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Las claves del triple homicidio que enloda a un coronel de la Policía colombiana

La Fiscalía reconstruyó al menos cuatro momentos en el caso que dejó tres jóvenes muertos después de ser capturados. El coronel, Benjamín Núñez, uno de los investigados se fugó del país y estaría en México

Confesión de patrulleros que fueron testigos de los asesinatos.Foto: rrss | Vídeo: EPV
Catalina Oquendo

Once policías vinculados a la indagación de la Fiscalía, testimonios de dos patrulleros que señalan haber visto cómo su superior disparó a sangre fría contra tres jóvenes bajo su custodia, la fuga de ese coronel con rumbo a México y una necropsia que revela que recibieron golpes antes de morir. Después de la trágica historia de 6.402 asesinatos de civiles a manos del Ejército, entre 2002 y 2008, este es el más reciente caso de presunta ejecución extrajudicial que enloda ahora a la Policía de Colombia.

Ocurrió el pasado 25 de julio en Chochó, un pueblo del municipio de Sincelejo, ubicado en la costa caribe, y dejó sin vida a tres jóvenes: Jesús David Díaz, de 18 años, Carlos Alberto Ibáñez, de 26, y José Carlos Arévalo, de 20. Y se hubiera quedado en la niebla si no es por una foto que un vecino de ese pueblo tomó cuando los muchachos eran detenidos en un retén y lo subió a las redes sociales esa misma noche, cuando la Policía dijo que habían “sido abatidos” en un combate.

“Cuando a ellos los pararon en un retén y, como son conocidos en el pueblo, la gente empezó a tomar fotos. A las 8:30 p.m., cuando se regó la noticia de su muerte, un habitante la publicó en redes sociales. Estoy muy agradecida porque dios metió su mano para que este asesinato no quede en la impunidad”, dijo a EL PAÍS, Yessica Díaz, hermana de Jesús, uno de los jóvenes muertos. Es una de las pruebas de que permanecían con vida cuando estaban bajo custodia de la Policía. Desde esa misma noche, vecinos y amigos de los jóvenes protestaron exigiendo justicia y que la Fiscalía dicte orden de captura contra el coronel Benjamín Núñez, principal señalado.

Casi cuatro semanas después, salieron los resultados de las necropsias. En ellas quedó claro, como informa una fuente conocedora del caso, que los cuerpos tenían trauma cráneo encefálico pre mortem, lo que confirma el testimonio de los policías que vieron el triple homicidio y que, la semana pasada, decidieron declarar y contarlo todo. La revista Semana también publicó apartes del análisis forense de los cuerpos. “En un solo examen los médicos encontraron seis heridas de arma de fuego que llevó a concluir que la muerte fue instantánea”, dice el portal. El documento, también conocido por este diario, indica que también tenían heridas en otras partes de la cabeza y en el tórax, lo que implicaría que recibieron otros golpes.

Para la fecha del triple homicidio, el país vivía el asesinato de policías en un plan pistola por parte de la banda paramilitar del Clan del Golfo, que llegó a matar a al menos 36 integrantes de la Policía en todo el país. El mismo día de la detención de los jóvenes, a media hora de allí, en un pueblo llamado Sampués, un hombre entró a una panadería y asesinó al patrullero Diego Felipe Ruíz. La Policía diseñó un “plan candado” para revisar y detener posibles sospechosos y ahí comenzó una cadena de hechos que Eduin Piza, abogado de dos de los jóvenes asesinados, llama una confusión que puso “a los tres muchachos en el lugar equivocado”.

La justicia penal militar suele asumir estos casos; pero ante las evidencias, la dirección general de la Fiscalía en Bogotá asumió la investigación y reconstruyó los siguientes cuatro momentos:

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El retén donde dispararon a una de las víctimas en una rodilla

Tras el asesinato del patrullero Ruíz, la Policía hacía un plan candado en todas las entradas y salidas del municipio. Mientras eso ocurría, según Piza, los jóvenes Jesús Díaz y José Carlos Arévalo, que acostumbraban a hacer piques en motocicletas, practicaban stunt como se le llama a ese deporte extremo que consiste en hacer piruetas en moto. Son detenidos en un primer retén y, de acuerdo con Piza, por no tener sus papeles del seguro obligatorio (Soat) en regla y, por la ilegalidad de los piques, intentaron huir. Pero uno de los policías disparó a la rodilla de Jesús.

Herido, Jesús logró llegar hasta la casa de su madre en Chochó y una de sus hermanas decidió llevarlo hasta una clínica.

Los detuvieron en un segundo retén cuando iban camino al hospital

De camino al hospital, Jesús, José Carlos y Cindy, la hermana del primero, fueron detenidos en un sector conocido como la T, o el cruce de la muerte, por su alta accidentalidad. “Les sacaron la mano, ellos se orillaron y se detuvieron. Según las declaraciones de los patrulleros a ellos les habían dicho que el presunto asesino de su compañero podría estar herido, así que viendo a Jesús decidieron reducir y detener a los dos muchachos”, dice el senador Alex Flores, que denunció el hecho en el Senado.

