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Gustavo Petro se distancia de los expresidentes liberales

El mandatario rompe con César Gaviria y mantiene roces con Juan Manuel Santos y Ernesto Samper mientras apela a las bases liberales para apoyar sus reformas

Santiago Torrado
Cesar Gaviria y Gustavo Petro el 9 de junio de 2022.
Cesar Gaviria y Gustavo Petro el 9 de junio de 2022.PARTIDO LIBERAL

Desde la propia campaña que lo llevó al poder, Gustavo Petro ha reivindicado la necesidad de unir a lo que él considera el liberalismo y el progresismo. Ese impulso sigue presente incluso después de atravesar la semana pasada una segunda crisis de gabinete y a pesar de que el presidente anunció el final de la coalición de Gobierno que sostuvo por nueve meses. Ahora apela directamente a las bases del tradicional Partido Liberal, al tiempo que marca distancia de los tres expresidentes vivos con los que puede tener algún grado de afinidad: César Gaviria (1990-1994), Ernesto Samper (1994-1998) y Juan Manuel Santos (2010-2018). Bien sea por cuenta de las mayorías legislativas, la composición del gabinete o las negociaciones de paz, las diferencias han emergido en un momento decisivo para el gobernante de izquierdas.

En el discurso del Primero de Mayo que pronunció desde el balcón de la Casa de Nariño, Petro exaltó a varios presidentes liberales de antaño, pero a ninguno contemporáneo. Destacó en particular la agenda reformista de la llamada “revolución en marcha”, un concepto que se remonta a la posesión de Alfonso López Pumarejo, en 1934, y que se vio truncado con el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán en 1948. “Alfonso López Pumarejo salía a estos balcones a hablar con el pueblo en los primeros de mayo y a trazar esa alianza entre un Gobierno y la clase obrera”, le dijo a la multitud congregada en la Plaza de Armas.

En un marcado contraste, graduó a César Gaviria, actual cabeza del Partido Liberal, como el enemigo a vencer por su oposición a la controversial reforma a la salud que acabó por romper la coalición con sus dos socios de derecha –La U y los conservadores–, y también con los liberales. Lo tildó de vocero de los dueños de los bancos y del capital. Petro le endilga ser el padre de las llamadas reformas neoliberales de los 90 que considera responsables de la desigualdad y la pobreza del país. Su nueva estrategia cruza por llevarse a su orilla a una buena parte de la bancada del partido de la mano del nuevo ministro del Interior, Luis Fernando Velasco, un liberal disidente que se sumó muy temprano a la coalición de izquierdas que ayudó a elegir a Petro.

Entre las dos crisis de gabinete, el mandatario también ha prescindido de los ministros que ya lo habían sido en otros gobiernos. Todos eran figuras moderadas que habían mostrado algún tipo de reparo al trámite de la reforma a la salud. En un primer momento relevó a Alejandro Gaviria, que lideró esa cartera con Santos y había sido el más vocal desde el Ministerio de Educación. Y la semana pasada lo acompañaron Cecilia López y José Antonio Ocampo, los ministros de Agricultura y Hacienda, respectivamente, que habían ocupado esas carteras en tiempos de Samper. También se despidió otro santista, Alfonso Prada, que pasó de Interior a ser embajador en Francia.

“La presencia de ministros cercanos a estos antiguos presidentes liberales, a Samper sobre todo, era parte de este gran acuerdo con los partidos, o lo que para Petro es la clase política tradicional, aunque no representaran un partido como tal”, apunta el analista Yann Basset, profesor de Ciencia Política de la Universidad del Rosario. “En este cambio de gabinete, desaparecen los partidos tradicionales, pero también los que representaban sectores del Partido Liberal, Ocampo y López. Finalmente, solo hay presencia orgánica de la Alianza Verde y del Pacto Histórico, nada más”, añade.

El expresidente Samper, quien como articulador del Grupo de Puebla es muy cercano a la izquierda iberoamericana, deslizó una reacción a la nueva crisis de gabinete. “Preocupante por el país y la economía la salida de José Antonio Ocampo, quien representa un puente de entendimiento entre distintos sectores de opinión y pensamiento”, manifestó en sus redes sociales, una inusual crítica a Petro. “Espero que este no sea el comienzo de una etapa de radicalización que afectaría objetivos como el de la paz total”, advirtió el exmandatario que lo respaldó más abiertamente en campaña.

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Los expresidentes Juan Manuel Santos y Ernesto Samper en la toma de posesión de Gustavo Petro, el 7 de agosto de 2022.
Los expresidentes Juan Manuel Santos y Ernesto Samper en la toma de posesión de Gustavo Petro, el 7 de agosto de 2022.JUAN BARRETO (AFP)

Los desencuentros también se han producido con Santos, que a pesar de no pertenecer al partido tiene un origen liberal. El principal punto de encuentro que representaba la implementación del acuerdo con la extinta guerrilla de las FARC se ha convertido por momentos en un foco de fricción. Al Gobierno, embarcado en la búsqueda de la paz total con otros grupos armados, se le reclama no implementar con suficiente celeridad. Ante las críticas de los arquitectos de la negociación con las FARC, que señalaron a los delegados en la mesa con el ELN de haber cedido demasiado ante la última guerrilla en armas, y el posterior intercambio de reproches, Petro y Santos pactaron un encuentro en Cartagena a finales de marzo para que sus equipos pudieran reconciliarse e intercambiar experiencias. A última hora, Petro decidió no asistir en lo que fue considerado un desaire, aunque los negociadores acabaron por bajarle el tono a sus fricciones.

Petro desde hace mucho tiempo tiene el anhelo de representar algo en la historia, apunta el analista Álvaro Forero Tascón, y por eso le interesa el referente de Jorge Eliécer Gaitán. “El Partido Liberal en los últimos años perdió esa línea de centro izquierda, el último representante fue Samper”, explica el también columnista de El Espectador. “Creo que busca que dejen de endilgarle parecidos con Chávez y el populismo de izquierda latinoamericano para ser respetado como representante de una línea que desapareció del Partido Liberal”, argumenta. Todo ocurre también ante la presión de las encuestas, en las que ha caído la aprobación presidencial. La actitud conciliadora de negociar con el establecimiento no le está funcionando en las sondeos, agrega.

Hay que distinguir entre dos Petros, dice César Caballero, gerente de la firma Cifras y Conceptos. “Uno es el que trina y el que habla, ese es un Petro caótico, polarizante y de alguna manera agresivo. Y otro, el Petro que gobierna y que hace, que es institucional y bastante conciliador”, valora. Es una estrategia para entrar a negociar en condiciones más favorables. En ese contexto, sostiene, el presidente mantiene relaciones cordiales con Samper y con Santos –a pesar de los roces– que no han llegado al rompimiento, pero no así con Gaviria. “Petro tiene una lectura de la Constitución del 91 más socialdemócrata y menos de libre mercado, mientras el expresidente Gaviria tiene una lectura de la Constitución más de libre mercado y menos socialdemócrata. Y eso marca una distancia”, concluye.

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Sobre la firma

Santiago Torrado
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia, donde cubre temas de política, posconflicto y la migración venezolana en la región. Periodista de la Universidad Javeriana y becario del Programa Balboa, ha trabajado con AP y AFP. Ha cubierto eventos y elecciones sobre el terreno en México, Brasil, Venezuela, Ecuador y Haití, así como el Mundial de Fútbol 2014.

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