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Washington favorece las negociaciones con los talibanes sin aflojar la presión militar

La OTAN muestra su disposición al diálogo.- Mueren siete soldados de la ISAF en Afganistán

Estados Unidos y la OTAN están dispuestos a hacer todo lo necesario para favorecer las negociaciones entre el Gobierno afgano y los talibanes, pero la deferencia no llega hasta el extremo de suspender la campaña militar, como han reclamado algunos de los negociadores. "Lo mejor para facilitar la reconciliación es mantener la presión [militar] sobre los talibanes", ha dicho el secretario general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen.

"La reconciliación debe ser parte de la solución para Afganistán. Haremos todo lo necesario" para favorecerla, ha declarado en Bruselas el secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates. Washington fue en el pasado renuente a tal iniciativa, pero ahora cree Estados Unidos que existe una oportunidad que hay que aprovechar, aparentemente a partir de los avances militares realizados sobre el terreno.

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"Quizá se está dando un impresión exagerada en la prensa" sobre la marcha de las conversaciones sobre conversaciones, abundó Hillary Clinton, la secretaria de Estado, pero, según ella, "el proceso de reintegración se está acelerando y hay muchos talibanes que están abandonando la lucha. Las condiciones para ellos son claras: renunciar a la violencia, renunciar a las armas, renunciar a Al Qaeda, abandonar la insurgencia y aceptar las leyes de Afganistán".

El Gobierno del presidente Hamid Karzai lleva la iniciativa, unido a Washington, según Gates. "Le hemos pedido transparencia. Estamos en estrecho contacto. Sabemos lo que hacen y ellos saben lo que nosotros hacemos. Tenemos acceso [a las negociaciones] para plantear asuntos", explica el jefe del Pentágono.

El propio Rasmussen ha insistido que la OTAN está dispuesta a favorecer las conversaciones. "Si lo podemos facilitar, ¿por qué no? Si podemos ayudar en lo práctico lo haremos".Hasta cierto punto. Se le preguntó a Rasmussen si va a responder afirmativamente a la petición del Alto Consejo para la Paz, el ente afgano que hace de puente entre los talibanes y el Gobierno, de que los aliados se abstengan de realizar operaciones militares en la regiones en que haya contactos políticos entre los contendientes afganos. "No", ha respondido el secretario general. "Debemos continuar las operaciones militares. Lo mejor para facilitar la negociaciones es mantener la presión sobre los talibanes".

Más soldados muertos de la OTAN

Mientras tanto, la violencia no cesa en Afganistán. Siete soldados de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) de la OTAN han muerto hoy en varios ataques registrados en Afganistán, informa Reuters. Con estas muertes, son ya 13 las bajas de las tropas extranjeras desde ayer, según la organización.

Tres soldados han fallecido por la explosión de una bomba caminera en el oeste del país centroasiático, mientras otro artefacto ha acabado con la vida de dos militares en el sur afgano y otros dos han muerto en "ataques insurgentes".

Ayer miércoles, la ISAF sufrió seis bajas en sus filas por varios ataques en el sur y el este de Afganistán. El año 2010 está siendo el más sangriento para las tropas internacionales desplegadas en Afganistán desde la caída del régimen talibán en 2001 y la invasión estadounidense del país.

Según datos del portal independiente icasualties.org, en lo que va de año han muerto 584 soldados, con lo que son ya 2.154 los militares fallecidos desde la llegada de las tropas extranjeras.

La mayoría de las víctimas de la ISAF se producen en el arco suroriental afgano, fronterizo con Pakistán, donde predomina la etnia pastún, de la que proceden tradicionalmente los insurgentes talibanes. En esas áreas son frecuentes tanto las emboscadas contra patrullas de tropas extranjeras como la táctica de los insurgentes de situar bombas camineras en las vías más transitadas, algo que se ha convertido en el arma más letal usada por los integristas.

Con unos 150.000 soldados desplegados en Afganistán, la ISAF asume el reto de debilitar a los insurgentes antes de julio de 2011, la fecha marcada por el presidente de EE UU, Barack Obama, para el inicio de la retirada militar.

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