Ahí es cuando aparece Carlos Ibáñez, la otra víctima. Era un mototaxista que, al ver a sus vecinos se acercó para decir que los conocía y terminó siendo detenido. Es justamente cuando un vecino tomó la foto que los muestra con vida a los tres y que terminó convirtiéndose en prueba. “Mi hermana Cindy fue testigo y la última persona de la familia que lo vio con vida. Ella le contó a la Fiscalía que los maltrataban e insultaban diciéndoles que eran los asesinos de Sampués”, cuenta Yessica. Cindy es ahora una de las testigos de la investigación y cuenta con protección.

Los 3 jóvenes indefensos antes de su asesinato.
Los 3 jóvenes indefensos antes de su asesinato.rrss

Ibáñez tenía 26 años y un rato antes de ser detenido había pasado por casa de su madre a dejarle plata para la comida. Tomó una carrera en su moto y al regresar se detuvo a ayudar a sus amigos, contó su madre Luz María Mercado, para resaltar que no se trataban de ningún miembro del Clan del Golfo, como lo quiso presentar la Policía. La mujer contó también que el mismo día le hicieron un allanamiento en su casa. “A otro hijo mío, que venía de trabajar, como vio tanto personal (policial) aquí en la casa, no sabía que estaba pasando, corrió y dos policías que estaban en moto, lo persiguieron. Uno de ellos le pegó un tiro, pero gracias a Dios que la bala no le hizo nada”, contó la señora.

Llegó el coronel Benjamín Núñez al retén

El ambiente ya estaba caldeado y los policías avisaron por radio que tenían dos sospechosos. Comenzaron a llegar unidades de policía de distintas dependencias. “Hay audios que prueban que por radioteléfono decían mátenlos, mátenlos”, dice el senador Flores.

En una de esas unidades llegó el coronel Benjamín Núñez, uno de los principales involucrados. Subieron a los tres muchachos a la parte trasera de una camioneta y se los llevaron, supuestamente rumbo al hospital, pero lo hicieron por una vía más larga y solitaria. “Cuando íbamos a salir se montó el coronel Núñez”, relató uno de los policías que iba custodiando a los muchachos y confesó haber visto el triple homicidio.

El coronel les disparó a sangre fría, según patrulleros que fueron testigos y confesaron

En la parte trasera de la camioneta iban el coronel Núñez y tres patrulleros (dos de ellos han declarado). Custodiaban a los tres muchachos que estaban acostados, según su testimonio. Adelante, iban una mujer subteniente y el conductor del vehículo. “De repente, cuando íbamos por el camino, el coronel (sacó su arma de dotación) y le dio el primer disparo a uno de los sujetos que estaba herido. Quedamos atónitos”, declaró a las autoridades uno de los testigos. Y continuó su relato estremecedor. “Él cogió y le dio otros dos tiros y también a los otros dos que estaban ahí”, agregó el policía. Las necropsias de la clínica revelan que recibieron al menos seis disparos.

Luego llevaron los tres jóvenes muertos a la clínica María Reina, de Sincelejo. Un video de una cámara de seguridad registró su llegada y la calma del coronel Núñez, que diez días después salió del país, primero, rumbo a Panamá y luego a México. “Se le ha hecho seguimiento y registra una entrada a un gimnasio ubicado en Paseo de la Reforma en Ciudad de México”, explica el senador Álex Flores y agrega que los patrulleros fueron intimidados por su superior que esa noche los llamó a su oficina y puso sobre el escritorio una pistola Mini Uzi.

Sin embargo, Núñez aún no tiene orden de captura y mucho menos circular roja de Interpol. Fuentes de la Fiscalía han dicho que estaban corroborando todas las versiones, que se practicaron pruebas de balística y se pidió el armamento a todos los policías involucrados, porque no hallaron casquillos en la camioneta. También, que se les aplicó el protocolo de Estambul, para investigar si hubo tortura.

Los familiares piden que los nombres de sus hijos sean limpiados, se aclare que no pertenecían al Clan del Golfo y que no tuvieron nada que ver con el asesinato en Sampués. “Pedimos que se tomen todos los videos de las calles de Sampués y de cámaras de establecimiento de comercio para que se aclare y se limpie la honra de los tres muchachos”, concluyó el abogado Eduin Piza.

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Catalina Oquendo
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia. Periodista y librohólica hasta los tuétanos. Comunicadora de la Universidad Pontificia Bolivariana y Magister en Relaciones Internacionales de Flacso. Ha recibido el Premio Gabo 2018, con el trabajo colectivo Venezuela a la fuga, y otros reconocimientos. Coautora del Periodismo para cambiar el Chip de la guerra.

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