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Martha Alfonso: “Las inequidades en el sistema de salud son generadoras de la guerra en Colombia”

La representante a la Cámara por el Pacto Histórico defiende la reforma a la salud de la que es ponente y acusa a algunas congresistas del Partido Verde de “estar alineadas con el uribismo”

Martha Alfonso, de la Cámara de Representantes en Colombia
Martha Alfonso, miembro en la Cámara de Representantes en Colombia, en su oficina en el Congreso de la República, el 21 de Noviembre del 2023, en Bogotá.NATHALIA ANGARITA
Juan Miguel Hernández Bonilla

La representante a la Cámara por el Pacto Histórico Martha Alfonso es ponente en el Congreso de la reforma a la salud, el proyecto de ley más importante y controversial del Gobierno del presidente Gustavo Petro. Alfonso nació hace 42 años en el Líbano, un pueblo pequeño en las montañas del Tolima, y solo llegó a la política el año pasado, de la mano del movimiento feminista y ambientalista de su departamento. Es profesional en Ciencias Sociales y especialista en Salud Familiar y Comunitaria. Su familia es humilde y campesina. “Trabajan la tierra, son pequeños productores”, dice con orgullo desde su oficina en el Congreso, adornada con carteles que definen sus convicciones y sus luchas: “No al fracking”, “Acuerdo de Escazú ahora”, “Aborto seguro”.

Trabajó más de 10 años en el sector de la salud. Participó en la implementación de la política de salud pública de Bogotá, en la incorporación del enfoque de género en salud reproductiva y en el programa Salud a su casa, bandera de la Alcaldía de Gustavo Petro. Fue docente de políticas públicas y de salud pública en las universidades de su departamento por varios años. Antes de ser elegida congresista trabajó en la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas. Ahora invierte su tiempo y su energía para tratar de transformar un sistema de salud “injusto e inequitativo que ha dejado morir a cientos de miles de personas por barreras de atención”.

Pregunta. El Gobierno radicó la reforma a la salud en el Congreso hace más de nueve meses y sigue estancada en la plenaria de la Cámara, ¿por qué ha sido tan difícil el trámite?

Respuesta. Porque estamos afectando a un negocio de enormes magnitudes. Solo este año las entidades promotoras de salud (EPS) manejan más de 80 billones de pesos. Ellos tienen el dinero y el poder suficiente para hacer lobby en el Congreso, para financiar campañas de desinformación y pagar pautas y líneas editoriales en medios de comunicación que generen una narrativa contra la reforma.

P. ¿En qué consiste ese lobby, cómo funciona?

R. Las EPS pagan asesores, que vienen a buscar a congresistas y los orientan sobre qué deben decir contra la reforma. Además, muy seguramente, como lo dijo Cathy Juvinao en sus redes hace unos años, hay EPS que financian campañas de senadores y representantes para que defiendan sus intereses.

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P. ¿Han podido comprobar esto?

R. Es muy difícil porque las EPS manejan la plata que se les da a su antojo, sin control del Estado. No hay un sistema público de información que permita acceder a los datos de cómo contratan, cuánto contratan y con quién contratan. Queremos saber si realmente el dinero de la salud se está invirtiendo en la salud. Yo creo que mucha plata pública puede incluso estar transitando hacia otros negocios, pero no tengo cómo demostrarlo. Ya hubo una evidencia fáctica, el caso de la EPS Saludcoop en la que se demostró que el señor Carlos Palacino se gastaba la plata de la salud de los colombianos en hoteles, resorts, campos de golf y muchas otras cosas. Ahora está en la cárcel por eso. Yo estoy segura de que así ha funcionado con muchas otras EPS, lo que pasa es que hoy tienen mecanismos mucho más refinados para sacar la plata del sistema sin que sean descubiertos.

P. ¿Por eso el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, está pidiendo levantar el velo corporativo a esas empresas?

R. Sí, exacto. Si se levanta el velo podemos saber quiénes son los dueños de las EPS, quiénes hacen parte de las juntas directivas, quiénes son los inversionistas y, sobre todo, en qué gastan el dinero. Las EPS se han hecho muy poderosas construyendo infraestructura hospitalaria propia con plata de la salud pública.

P. ¿Qué errores ha cometido el Gobierno y ustedes, los ponentes, en el trámite de la reforma?

R. El Gobierno cometió un grave error dándole tanto poder y legitimidad política a los presidentes de los partidos para que hablaran por encima de los congresistas. Como ponentes hemos cometido el error de confiar en que cada vez que hay un acuerdo, lo van a respetar. Siempre después de una mesa de diálogo viene una oleada de sabotaje mucho más fuerte de la oposición. También ha sido un error habernos dejado provocar, pero a veces hay que salir a defenderse porque los ataques son muy incómodos e injustos.

