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La batalla de María Fernanda Cabal y la derecha contra la imagen de Francia Márquez

La desaprobación de la vicepresidenta ha aumentado y la cabeza más visible de las críticas contra ella ha sido la senadora uribista, que busca liderar a la oposición política

La vicepresidenta Francia Márquez da un discurso durante la marcha de Primero de Mayo, 2023, en Cali (Colombia).
La vicepresidenta Francia Márquez da un discurso durante la marcha de Primero de Mayo, 2023, en Cali (Colombia).FRANCIA MÁRQUEZ
Camila Osorio

La noticia no contaba nada nuevo, pero aún se volvió viral y puso a la vicepresidenta Francia Márquez a dar explicaciones. En su discurso en Cali, durante el Primero de Mayo, Márquez manifestó en una tarima, una vez más, su apoyo a los jóvenes de la Primera Línea durante las protestas de hace dos años. Ese respaldo no es una sorpresa: lo ha reiterado durante el estallido social del 2021, durante la campaña presidencial del 2022 y en entrevistas como vicepresidente. “Estamos con ustedes y no nos olvidamos de ustedes”, les prometió. Pero su imagen anda de capa caída en las encuestas nacionales, y buscarle pelea pública está empezando a darle réditos políticos a algunos líderes de derecha. La cabeza más visible en esa embestida, durante los últimas semanas, ha sido la senadora María Fernanda Cabal, que no desperdició la oportunidad del Primero de Mayo.

“Salir a defender la primera línea es aplaudir la barbarie y el terrorismo”, le espetó vía Twitter la congresista del partido uribista Centro Democrático. Esa una contradictora frecuente contra la vicepresidente en redes, medios, y en la política local de Cali, donde las dos líderes políticas generan lealtades y odios profundos. Cabal sabe prender la vela de la viralidad en segundos, y así lo hizo esta semana: debatir si los jóvenes de la primera línea son víctimas del estado o aliados del terrorismo es un deporte nacional para la izquierda y la derecha. “¿Se destapó la vice? ¿Mostró su verdadera cara? Lo que hizo hoy parece ir va más allá de la simpatía ideológica con un grupo donde algunos miembros cometieron actos de terrorismo y vandalismo”, le sumó a Cabal la periodista conservadora Vicky Dávila, directora de la revista Semana, la más leída digitalmente en Colombia.

La vicepresidenta recogió el guante. El presidente Gustavo Petro también. “Vicky no se puede seguir estigmatizando a la juventud que solo espera garantía de derechos y oportunidades”, le respondió la vicepresidenta a la periodista. “Terroristas son los que ordenaron el asesinato de 80 jóvenes”, le respondió desafiante el presidente a la senadora. La pelea es un capítulo corto en un libro complejo sobre la imagen de la vicepresidenta, la primera afrocolombiana, ambientalista y feminista en ese cargo.

La mayoría de las peleas entre Márquez y la derecha en los últimos meses no han sido tanto sobre la gestión de la vicepresidenta como sobre su rol como ‘verdadera representante’ de los nadies, ya sea de quienes protestan o de los pobres. En febrero ella explicaba que si se desplaza en un helicóptero a su casa en Cali es por seguridad, pues ha sido víctima de atentados. Eso después de que la senadora Cabal se quejara de la “indignante vida sabrosa de Francia Márquez”. En abril Márquez se defendió de nuevo, esta vez por considerar llevar una comitiva de 60 personas a tres países de África para mejorar los lazos comerciales y culturales con Colombia. No está definido y no a todas se les paga los viajes, explicó la vicepresidencia. La pelea en redes y medios importaría poco si no fuera porque empieza a tener un efecto político.

Hace una semana la encuesta Invamer Poll mostraba una caída considerable en la imagen de Márquez: el 52% de los encuestados dijeron que tenía una imagen desfavorable de ella, frente a un 30% favorable. No solo es un saldo negativo de 22%, sino que dos meses antes marcaba 45% de apoyo y 29% de rechazo en esa misma medición. Otra, el tracking de Gad3, mostraba algo parecido la semana pasada: un nivel de desaprobación del 45%, frente a un 25% de aprobación. La imagen de la vicepresidenta está golpeada, y hay tres posibles escalones para entender el descenso.

El primero lo explica Rudy Amanda Hurtado, directora del Observatorio de Discriminación Racial de la Universidad de los Andes, donde han observado un giro en el tipo de ataques que recibe Márquez. “Durante la campaña documentamos más de 10 mil ataques racistas contra Francia Márquez y ahora ha habido un giro semántico en el que se ataca mucho más su discurso como si ella tuviera mucha ‘incoherencia política’: se le critica constantemente por supuestamente vivir como ‘los ricos de Cali’, por ejemplo”, explica Hurtado. Es una crítica clasista de una élite que no está acostumbrada a ver afrocolombianos en espacios de poder. Hurtado añade que, aunque los ataques buscando ‘incoherencias’ pueden venir de distintos frentes, hubo un punto de quiebre: la entrevista hace un mes de Vicky Dávila a la vicepresidenta en Semana.

