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Colombia atribuye el asesinato del fiscal Pecci al crimen organizado internacional

Las autoridades ofrecen hasta 500.000 dólares de recompensa por información sobre los autores del sicariato, que aún no han sido detenidos

Elementos del Ejército de Colombia realizan un operativo en las playas de Barú, Colombia.Foto: CHARLIE CORDERO | Vídeo: EPV
Catalina Oquendo

El crimen del fiscal antidrogas Marcelo Pecci tuvo una “alta planeación” que requirió una inversión de recursos para cometerse en el caribe colombiano, ha informado este miércoles el director general de la Policía de Colombia, general Jorge Vargas. Desde Cartagena, en una alocución junto a sus pares de la Policía paraguaya, así como la fiscalía de ambos países, informaron acerca de los avances de la investigación en la que participa también la DEA (Administración de Control de Drogas) y el FBI (Buró Federal de Investigaciones). “Acá estamos hablando de un sistema de crimen organizado trasnacional para cometer este magnicidio contra la justicia. Por eso estamos con capacidades internacionales”, agregó Vargas.

Sobre las líneas de investigación, las autoridades se abstuvieron de dar detalles, pero aseguraron que, como se pensó desde un principio, el homicidio tiene relación con el trabajo del fiscal. “La primera hipótesis tendría relación con sus funciones y con las investigaciones que adelantaba el Fiscal Pecci contra el terrorismo internacional”.

El fiscal Pecci, que celebraba su luna de miel en Cartagena y fue asesinado en una playa de la isla de Barú, estaba detrás de investigaciones que afectaban a diferentes organizaciones criminales y que tocaban también a políticos paraguayos. En el país del sur hay una cultura narco creciente y grupos como el Primer Comando de la capital de Brasil, con conexiones a nivel latinoamericano y europeo, así como mafias serbias, rusas, mexicanas se han instalado en Paraguay para expandir sus rutas.

El doctor en criminología, Juan Martens Molas, explica que “es difícil hacer una comparación entre países de la región, si bien Paraguay se constituyó en los últimos años como una gran vía de cocaína andina, colombiana, peruana y boliviana; y por la fragilidad institucional y estructural del sistema de control”.

Hasta ahora, las autoridades solo tienen información del sicario que disparó el arma y que fue captado en algunas imágenes mientras alquilaba la moto acuática en la que se desplazó, junto a otra personas, para cometer el crimen. La Policía reveló un retrato hablado del hombre y señaló que mide 1.74 de estatura, es de tez trigueña y “acento caribe”.

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Sin embargo, las investigaciones buscan a los autores intelectuales y por eso han aumentado la recompensa a 2.000 millones de pesos colombianos (500.000 dólares). “No solo trabajamos en la línea de la persona que disparó sino en cuáles son los enlaces trasnacionales y si son directamente de Paraguay o de otros países”, aseguró la vicefiscal colombiana Marta Mancera. “No es tanto quién disparó sino quién está detrás, cuál es la organización criminal”, insistió. La vicefiscal añadió que, además de la información judicial de Colombia y Paraguay, están cruzando datos con agencias de Estados Unidos “con quienes Pecci trabajaba constantemente”.

En 2019, el fiscal entregó a agentes de la DEA al libanés Nader Mohamad Farhat, pedido en extradición por el Tribunal del Distrito Sur de la Florida por lavado de dinero. Recientemente también investigó el Operativo Ultranza A Py, en el cual lideró 12 allanamientos y decomisos de avionetas, embarcaciones y otros bienes que servían a grupos criminales para lavar dinero. En esta resultaron vinculados Miguel Ángel Insfrán y su hermano, el pastor cristiano, José Insfrán, que en 2021 estuvo en Colombia de visita en una iglesia.

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Sobre la firma

Catalina Oquendo
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia. Periodista y librohólica hasta los tuétanos. Comunicadora de la Universidad Pontificia Bolivariana y Magister en Relaciones Internacionales de Flacso. Ha recibido el Premio Gabo 2018, con el trabajo colectivo Venezuela a la fuga, y otros reconocimientos. Coautora del Periodismo para cambiar el Chip de la guerra.

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