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El cese de operaciones de San Germán Express profundiza el aislamiento del Pacífico

La conectividad aérea entre la capital Quibdó y poblaciones de la zona oeste del país queda afectada y limita los viajes para servicios en salud

Camilo Sánchez
Cese de operaciones de San Germán Express
Clientes abordan una avioneta Cessna Grand Caravan que operaba San Germán Express, en una imagen del 2020.San Germán Express

El cese de operaciones de la comercializadora de vuelos chárter San Germán Express profundiza el aislamiento de miles de chocoanos. La crisis de la compañía ya era perceptible para los usuarios en ese departamento del occidente del país desde hace por lo menos un año. Tras la suspensión de sus actividades, difundida a través de un comunicado fechado el 15 de septiembre, la empresa deja un corto circuito en ciertas conexiones entre la capital del departamento de Chocó, Quibdó, y poblaciones como Capurganá, Bahía Solano o Nuquí, de difícil acceso por vía fluvial, marítima o terrestre.

San Germán cumplió, desde su fundación en 2013, un papel central en realizar enlaces aéreos para una región selvática, bordeada por el Pacífico e históricamente ninguneada por las autoridades colombianas. Y a pesar de que las razones tras el cese aún no son del todo claras, operadores turísticos en la región, como Saulo Guerrero, intuyen que podría estar anclada a la apertura de nuevas rutas entre Medellín y Quibdó o Bahía Solano por parte de empresas más grandes como Satena o Easyfly (ahora Clic).

El capitán Jorge Castillo, dueño de la empresa de alquiler de vuelos privados Searca, aclara que San Germán nunca tuvo aviones propios y que ninguna aeronave voló con el logo de la compañía. “Era una agencia de viajes que organizaba vuelos y vendía sus tiquetes y su servicio de carga en diferentes ciudades”. Para ello contrataba con operadores como Searca y se servía de una plataforma digital: “Pero desde la pandemia venían con atrasos en el pago y tuvimos que suspender los servicios hasta que estuvieran al día”, concede Castillo.

San Germán Express fue un emprendimiento con cierto renombre en un puñado de zonas del país en las que, durante años, pocos se animaron a aterrizar con frecuencia. Por eso Saulo Guerrero manifiesta desde Quibdó: “Nos sentimos desamparados. Perdemos todos porque prestaban servicios de transporte a profesionales de la salud, agentes turísticos y a personas que venían de Nuquí o Bahía Solano para hacer trámites en la capital”.

El pasado 21 de noviembre fue, quizá, la primera vez que la compañía saltó a la primera plana de los medios nacionales. Ese día murieron ocho personas en un accidente aéreo en el barrio Belén de Rosales de Medellín. Entre ellas se encontraba el gerente y dueño de San Germán, Nicolás Jiménez, un antioqueño de 41 años que viajaba en aquella avioneta HK5121 que cubría la línea entre el aeropuerto Olaya Herrera, en Medellín, y Pizarro (Chocó). En cuanto se conoció la noticia, los diarios locales exaltaron su empeño por potenciar destinos de un rincón desenchufado de las ciudades principales, así como también agilizar la llegada y salida de asistencia al departamento.

Francisco Ospina, exfuncionario de la Aerocivil, explica, en referencia al abismo entre el país urbano y las zonas rurales más apartadas: “Conectaba todo el Pacífico norte, donde no hay vuelos regulares. San Germán fue importante porque ofrecía muchas soluciones y unía a las dos colombias”. De la misma forma, reitera que no era una empresa certificada ni vigilada por la Aeronáutica Civil, el regulador del mercado aéreo colombiano.

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Funcionaba al abrigo de una figura legal denominada “servicios aéreos esenciales”, diseñada para facilitarle la vida a operadores interesados en cubrir rutas en territorios alejados y sin mayor oferta. Con la salida de San Germán, poblaciones como Acandí, al extremo norte del departamento y fronterizo con Panamá, se quedarán sin acceso a servicios regulares. Las autoridades han recalcado que en Colombia hay 45 compañías bajo este modelo y que más de una podría entrar a ocupar su lugar.

Un reciente comunicado emitido por la Aerocivil, que trataba de dar un parte de tranquilidad, decía: “Las demás empresas de servicio aéreo comercial no regular de pasajeros (chárter) autorizadas por la Aerocivil están comprometidas con la continuidad de la prestación de los servicios a través de otros operadores turísticos y con la venta directa de tiquetes (…)”.

Para una buena parte de la población del Chocó, sin embargo, la noticia no deja de ser inquietante. Máxime cuando el acceso a servicios complejos de salud de muchos depende de la conexión con Medellín. Por eso el economista y experto en temas de transporte Lucas Rodríguez recuerda que se trataba de una comercializadora “confiable y ajustada a los itinerarios”. Fuentes de la empresa aseguran que no han recibido por lo pronto mayor información desde la dirección. Tampoco se conoce la suerte de los pasajeros que habían comprado tiquetes.

La lingüista chocoana Yijhán Rentería precisa que los grandes afectados serán los habitantes de la costa Pacífica: “Los usuarios de Quibdó no, porque en realidad San Germán era como una opción alternativa, y no la más preferida por la gente que se quejaba de unos vuelos especialmente caros”. Por su parte, los turistas interesados en visitar las playas kilométricas de la región, o ir tras el rastro de las ballenas jorobadas en esta temporada, seguirán contando con otras opciones. El precio será, probablemente, cada vez mayor.

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Sobre la firma

Camilo Sánchez
Es periodista especializado en economía en la oficina de EL PAÍS en Bogotá.

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