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Galán lidera las encuestas para la Alcaldía de Bogotá, sin una victoria asegurada

La novedad de la segunda vuelta, que es probable según los sondeos, abre tres posibilidades de carrera final: por la izquierda (Bolívar), por el centro tecnocrático (Oviedo) o, menos factible, por la derecha tradicional (Molano)

Jorge Galindo

De celebrarse hoy la primera vuelta de las elecciones locales en Bogotá, Carlos Fernando Galán repetiría su resultado de 2019: entonces fue 32,5% y hoy el promedio de las encuestas le da alrededor de 32,4%. Entonces no le bastó para lograr la Alcaldía: Claudia López le sacaría tres puntos extra. Y en esta ocasión, aunque quedaría primero, tampoco. La novedad del requisito de alcanzar un 40% del voto y 10 puntos de diferencia con el segundo para esquivar una segunda vuelta entre los dos más votados le dejarían, una vez más, a las puertas: ninguna de las encuestas recogidas en este análisis esperan semejante victoria a día de hoy.

Esta vez le quedaría al candidato repetidor una segunda bala, claro está. El mismo promedio de encuestas indica que hay dos candidatos en mejor posición que los demás para jugársela en la segunda vuelta contra Galán: el exsenador Gustavo Bolívar desde el apoyo de los seguidores del presidente Gustavo Petro, y Juan Daniel Oviedo desde su plataforma independiente forjada a partir de su gestión al frente del Departamento Nacional de Estadística en la anterior administración presidencial. La diferencia media entre ambos es de apenas 4 puntos porcentuales, mientras que la que separa a Bolívar de Galán alcanza los nueve puntos.

De la misma manera, entre Oviedo y quienes le siguen hay 12 puntos. De esta forma parece que la carrera se va decantando por estos tres nombres, y el foco de la competición está en la segunda plaza. Las encuestas (escasas, hasta ahora, lo cual aconseja una buena dosis de prudencia a la hora de extrapolar pronósticos con ellas) están un tanto divididas en su medición de esta particular carrera, favoreciendo sensiblemente a Bolívar.

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Desde cuando se abría la carrera por Bogotá solo había un nombre más o menos fijo en las apuestas: Carlos Fernando Galán. El expresidente del Concejo caía ubicado más bien en el espectro ideológico — es un espectro, más que un punto determinado — de centro. Y, de hecho, la elección de 2019 se redujo a ese espectro, en la medida en que Claudia López también lo habita. Cabía la posibilidad de que 2023 reeditara esta dinámica, y a ello le apostó Juan Daniel Oviedo. Resaltando más su perfil técnico y enfocado en soluciones (que recuerda a las primeras campañas del exalcalde Enrique Peñalosa) que su pertenencia a una administración de derecha, el contraste con el perfil mucho más político de Galán, aunque ubicado en una zona ideológica similar, ha terminado por llegar a la recta final con opciones. En cambio, el candidato conservador (ideológicamente hablando) puro, Diego Molano, se está quedando varado, igual que le sucedió a Miguel Uribe en 2019, o a Francisco Santos en 2015. La hipótesis de que el país se moverá pendularmente a la derecha no parece cumplirse en Bogotá, donde la estructura de voto alejada de la derecha tradicional pesa más que la coyuntura.

La hipótesis más plausible parece en cualquier caso la contraria: un resurgimiento electoral de la izquierda “pura” (la que queda más allá del centroizquierda) tras un 2019 atípico marcado por una candidatura que nacía coja (la de Hollman Morris), probablemente motivada más por la competencia dentro del espacio alternativo que por una voluntad clara de victoria. No es (no parece) el caso con la actual, claramente competitiva según el consenso de encuestas.

Sea la segunda vuelta (si finalmente se produce) un Galán-Bolívar, Galán-Oviedo, o una combinación más sorprendente (pero no imposible), será la primera vez en década y media que el alcalde llegue al poder con más del 40% de los votos. Un listón que anticipa que la victoria no estará solo en movilizar a los propios, sino también en atraer a algunos extraños.

Metodología del promedio. Este promedio tiene en cuenta la última versión de cada sondeo publicada por casas de encuestas registradas en el CNE con algún campo realizado en el mes de septiembre, tomando todos los que publican medios de comunicación.

Algunas de estas encuestas eliminan a los indecisos de su base de cálculo de la intención de voto, otras no. Para hacerlas comparables y acercar al máximo el número a la imagen percibida por las encuestas, el promedio se realiza excluyendo a los indecisos de la base de cálculo. Así, si por ejemplo una encuesta le da 50% al candidato A, 40% al candidato B, y recoge un 10% de indecisos - los porcentajes de los candidatos A y B son recalculados con la base del total de votos decididos, que en este caso sería 50+40=90. El candidato A pasaría a tener 50/90=55,55%. El candidato B 40/50=44,44%. A continuación se listan todas las encuestas recogidas en su versión original.

De la misma manera, algunas encuestas mezclan en sus reportes el voto indeciso y en blanco, o presentan estimaciones anómalas en voto en blanco, sugiriendo una clasificación poco nítida entre la indecisión y el voto en blanco. Para evitar eliminar por completo el voto en blanco de la base de cálculo, una hipótesis muy poco realista, se introduce en la misma un aproximado basado en el promedio de voto en blanco de las tres últimas elecciones a la Alcaldía de Bogotá: de alrededor de 3,8%.

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Sobre la firma

Jorge Galindo
Es analista colaborador en EL PAÍS, doctor en sociología por la Universidad de Ginebra con un doble master en Políticas Públicas por la Central European University y la Erasmus University de Rotterdam. Es coautor de los libros ‘El muro invisible’ (2017) y ‘La urna rota’ (2014), y forma parte de EsadeEcPol (Esade Center for Economic Policy).

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