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Colombia y Venezuela sellan el fin de su pequeña guerra fría con la reapertura de la frontera

El flujo de los primeros contenedores y la inminente reactivación de los vuelos marca la nueva etapa en las relaciones entre los gobiernos de Petro y Maduro

Santiago Torrado
Contenedores bloquean el puente de Tienditas, en la frontera entre Colombia y Venezuela, el pasado 5 de agosto.
Contenedores bloquean el puente de Tienditas, en la frontera entre Colombia y Venezuela, el pasado 5 de agosto.Matias Delacroix (AP)

Colombia y Venezuela volverán a estar conectadas por tierra y por aire. A pesar de los escollos, la reapertura de la extensa y porosa frontera que comparten, un reclamo de comunidades, gremios y empresarios a lado y lado, ya está marcada en el calendario. Con la posible presencia del presidente Gustavo Petro, este lunes se restablece el tránsito de carga por los puentes binacionales que comunican el departamento colombiano de Norte de Santander y el estado venezolano de Táchira, un esperado hito en un eje que en sus buenos tiempos llegó a ser el paso fronterizo más activo de América Latina y que sigue siendo el gran símbolo de una línea limítrofe de más de 2.200 kilómetros. La reactivación de los vuelos entre Bogotá y Caracas, a pesar de los obstáculos de último minuto, también se antoja inminente.

A la espera de un encuentro de mandatarios próximamente, la asistencia de Nicolás Maduro no está en agenda. Desde que el heredero de Hugo Chávez prohibió el paso fronterizo de vehículos en agosto de 2015, solo las ambulancias y los carros fúnebres llegan hasta los puentes internacionales, convertidos de facto en pasos peatonales. Allí, en la mitad de los puentes, justo donde la estructura marca el límite entre los dos países, traspasan ataúdes y pacientes a otro vehículo con placas nacionales. Una dinámica parecida se espera este lunes con el trasbordo de los primeros contenedores entre camiones de ambos países.

Los dos primeros puentes autorizados para el paso de vehículos y carga serán el Simón Bolívar y el Francisco de Paula Santander, estructuras con más de medio siglo de servicio. En ambos estará autorizado el paso nocturno de carga –entre las 19.00 y las 6.00 horas–, y durante el día se mantendrán como pasos peatonales. El puente de Tienditas, una moderna obra que nunca ha sido formalmente inaugurada, está llamado a tener un papel protagónico en la recuperación del comercio, pero todavía necesita unos tres meses de adecuaciones técnicas y de infraestructura, especialmente del lado venezolano. De momento los camiones llegarán a un punto del otro país y harán el traslado de la carga a camiones nacionales, explicaron esta semana los respectivos ministros de Transporte después de reunirse en Caracas.

Las dos capitales, ya con sus respectivos embajadores posesionados, avanzan en una “normalización gradual” luego de años de diferencias irreconciliables durante el periodo de Iván Duque, el principal promotor de un fallido “cerco diplomático” sobre Maduro. Las tensiones se agravaron desde febrero de 2019 por el intento de la oposición venezolana, en cabeza de Juan Guaidó, de ingresar alimentos y medicinas por los puentes fronterizos, un episodio que Maduro calificó como un intento de “invasión” y lo llevó a romper del todo las relaciones.

“El mensaje más importante que se quiere enviar desde la frontera, a lado y lado, es que esto nunca más puede volver a pasar, por más de que haya diferencias políticas, diplomáticas o de modelos económicos”, señala Carlos Luna, presidente del Comité Intergremial de Norte de Santander, que ha sido uno de los anfitriones de los dos encuentros de empresarios que en los últimos meses han allanado el camino para la reapertura, en San Cristóbal y Cúcuta. “Nos toca reconstruir las relaciones no solo diplomáticas y políticas, también en temas de infraestructura y logísticos. Claro que hay mucho por hacer, pero lo fundamental es la voluntad, el restablecimiento y la decisión de los presidentes Petro y Maduro de abrir la frontera y buscar la normalización”.