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“Fue un gran giro porque no fue sobre su discurso de campaña sino sobre su casa, o sus viajes en helicóptero, y lo que se volvió viral de la entrevista no fueron partes sobre lo que ha hecho Francia Márquez sino sobre lo que ella ‘no representa’”, dice Hurtado. Lo que más se viralizó fue un aparte en la que Márquez dice “de malas” y “pueden llorar” a quienes no entienden que ella debe viajar en el helicóptero. Fueron frases que inspiraron una avalancha de memes e incluso una exitosa canción de salsa choque que buscaba ser “una burla” a la vicepresidente según su creador, el artista Manu Victoria. “En colectivo o en buseta me mareo”, dice la canción que le hace eco a una idea que plantó María Fernanda Cabal en el imaginario: que la vicepresidenta de los nadies vive como rica.

Un segundo escalón para entender el descenso tiene que ver con una falta de habilidad política de una política poco fogueada que está en un cargo muy difícil de manejar, como explica Andrés Segura, analista y socio de la consultora Ennoia. “La ‘magia’ electoral de Francia Márquez, por llamarla de alguna manera, era lo que representaba. Ahora en el Gobierno se acabó esa magia pero ella no ha cambiado su discurso de campaña. Además, le han quitado presupuesto y protagonismo a su nuevo Ministerio de la Igualdad”, dice Segura. Ese Ministerio no está reglamentado aún ni ha tenido la posibilidad de liderar iniciativas.

“Como cualquier otro vicepresidente [sin ministerio] ella no ha podido hacer nada, y de eso no podemos culparla”, aclara Segura, refiriéndose a que los vicepresidentes de los Gobiernos anteriores pasaron de agache, con contadas excepciones. Pero de ellos no se esperaba mucho cuando fueron elegidos, mientras que de Márquez se espera que represente de forma efectiva a todos los excluidos. “Generó unas expectativas muy altas de representación. Como vicepresidente eso requiere ser muy hábil políticamente para mantener esa alta favorabilidad, porque en ese cargo no tiene cómo ejecutar”, dice Segura.

Luego está el tercer escalón: la imagen de Francia Márquez está obligatoriamente ligada a la del presidente Petro, y como ha bajado la imagen de él, la de ella se ve afectada, como pasa con todos sus ministros. Eso está ocurriendo con el desgaste natural del Gobierno y se ha acelerado este año.

“Tradicionalmente los políticos de izquierda han tenido una favorabilidad estable alrededor del 30% en Colombia. Aunque al principio del Gobierno Francia Márquez tenía mucho más que eso, en estos meses se fueron todos los votantes que se subieron a la campaña para la segunda vuelta, va quedando la base que sigue firme”, dice Angie González, profesora de comunicación política de la Universidad Externado de Colombia. En otras palabras, si Petro está perdiendo al centro, también lo está perdiendo Francia Márquez, quien ha tenido incluso un tono más desafiante frente a políticos de centro o tradicionales (como el expresidente César Gaviria).

“Yo creo que ella se convirtió en la figura de ser frentera, de decir lo que piensa, pero eso no siempre es lo mejor en política: sirve para que tu base esté contigo, pero no tanto para los menos convencidos”, dice González. “Me parece muy llamativo que la desaprobación de Márquez sea mayor que la de Petro, cuando él es el presidente; quizás eso quiere decir que la figura de ella polariza más fácilmente”, añade.

Mientras caen las cifras de Márquez, las de sus críticos de la derecha tampoco son positivas, pero las de María Fernanda Cabal van mejorando. La misma encuesta Gad3 de la semana pasada muestra que, si bien aún no hay un líder claro de la oposición (el 26% de los encuestados consideran que nadie se lleva la corona), quien más parece llevar la ola de la indignación es la senadora del Centro Democrático: el 16,5% la ve como jefe de la oposición, por encima del ex vicepresidente Germán Vargas Lleras (6,3%), del senador Miguel Uribe (4,7%) o de la senadora Paloma Valencia (3,1%). La imagen desfavorable de la senadora Cabal es considerable, y su camino para poder ser coronada como la cabeza de la oposición es difícil, pero en él le ayuda poner en la agenda lo que se discute, y lo que no, sobre la vicepresidenta Francia Márquez.

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Sobre la firma

Camila Osorio
Corresponsal de cultura en EL PAÍS América y escribe desde Bogotá. Ha trabajado en el diario 'La Silla Vacía' (Bogotá) y la revista 'The New Yorker', y ha sido freelancer en Colombia, Sudáfrica y Estados Unidos.

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