P. ¿Prefiere la oposición del Centro Democrático y de Cambio Radical a la de sus propias compañeras del Partido Verde?

R. Las compañeras Katherine Miranda y Catherine Juvinao votan con el Centro Democrático. Están alineadas con el uribismo. Creo que ellas no se sienten cómodas en una matriz ideológica de centro, por la cual fueron elegidas, en el Partido Verde. Parece que pertenecen a otra orilla ideológica. Están en el lugar equivocado. Ellas son independientes del Partido Verde, pero no del Centro Democrático.

P. ¿Por qué ha asumido con tanta convicción el liderazgo de la reforma a la salud?

R. Porque el sistema de salud actual es muy inequitativo. Un Estado que le dice a su gente que la salud puede ser administrada por privados, y que los privados pueden hacer lo que les plazca con la plata que se les gira mientras la gente muere por enfermedades prevenibles, es un Estado que pierde la noción de la vida como algo sagrado. El hecho de que los Gobiernos que han antecedido al presidente Petro en los últimos 30 años le hayan entregado el manejo de la salud a los privados contribuye de manera directa con la situación de guerra que hemos vivido en Colombia.

P. ¿Por qué?

R. Porque si al Estado no le importa cuidar la vida y la salud de sus ciudadanos, pues a nadie más le va a importar. Esa noción de descuido de la vida ha ido haciendo carrera en la sociedad colombiana, en la cultura. Y desde allí se comienzan a reproducir prácticas violentas. Acá no importa arreglar los problemas a los golpes, a machete o a bala porque no importa la vida. Si nosotros como Estado recuperamos la gobernanza del sistema de salud y le garantizamos a la gente la atención y el cuidado, vamos a recuperar la idea de que la vida es un derecho fundamental de cualquier sociedad y de cualquier democracia. Para mí esta es una reforma estructural no solo en el sistema de salud sino, incluso, de la consciencia colectiva del pueblo colombiano. Estoy absolutamente convencida de que las inequidades en salud son generadoras de guerra.

P. ¿En qué consisten esas inequidades?

R. En investigaciones científicas se habla de más de un 1.700.000 vidas que se perdieron por causas prevenibles o por barreras de acceso a los servicios de salud puestas por las EPS en estos años. En los municipios rurales de Chocó, de Putumayo, de Vaupés, de Vichada y muchos otros departamentos lo único a lo que la gente pobre tiene acceso, cuando tiene acceso a algo, es a un pequeño hospital público de bajo nivel que deja por fuera muchos servicios. Las EPS no construyen infraestructura privada sanitaria en pueblos alejados porque no les es rentable. Eso es injusto. De hecho, en los últimos 30 años se han cerrado centros de atención en salud en más de 600 municipios, de los 1.132 que hay. En el sistema de salud colombiano se han generado inequidades muy tremendas.

P. ¿Qué efectos tiene esa inequidad?

R. Si a ti se te muere un familiar de una enfermedad prevenible porque no estabas en una ciudad o porque no podías pagar la medicina prepagada, eso genera rabia y resentimiento. Si tu mamá se muere por un cáncer evitable, que se hubiese podido tratar y que no se atendió porque eres pobre o campesino o indígena, genera mucho dolor. Esa es una de las heridas que todavía están abiertas en nuestra sociedad. Llevamos 30 años enterrando gente que amamos porque las EPS no atendieron bien, porque hubo barreras de acceso, porque el hospital no tiene los servicios que necesitas. Hay un sistema de salud que no es para cuidar la vida, sino para atender enfermos.

P. ¿Eso es lo que quiere cambiar la reforma?

R. Sí. El principio de la reforma es que este sea un sistema para cuidar la salud, no para cuidar la enfermedad. La idea es que la gente no se enferme y mucho menos se muera por causas evitables. El sistema actual es un sistema insostenible porque todo el tiempo dice que tiene agotamiento financiero, a pesar de que se paga cumplidamente; es el sector social de mayor inversión de recursos públicos, del producto interno bruto, pero nunca alcanza la plata y la gente se sigue muriendo. Si hay un sector en el que es evidente la injusticia social es el sector salud. Si hay un sector en donde se evidencie el modelo neoliberal, que coge recursos públicos para enriquecer negocios privados, es el sector salud. Eso tiene que cambiar.

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Juan Miguel Hernández Bonilla
Periodista de EL PAÍS en Colombia. Ha trabajado en Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS, en Madrid, y en la Unidad Investigativa de El Espectador, en Bogotá. En 2020 fue ganador del Premio Simón Bolívar por mejor reportaje. Estudió periodismo y literatura en la Universidad Javeriana.
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