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Petro da un vuelco a la paz total con la destitución del comisionado de Paz

El presidente reemplaza a Danilo Rueda por Otty Patiño, un hombre con el que militó en el M-19

Juan Diego Quesada
​​​​​​Iván Danilo Rueda Rodríguez
​​​​​​Iván Danilo Rueda Rodríguez, Alto Comisionado para la Paz, en su apartamento en Bogotá, Colombia, el 7 de enero de 2023. Chelo Camacho

Gustavo Petro quiere darle un nuevo impulso al Gobierno, que parece estancado, y ha comenzado con el proyecto político de paz total. El presidente ha destituido al que hasta ahora era el comisionado de Paz, Danilo Rueda, que no ha conseguido implementar con éxito el acuerdo de paz en 2016 ni ha logrado avances significativos en las negociaciones con las disidencias de las FARC. Su lugar lo ocupará a partir de ahora Otty Patiño, el jefe negociador con el ELN, un viejo militante del M-19 que cuenta con la absoluta confianza de Petro.

En su día también la tuvo Rueda, que durante este año parecía omnipresente. Llegó a manejar seis negociaciones simultáneas con grupos armados y el cumplimiento de los acuerdos de La Habana. Sus críticos argumentaban que sobre sus hombros recaía demasiada responsabilidad y que a menudo caía en la improvisación. Tampoco es que vayan viento en popa las conversaciones con el ELN, que 13 meses después de que se haya sentado en la mesa se niega a dejar de secuestrar. Todo esto ponía en riesgo lo que Petro ha llamado paz total, la idea maximalista de desarmar o negociar con los grupos armados desperdigados por todo el país.

Su posible fracaso trasnocha al presidente, que ha pedido en las últimas semanas redoblar esfuerzos a sus ministros para implantar los cambios que tiene en la cabeza. “Los procesos hacia la paz del país serán dirigidos por Otty Patiño, agradezco a Danilo todo su inmenso esfuerzo”, fue el escueto mensaje que puso Petro en redes sociales para anunciar su decisión.

El senador Iván Cepeda, encargado también de los asuntos de paz, explica por teléfono que Rueda se ha enfrentado a retos muy grandes, sobre todo el diálogo con las estructuras de las FARC que se apartaron del acuerdo de paz, pero que ha logrado algunos avances que han servido para poner en marcha el proyecto: “Ha hecho una labor en la que se han tenido avances concretos en una situación muy difícil”. A la vez, saluda la llegada al cargo de Patiño: “Ha consagrado su vida a la construcción de la paz. Celebro que esté al frente de esta nueva responsabilidad”.

La representante del partido Alianza Verde, Catherine Juvinao, hace unos días le hizo un debate de control político en el Congreso a Rueda. “Ha demostrado ser un funcionario sumamente ineficiente. Todos los indicadores que deberían estar mejorando por la gestión de él, están empeorando. Sobre todo aquellos relacionados con el conflicto, secuestros, extorsiones…. Pero adicional a eso es un señor increíblemente soberbio y terco”, declaró Juvinao a este periódico.

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Rueda ha tenido que enfrentar una crisis tras otras en su acercamiento con el llamado Estado Mayor Central (EMC), un grupo disidente que comanda un antiguo militante de las FARC, Iván Mordisco. Durante un año, Mordisco y Rueda estuvieron en contacto, hasta que acordaron poner en marcha una mesa en octubre. Por el camino se han enfrentado a todo tipo de obstáculos, como cuando el frente Carolina Ramírez, bajo el paraguas del EMC, asesinó a cuatro adolescentes indígenas que había reclutado forzosamente en departamento del Putumayo, en la selva, una masacre que llevó al Gobierno a suspender el cese al fuego pactado desde el año nuevo. El mismo Petro reconoció hace poco que la instalación de esa mesa había sido precipitada. En este momento, después de un receso porque decían estar siendo hostigados por el ejército, el EMC ha asegurado que volverá a los diálogos.

Patiño se encargará a partir de ahora de todos estos diálogos de paz en los que está embarcado el Gobierno de Petro. Es un hecho que tiene mucha más experiencia que Danilo Rueda. Fue negociador del M-19 en los años ochenta e integró, al igual que Petro, la Asamblea Constituyente que redactó la carta política de 1991. De 78 años, es un hombre de pocas palabras y un sentido de humor muy fino. En las mesas de diálogo con el ELN interviene en ocasiones para hacer apostillas de mucha agudeza que hacen reír al resto de los presentes.

Conversar con el ELN también se ha convertido en un laberinto para Petro, que deseaba alcanzar un acuerdo rápido con esa guerrilla. No lo ha conseguido y se antoja difícil que vaya a hacerlo. El ELN es un negociador áspero al que no le importa estirar las discusiones hasta el infinito y al que no le gusta que le impongan nada. Ahora mismo ese diálogo vive un momento de impasse. Tras el secuestro del padre del futbolista Luis Díaz, el Gobierno le ha exigido al grupo armado que abandone esta práctica y libere a todos los capturados, que se calculan en algo más de 30. Petro quería que eso se resolviese de inmediato, pero otra vez los tiempos del ELN son inescrutables y por ahora no ha dado ninguna señal de que vaya a dejar de secuestrar: los guerrilleros consideran que es una práctica que les está permitida en el contexto de guerra que enfrenta frente al Estado, aunque se haya declarado un alto el fuego.

Rueda no ha podido tampoco avanzar en la implementación del acuerdo que se firmó en la época del presidente Juan Manuel Santos. Rodrigo Londoño, Timochenko, el último líder de las FARC, cargó duramente contra él por, supuestamente, no preocuparse porque exguerrilleros firmantes del acuerdo fueran hostigados por miembros del EMC. Preocupado por esa deriva, Petro recibió a Timochenko, que, según fuentes consultadas, fue muy crítico con el trabajo de Rueda. Para arreglar estos malos entendidos, el presidente ordenó que la implementación dependiera de una unidad en concreto y no solo de Rueda directamente.

Petro trata de salvar un asunto en el que ha empeñado su vida política entera: la paz. Por algo el lema que exhibe por el mundo es el de Colombia, potencia mundial de la vida, aunque sea una evidencia que el conflicto en el campo colombiano, que produce muertes y desplazamientos de civiles, todavía perdura. Su empeño es que, además, a esos lugares azotados por la guerra lleguen universidades, y se construyan carreteras y hospitales. Pero todo eso no ha terminado de germinar con fuerza, y por eso pega un vuelco antes de que acabe el año. Por un lado, reconoce que la paz total no iba bien y, por otro, demuestra que quiere salvarla a toda costa. El presidente que hace bandera de la paz no quiere dejar de enarbolarla.

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Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.
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