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Colombia dice que no se presentó a la sesión de la OEA sobre Nicaragua por razones “estratégicas” y no “ideológicas”

Tras varios días de polémica, la Cancillería rechaza en un comunicado la violación a derechos humanos “tanto en el país como en el exterior”

Sally Palomino
El canciller de Colombia, Álvaro Leyva, participa en la reunión de ministros de Relaciones Exteriores de la Comunidad Andina de Naciones, en Lima, el 29 de agosto de 2022.
El canciller de Colombia, Álvaro Leyva, participa en la reunión de ministros de Relaciones Exteriores de la Comunidad Andina de Naciones, en Lima, el 29 de agosto de 2022.Paolo Aguilar (EFE)

La Cancillería de Colombia ha intentado explicar por qué el país se ausentó deliberadamente de la sesión OEA en la que se iba a votar una resolución de condena al régimen de Nicaragua, el pasado 12 de agosto. Dos días después de controversia y especulaciones, tras conocerse que fue una decisión voluntaria, el Ministerio de Relaciones Exteriores ha asegurado en un comunicado que la ausencia de Colombia a la citada reunión se debió a razones estratégicas y humanitarias, no ideológicas. ”La ventana de oportunidad para una acción humanitaria de envergadura en Nicaragua coincidió con la votación de ese día”, señala el documento, sin muchos más detalles. “El nuevo Gobierno de Colombia promueve y defiende los derechos humanos tanto en el país como en el exterior”, agrega la comunicación firmada por el canciller, Álvaro Leyva.

La confirmación de que Colombia había decidido no asistir ni pronunciarse contra el régimen de Ortega por voluntad propia fue conocida gracias a una investigación de Noticias Caracol. “Se guardó silencio diplomático debido a que no podíamos hacer públicas las gestiones internacionales que se estaban adelantando antes de obtener un resultado”, señala hoy la Cancillería. La falta de explicaciones del Gobierno, que apenas se pronunció este martes, dos días después de conocerse la noticia, fue una oportunidad que la oposición, liderada por el Centro Democrático, aprovechó para anunciar que llamará a moción de censura al canciller, Álvaro Leyva. “La ausencia del delegado colombiano ante la OEA, por instrucción del canciller, reivindica las prácticas antidemocráticas y violaciones de derechos humanos que ha cometido la dictadura en Nicaragua”, señaló el Centro Democrático en un comunicado. A menos de un mes de su posesión, el nuevo Gobierno se enfrenta a su primer cara a cara en el Congreso.

Las críticas al silencio de Colombia frente al régimen de Daniel Ortega han aparecido desde todas las orillas. Algunos partidos de la bancada de Gobierno han rechazado la actitud del canciller y la prensa local le ha dedicado editoriales para exigir una explicación. ¿Estamos ante un cambio diplomático que no ve con malos ojos los horrores que ocurren en Nicaragua y en otros países de la región?, preguntaba este martes El Espectador. “Mientras el presidente Petro se apresura en firmar una misiva interviniendo en el proceso judicial contra Cristina Fernández en Argentina, su silencio sobre Nicaragua habla con angustiante elocuencia. ¿Se vale intervenir en los asuntos internos de unos países, pero no de otros? ¿Con qué criterio? ¿Acaso los asesinatos de estudiantes en Nicaragua no merecen una protesta?”, cuestionaba el diario.

“El Gobierno la embarró”, sentencia Mauricio Jaramillo Jassir, profesor de ciencias políticas en la Universidad del Rosario. “Evoca unas razones confidenciales [para no haber asistido a la sesión] y eso, de entrada, es un error porque en política exterior, salvo en temas de seguridad, no debería haber temas vedados a la opinión pública”, apunta Jaramillo, quien cree que la postura de Colombia ante Nicaragua obedece, más que a una cuestión ideológica, a una estrategia para allanar el camino hacia una negociación en la histórica disputa que tiene con ese país, en la que la comunidad raizal y palenquera está en el medio.

Nicaragua busca con una demanda ampliar su plataforma continental más allá de lo que establece el derecho internacional. Colombia ha argumentado ante la Corte Internacional de Justicia que a la comunidad raizal no se le puede seguir negando la pesca ni la movilización por las aguas que, hasta que los dos países entraron en pleito territorial, habían utilizado. En una visita a San Andrés, hace una semana, Leyva se refirió a la preocupación de los raizales que viven en medio de la disputa. “Este es uno de los argumentos que vamos a llevar como novedad a la Corte Internacional de Justicia. Hay argumentos nuevos para revisar un poco lo que está ocurriendo”, dijo el canciller tras un encuentro con el pueblo raizal.

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Jaramillo duda que prospere la moción censura contra el canciller. “Los argumentos de la oposición son muy débiles”, señala. Además, desde que la Constitución de 1991 creó esa figura en Colombia, ninguna moción ha prosperado. Solo en caso de extrema fragilidad política de los gobiernos han estado cerca de tener éxito, aunque los ministros suelen renunciar antes. Así pasó en 2019, cuando Guillermo Botero dimitió a la cartera de Defensa después de que el entonces senador Roy Barreras reveló que el ministro había ocultado la muerte de ocho niños en un bombardeo militar.

Angélica Rodríguez , profesora e investigadora de Uninorte, considera que el pronunciamiento de la Cancillería deja muchas dudas sin resolver, pero es coherente con los pasos que ha dado Colombia en su relación con Nicaragua. “La primera señal fue el nombramiento del embajador en Managua, León Fredy Muñoz, como parte importante del inicio del restablecimiento de relaciones diplomáticas, rotas por el expresidente Iván Duque tras la reelección de Ortega en el poder”, recuerda Rodríguez, que señala como una incógnita las labores humanitarias bajo las que se excusa Colombia para no haber asistido a la cita en la OEA. “Se ha generado un ambiente de malestar y desconfianza al no tener claridad sobre las razones que llevaron al Gobierno a ausentarse”, señala.

En el primer debate de control político en el Congreso a un funcionario de Petro, la oposición aprovechará para reiterar sus críticas y reprochar la nueva diplomacia colombiana, que este lunes, con la llegada de Armando Benedetti como embajador a Caracas, ha empezado a transitar un camino hacia la normalización de las relaciones con Venezuela.

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Sobre la firma

Sally Palomino
Redactora de EL PAÍS América desde Bogotá. Ha sido reportera de la revista 'Semana' en su formato digital y editora web del diario 'El Tiempo'. Su trabajo periodístico se ha concentrado en temas sobre violencia de género, conflicto armado y derechos humanos.

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