El intercambio comercial entre Colombia y Venezuela superó 7.000 millones de dólares en 2008, pero se desplomó desde entonces hasta caer a su cifra más baja en 2020, en torno a los 222 millones de dólares. En 2021 el comercio bilateral cerró en 394 millones, y a julio de este año iba en 383 millones de dólares. “Esta es una de las fronteras más vivas de América Latina y por eso avanzamos, porque debe ser una apertura estable, duradera y segura”, ha subrayado el ministro de Comercio, Germán Umaña Mendoza, un reconocido profesor de economía de la Universidad Nacional que venía de presidir la Cámara Colombo Venezolana.

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El intercambio puede acercarse al final de este año a unos 1.000 millones de dólares, y para el año entrante, de la mano de la recuperación del sector energético de Venezuela, podría estar en el orden de 1.800 o 2.000 millones de dólares, de acuerdo a las proyecciones del ministro Umaña. “Lo que planteamos es que al final del Gobierno del presidente Petro, el 7 de agosto del 2026, vamos a haber recuperado unos niveles cercanos a los 4.000 o 4.500 millones de dólares”, señalaba en una entrevista reciente con EL PAÍS.

“Nada es más importante que la reapertura en sí misma, las decisiones y acuerdos sectoriales se irán dando con buen ritmo porque veo una inquebrantable decisión de los presidentes Petro y Maduro de unificarnos en los propósitos y los beneficios innumerables que un hecho histórico como este traerá para el pueblo colombo-venezolano”, opina el exministro de Comercio José Fernando Bautista, quien también ha sido alcalde de Cúcuta y embajador en Venezuela. “Todo el mundo le está apostando a que esto funcione”, concluye.

La ruta Caracas-Bogotá se reactiva

La reactivación de los viajes aéreos entre los dos países también es inminente. En un primer momento se había acordado que el primer vuelo entre Caracas y Bogotá se realizaría este mismo lunes, a las nueve de la mañana, operado por Conviasa. Pero las sanciones estadounidenses a la aerolínea estatal venezolana, incluida en la llamada Lista Clinton, por ahora lo han dejado en suspenso. Las restricciones impiden que cualquier empresa haga negocios con la aerolínea, que no podría repostar en Bogotá, y hasta último minuto las autoridades de los dos países discutían alternativas. El sábado, la Aeronáutica Civil colombiana anunció que autorizaba a la venezolana Turpial Airlines “para aterrizar en Bogotá el próximo lunes 26 de septiembre, proveniente de Caracas”.

Más allá de los obstáculos que enfrenta la aerolínea estatal venezolana, otras frecuencias se mantenían en firme. La aerolínea Wingo –filial de Copa, que ha mantenido los vuelos a Venezuela desde Panamá– ya recibió la aprobación final de las autoridades venezolanas para vender tiquetes para la ruta entre el aeropuerto El Dorado de Bogotá y el de Maiquetía, que sirve a Caracas, con un vuelo inaugural el próximo 4 de octubre. Wingo volará inicialmente los martes, miércoles, jueves y sábado. “En función de la demanda, el servicio se incrementaría luego a un vuelo diario”, explicó la empresa en un comunicado.

El Ministerio de Transporte colombiano prevé que más aerolíneas vuelvan a volar esta ruta –que el Gobierno Petro, con menos de dos meses en el poder, incluyó como una meta para sus primeros 100 días–. Avianca y Latam siguen a la espera de aprobación del permiso, mientras Satena –propiedad del Estado colombiano– de momento ha descartado estar interesada. Avianca, la principal aerolínea colombiana, inició formalmente el proceso operativo y regulatorio hace cuatro meses, y la próxima semana sus equipos técnicos visitarán Maiquetía para tramitar las autorizaciones. “Estamos listos para volver a conectar a dos países hermanos”, dice Felipe Gómez, director de relaciones institucionales de Avianca. Las aerolíneas suelen necesitar un par de meses para comercializar un nuevo vuelo.

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Santiago Torrado
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia, donde cubre temas de política, posconflicto y la migración venezolana en la región. Periodista de la Universidad Javeriana y becario del Programa Balboa, ha trabajado con AP y AFP. Ha cubierto eventos y elecciones sobre el terreno en México, Brasil, Venezuela, Ecuador y Haití, así como el Mundial de Fútbol 2014.

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