales dicha guerrilla justifica su lucha armada o se vienen aplicando por cuenta de la Constitución Política de 1991 o hacen parte de lo acordado con las antiguas FARC en La Habana o son banderas del gobierno actual. La conclusión de entonces fue que el ELN no tiene sentido y mucho menos negociar algo que ni ellos mismos saben bien qué debe ser.

Más grave es la situación con las disidencias de las Farc, por ejemplo, las de Iván Mordisco, con la que ayer se amplió el acuerdo de cese al fuego por seis meses más. Si el ELN no tiene sentido en 2024, esos grupúsculos surgidos de inconformes con lo acordado en La Habana hace ocho años no son más que delincuentes que buscan disfrazar sus fechorías con un supuesto matiz político que es un absoluto sinsentido.

Comencemos por lo básico: hay dos corrientes de disidencias de Farc. Unas que sencillamente nunca se desmovilizaron y prefirieron seguir dedicadas al narcotráfico en las selvas de Colombia. Y otras que, con la excusa de que el Gobierno incumplía el acuerdo firmado por Rodrigo Londoño y Juan Manuel Santos, volvieron a la lucha armada para dedicarse al narcotráfico en las selvas de Colombia. En pocas palabras, las disidencias son narcotraficantes que agitan banderas políticas que ni ellos mismos creen.

Volviendo al artículo sobre el ELN, uno podría creer que la lucha armada para llegar al poder tiene sentido en un país donde los canales democráticos están completamente bloqueados y donde la posibilidad de promover ideas y propuestas se ve limitado por la censura o la cárcel. Sin embargo, ese no es el caso de Colombia. El mejor ejemplo lleva casi un año y medio residiendo en la Casa de Nariño. La democracia funciona. Incluso para las ideas radicales.

Las guerrillas políticas en Colombia tenían sentido en otros tiempos, cuando estaba prácticamente proscrito pertenecer a la izquierda y en donde los candidatos con esa visión de país eran diezmados por todo el territorio nacional. Más esa no es la realidad presente. Si esos señores de verdad quisieran dedicarse a la política, bastaría con que monten partido, organicen sus ideas y empiecen a conseguir votos. Si no los eligen, usar esa misma plataforma para hacer veeduría y control y cortarle las alas a la corrupción que ahoga a todo el país. Pero eso en realidad no les interesa. O tal vez sí, pero son tan obtusos y faltos de estructura intelectual que consideran que es a través de la violencia que lograrán alcanzar el poder. ¡Vaya estolidez!

Pero no podemos mentirnos. No podemos ser tan cándidos. Los multimillonarios negocios que hacen con el narcotráfico y la minería ilegal son el verdadero motor de sus líderes, que más que agenda política tienen un negocio que necesitan mantener a toda costa. Por eso les conviene simular una negociación sin fin. Por eso les interesa el cese al fuego. Así pueden seguir como turbios mercaderes del futuro de Colombia simulando un altruismo que no existe mientras se aprovechan de lo que parece buena voluntad de un gobierno que sueña la paz. ¿O más que buena voluntad será candidez?

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