Rusia reitera su apuesta por la energía nuclear, pese a la catástrofe de Fukushima
Putin llega a un acuerdo con Lukashenko para construir una central nuclear en Bielorrusia
El primer ministro de Rusia no se deja arrastrar por la corriente antinuclear que ha sido reforzada por el accidente en la central japonesa de Fukushima. En plena catástrofe, Vladímir Putin ha reiterado su compromiso con la energía atómica y defendido en Minsk, la capital de Bielorrusia, el plan de construir una central nuclear en ese país que todavía sufre las secuelas del accidente ocurrido en Chernóbil en 1986.
Ante la crisis energética que "puede prolongarse mucho tiempo" en Japón, Putin ha planteado hoy la necesidad de incrementar la producción de hidrocarburos en el Lejano Oriente ruso. En una reunión con los responsables energéticos en las afueras de Moscú, Putin les pidió que examinaran la posibilidad de acelerar los proyectos para producir hidrocarburos en aquellas regiones, incluida Sajalín, la isla situada al norte de Japón. "Piensen en cómo hacerlo, si con nuestras fuerzas o atrayendo a socios extranjeros y presenten propuestas", dijo el primer ministro a los reunidos. Además, Putin pidió acelerar "la corriente del Sur" (plan de gasoducto a Europa por el mar Negro) y trabajar de forma rítmica en la "Corriente del Norte" (gasoducto en construcción por el fondo del Báltico). Tras el accidente en Fukushima, Tokio pidió a Gazprom, el monopolio de exportación de gas ruso, que aumentara sus suministros. Tanto durante los enfrentamientos en Libia como ahora los dirigentes rusos llegan a una misma conclusión, a saber la necesidad de reforzar el papel de suministrador energético de su pais.
Putin calificó la situación en la central japonesa de "difícil" y afirmó que ésta se reflejará "de una forma u otra" en la economía mundial y en el medio ambiente. Además, pidió a los responsables energéticos que analizaran "el estado actual de las centrales nucleares (de Rusia) y las perspectivas para el futuro" y que informaran al Ejecutivo en el plazo de un mes.
Serguéi Kiriyenko, el director de Rosatom (el organismo responsable de la energía atómica), explicó con vehemencia que "no hay amenaza" para el Extremo Oriente ruso ni siquiera en el "peor escenario" posible, que describió como una situación "apocalíptica" en la cual se hubiera "fundido todo" y además el viento soplara intensamente hacia Rusia durante varios días. En caso de fuga radioactiva, la central lanzaría isótopos de corta vida media que "seguramente" no llegarían al territorio ruso, opinó.
El lunes, en la ciudad siberiana de Tomsk, Putin afirmó que Moscú no va a modificar su programa nuclear, aunque sacará conclusiones de lo ocurrido en Japón. El 16% de la electricidad generada en Rusia viene de la energía nuclear y, según los planes gubernamentales, este porcentaje debe llegar al 25% en 2030. Rosatom tiene el 40% del mercado de servicios de enriquecimiento de uranio y también el 17% del suministro de combustible para centrales nucleares, según datos citados por el diario Izvestia. En la actualidad, Rusia tiene diez centrales nucleares con un total de 32 reactores y una potencia de casi 25.000 megawatios. El gobierno proyecta incrementar el número de reactores hasta 59.
Putin completó la jornada del martes en Minsk, la capital de Bielorrusia, donde ultimó con el presidente Alexandr Lukashenko el plan de construcción de una central nuclear en ese país. Putin aseguró que el nivel seguridad de la central planeada será "mucho más alto" que el de las japonesas, incluso teniendo en cuenta que Bielorrusia no está en una zona sísmica. "Los proyectos que vamos a realizar son de la última generación", dijo Putin y añadió que los reactores siniestrados en Japón son modelos norteamericanos de hace 40 años. "Hemos puesto en marcha la construcción de la central nuclear de Bielorrusia y el desarrollo de un puente energético entre nuestros Estados", declaró el primer ministro bielorruso Mijail Miasnikovich. Según este funcionario, hay "buenas perspectivas" de que el Estado centroasiático de Kazajistán se una a los "acuerdos entre Rusia y Bielorrusia en materia energética".
Rusia construirá la central en Bielorrusia con los mismos criterios empleados en su propio territorio, afirmó Kiriyenko en Minsk. Kiriyenko también confirmó que se había llegado a un acuerdo sobre el crédito ruso para financiar la construcción. Antes, se había barajado la cantidad de nueve mil millones de dólares con ese fin. La central, a la que se oponen ecologistas de Rusia y Bielorrusia, deberá comenzar a funcionar en 2016.
En diversos escenarios, los representantes rusos insisten en que las instalaciones nucleares producidas por su país tienen máximas garantías de seguridad. En París, el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, se refirió a la de Busheer, en Irán, y señaló que está construida con las más altas normas de seguridad y bajo control y garantía del OIEA, lo que, según el ministro, es una garantía de seguridad tanto en tecnología como en resistencia a seísmos.
El Ejército ruso está dispuesto a movilizar la Flota del Pacífico y Aviones militares en caso de que hubiera que evacuar la población de las islas Kuriles (reclamadas por Japón) y de Sajalín. En Vladivostok, en el Pacífico, aumentó la venta de productos con yodo y se llevan a cabo controles de radioactividad que se divulgan con una frecuencia de dos horas. La catástrofe que vive Japón afecta ya a la economía del Este de Rusia. Los pescadores se han quedado sin el mejor cliente de sus capturas y los compradores de coches de segunda mano, sin su principal proveedor. El ministerio de Situaciones de Emergencia mantiene que no se ha registrado ningún aumento de la radioactividad en la zona, pero la agencia Reuters se refiere a un ligero incremento dentro de la norma.
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