_
_
_
_

Gadafi amenaza con una larga batalla

El Ejecutivo de los sublevados amplía en una semana el ultimátum a Sirte

Rebeldes libios, subidos a misiles  SA-5 SAM en la base aérea de Burkan, que fue bombardeada en su día por la OTAN.
Rebeldes libios, subidos a misiles SA-5 SAM en la base aérea de Burkan, que fue bombardeada en su día por la OTAN.GORAN TOMASEVIC (REUTERS)

En Muamar el Gadafi no es de extrañar. El dictador libio se ha mostrado desafiante en un mensaje enviado a varias televisiones árabes. "Quieren una larga batalla, pues que haya una larga batalla", ha dicho. Y ha amenazado con lanzar una guerra de guerrillas en una segunda alocución difundida a las pocas horas. Pero también parece rendido. Según el diario argelino El Watan, el autócrata telefoneó al presidente Abdelaziz Buteflika, que ni siquiera cogió el teléfono.

Algo similar sucede con sus hijos. Mientras Saif al Islam juró el miércoles, como su padre, luchar hasta la muerte, Saadi aseguraba a Al Yazira que negocia con el Gobierno de los rebeldes para poner fin a la guerra. Puede tratarse de una maquinación de la familia o de profundas divergencias entre los hermanos. Sea como fuere, Gadafi y su cada vez más reducida camarilla cuentan ya con pocos apoyos en Libia, y con ninguno en el mundo.

Más información
Los rebeldes libios rechazan el despliegue de cascos azules de la ONU
La UE convierte al Consejo Nacional Libio de Transición en interlocutor privilegiado
El mundo da la bendición a la nueva Libia
El primer fin de Ramadán en libertad
París reúne a las potencias para diseñar la reconstrucción política y económica

Trípoli recobra el latido. Las mujeres -a las que Gadafi denigró en su alocución, al preguntarse "¿es que somos mujeres que se rinden ante sus maridos?"- pasean por la noche, los hombres llenan algún café abierto, y las atracciones para niños ya tienen clientela. Es muy probable que la calma perdure en Libia, al menos durante unos días.

El Consejo Nacional de Transición, el Ejecutivo de los sublevados, ha anunciado que va a prolongar una semana el ultimátum lanzado a las tropas gadafistas para que depongan las armas en Sirte, patria chica de Gadafi; en Sabha, y en Bani Walid, la ciudad a 150 kilómetros al sureste de la capital donde mandos militares insurgentes creen que se fugó el dictador junto a su hijo Saif y el jefe de la inteligencia, Abdalá Senusi, tras caer Trípoli en manos rebeldes hace una semana. Bani Walid es un bastión de la tribu Warfala, muy apegada al poder hasta que las disputas por los altos puestos en las fuerzas de seguridad provocaron un alejamiento del régimen en los años noventa. Sin embargo, El Watan informa de que Gadafi se halla en Ghadames, ciudad fronteriza con Argelia.

Todo apunta a que los dirigentes insurrectos, que negocian con los líderes tribales, desean evitar un baño de sangre, pero también a su convicción de que Gadafi está cada día más acorralado y de que será prisionero en breve. De ser así, la batalla de Sirte, rodeada por miles de milicianos, podría no producirse nunca.

Sus fieles van cayendo o desertando uno a uno. Abdelati Obeidi, exministro de Exteriores hasta la semana pasada, ya ha sido detenido. El primer ministro Al Baghdadi Ali al Mahmudiha expresado en otro canal árabe su respaldo a los sublevados y añadía que estaba en contacto con ellos. Mientras, Gadafi, en el 42º aniversario del golpe que le elevó al poder, seguía hablando de que la OTAN está colapsando, de que "la colonización debe terminar", de que las tribus luchan en cada barrio de Trípoli contra la "débil ocupación". "Lucharemos de ciudad en ciudad, de montaña a montaña, de valle a valle", ha dicho parafraseando otro célebre discurso ("palmo a palmo, callejón a callejón...") pronunciado en marzo y ahora objeto de mofa.

Un esqueleto de plástico, en un control rebelde en Umm Qandil, al este de Sirte.
Un esqueleto de plástico, en un control rebelde en Umm Qandil, al este de Sirte.ERIC FEFERBERG (AFP)

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_