El presidente de Filipinas ofrece 38.000 euros por delatar a policías corruptos
Duterte anima a la población y a las fuerzas de seguridad a "vender" a quienes protegen al narcotráfico
El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ha ofrecido este lunes una recompensa de 2 millones de pesos (unos 38.000 euros) por cada agente de policía implicado con el tráfico de drogas que sea denunciado. "Vended a esos amigos. Quiero que la Policía y las Fuerzas Armadas destruyan el aparato de la droga en este país", ha dicho en un discurso televisado. Desde que empezó su mandato, hace dos meses, el mandatario lanzó una "guerra contra las drogas" por la que han muerto más de 1.900 personas, según cifras oficiales.
Duterte ha amenazado a los agentes de seguridad con un "ajuste de cuentas". En un discurso con motivo del Día Nacional de los Héroes, al que han asistido soldados retirados, autoridades del Gobierno y diplomáticos extranjeros, el presidente ha animado a la población a denunciar si saben que un policía protege a organizaciones del narcotráfico. "Estaría dispuesto a fijar una recompensa por sus cabezas, las de policías que protegen a sindicatos de la droga", ha agregado.
El mandatario filipino, que aseguró durante su campaña electoral que acabaría con las drogas en seis meses "matando a los criminales si hace falta", ha reiterado la defensa de su controvertida lucha contra la droga. Ha arremetido contra los críticos que han protestado por la muerte de gente pobre que tiene que vender drogas para subsistir y ha declarado que también hay que detener a los generales, alcaldes, gobernadores y policías involucrados en el tráfico de drogas. Además de los casi 2.000 muertos, más de 670.000 personas se han entregado a las autoridades, según la Policía.
A los agentes que participan en la cacería de narcotraficantes, les ha dado garantías de impunidad. "Tenéis mi apoyo, tendréis todo lo necesario para luchar contra los criminales. Siguiendo mis indicaciones no tendréis que preocuparos por consecuencias penales (...) Iré a prisión por vosotros. Asumo plena responsabilidad legal", ha dicho.
Aunque ha recibido críticas de varias organizaciones de derechos humanos e incluso de la ONU por el alto número de muertos, Duterte ha respondido que le "dan igual" los muertos porque se trata de una medida necesaria. En un discurso el viernes ante militares, el presidente filipino argumentó que su campaña contra el narcotráfico no atenta contra los derechos humanos al cuestionar que los consumidores de drogas sean seres humanos.
Pese a la violenta campaña, Duterte mantiene su popularidad, que se sitúa en el 91 por ciento en las encuestas, la puntuación más alta recibida jamás por un jefe de Estado filipino.
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