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Nicolás Petro irá a juicio al dejar de colaborar con la Fiscalía: “Me han presionado para convertirme en un arma contra mi padre”

El hijo del presidente enfrentará los cargos de enriquecimiento ilícito y lavado de activos, delitos que supuestamente cometió durante la campaña de su padre

Juan Diego Quesada
Nicolás Petro y Day Vásquez
Nicolás Petro Burgos (d), hijo del presidente Gustavo Petro, junto a su entonces esposa Day Vásquez, el 7 de agosto de 2022 en Bogotá.Mauricio Dueñas Castañeda (EFE)

El hijo del presidente ha dado un giro radical en su estrategia para defenderse ante la justicia. Nicolás Petro ha dejado de colaborar con la Fiscalía y por tanto irá a juicio por enriquecimiento ilícito y lavado de activos en un juzgado de Barranquilla. “Hoy inicia la lucha de mi vida, sabía que la Fiscalía de Barbosa no era de fiar y hoy lo demostraron. Me han presionado hasta el límite con la única intención de convertirme en un arma contra mi padre. Decidí levantarme y no arrodillarme ante el verdugo”, ha escrito Nicolás con tintes dramáticos en X.

Hasta ahora, el mayor de los seis hijos de Gustavo Petro había logrado un principio de acuerdo con la acusación, lo que suponía de facto reconocer los delitos que se le imputan, pero de golpe ha cambiado de táctica y ha preferido encarar un juicio de resultado incierto. Los problemas en los tribunales de Nicolás han sido un verdadero dolor de cabeza para el presidente, que hasta ahora, tras de 30 años en la política, no se había visto salpicado por un problema de corrupción en su entorno más cercano.

Nicolás se encuentra acusado junto a la que hasta hace muy poco era su esposa, Day Vásquez. Ella fue la que hizo públicos los supuestos delitos después de que Nicolás cortara su relación para marcharse hace un año con la mejor amiga de ella, que acaba de tener un hijo. Vásquez mostró los mensajes de WhatsApp en los que ambos tramaban qué hacer con el dinero que recibían de empresarios a los que engañaban asegurándoles que esas aportaciones iban a parar a la campaña de su padre, que después de ese proceso se convirtió en el primer presidente de izquierdas colombiano de la era moderna. Tras las revelaciones, la Fiscalía entró de oficio y se puso a investigar a la antigua pareja, que durante ese tiempo se había comprado una casa y llevaba un alto nivel de vida.

Al conocerse que solo Nicolás irá a juicio, algo que se ha sabido por un comunicado que ha hecho público la Fiscalía General, también se da a entender que Vásquez continuará colaborando con la acusación. La situación no parece la más favorable para un imputado. Se enfrentará a las pruebas que presente la otra parte involucrada en el proceso. El movimiento de Nicolás resulta arriesgado. En su día, justificó su colaboración con la Fiscalía asegurando que quería ser un buen papá —a diferencia del suyo, que no lo crio— y por eso deseaba ante todo estar libre o, como mucho, cumplir condena domiciliaria. Ahora esa puerta se le cierra.

El presidente mantiene un enfrentamiento público con el fiscal general, Francisco Barbosa, nominado para el cargo por el anterior Gobierno. Petro lo acusa de ser diligente con las causas que le afectan de algún u otro modo, pero despreocupado con los casos relevantes para el país, como el de Odebrecht. En breve, en febrero, acabará el mandato de Barbosa y en su lugar debe entrar un fiscal nominado por Petro. El presidente deslizó en una terna los nombres de tres mujeres con amplia experiencia en Derecho, ninguna de ellas conocida ni amiga. Barbosa fue compañero en la universidad del antecesor de Petro, el derechista Iván Duque y, más que eso, amigo personal. Senadores como Iván Cepeda consideran que Barbosa está aprovechando su cargo para hacer oposición al Gobierno y así empezar una carrera política.

Por todo esto parecía antinatural que Nicolás colaborara con la Fiscalía. Su padre trató de visitarlo en agosto en el búnker de la institución, cuando permanecía detenido, pero él se negó al encuentro. La comitiva presidencial tuvo que dar media vuelta. Esa parecía la ruptura entre un padre y un hijo que han mantenido una relación difícil. El presidente estaba en la cárcel cuando él nació y cuando quedó en libertad rehizo su vida con otra pareja y tuvo otros hijos. Sin embargo, semanas después ambos se encontraron en la casa de Barranquilla del hijo, donde, según él, hablaron de cosas personales.

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Nicolás Petro ha dejado por el camino a dos abogados. El primero, Juan Trujillo, dimitió por “diferencia de criterios”. Trujillo explicó más tarde que estaba en desacuerdo con la colaboración con la Fiscalía de su defendido. Le sustituyó el penalista David Teleki, que el 1 de septiembre también desistió de defender a Nicolás. Alegó “motivos personales” para ello, pero costaba creerlo. Nicolás Petro ha sido acusado de haber recibido en 2022 grandes sumas de dinero del exnarcotraficante Samuel Santander Lopesierra, conocido como El hombre Marlboro, y del contratista Alfonso El Turco Hilsaca, quien presuntamente ha tenido vínculos con grupos paramilitares. Nicolás, supuestamente, les dijo que ese dinero era para financiar la campaña presidencial de su padre, pero la Fiscalía afirma que se lo apropió para darse lujos excéntricos. Petro Burgos luego dijo en una entrevista en Semana que parte del dinero sí llegó a la campaña, algo que no ha probado.

Después de acogerse a la colaboración con la Fiscalía, Nicolás quedó en libertad, con la prohibición de salir de Barranquilla, la ciudad en la que vive. Además, no puede participar en ninguna actividad política ―por lo que debió renunciar a su cargo como diputado departamental por el partido de su padre― ni tener contacto alguno con las personas implicadas en el proceso que sigue en su contra. Ahora falta que el centro de servicios judiciales de Barranquilla designe el juez para el juicio. La Fiscalía presentará todas las pruebas que tiene en su contra. Ver sentado a Nicolás frente a un juez se convertirá en uno de los eventos del año.

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Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.

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