La ONU asegura que Israel cometió crímenes de guerra en Gaza
"Si no es posible distinguir entre civiles y militares, lanzar un ataque es ilegal", afirma el relator para los Derechos Humanos del organismo
Perdida la batalla de la imagen, Israel puede afrontar ahora serios contratiempos legales. Naciones Unidas arremetió ayer con inusitada dureza contra la desproporcionada fuerza militar empleada en la guerra de Gaza. Si el relator para los Derechos Humanos, Richard Falk, centró un informe en la ilegalidad de la contienda desatada en diciembre, otros altos funcionarios del organismo internacional detallaron en informes presentados ante el Consejo de Derechos Humanos casos específicos de violaciones graves de la legislación humanitaria.
Falk, profesor de Derecho en la Universidad de Princeton, al que Israel prohibió el acceso a la franja, es contundente: "Si no es posible distinguir entre civiles y militares, lanzar un ataque es ilegal y constituiría un crimen de guerra de la mayor magnitud según la legislación internacional". Y añade: "El confinamiento obligatorio de la población civil en zona de combate debe ser considerado un crimen de lesa humanidad".
Radhika Coomaraswamy, subsecretaria general de Naciones Unidas, que visitó el territorio palestino después del ataque israelí, explicó el informe presentado ayer. "Se recibieron informaciones diariamente sobre las violaciones, demasiados numerosas para enumerarlas", aseguró. Entre ellas la utilización de niños como escudos humanos durante el avance de las tropas israelíes en el centro de la ciudad de Gaza, el derribo de edificios con una mujer y un niño en su interior o el bombardeo de una casa en la que se había obligado a permanecer a los civiles. Son sólo algunos ejemplos.
"La mierda está empezando a salir", comentaba a este diario el domingo el activista israelí Yehuda Shaul, al frente de la ONG israelí Breaking the Silence. Las informaciones sobre las atrocidades perpetradas durante la guerra que provocó la muerte a 1.400 personas -casi mil civiles, más de 200 policías y similar número de milicianos-, devastó la infraestructura económica, destrozó cerca de 5.000 viviendas, 235 escuelas, ocho hospitales, y que dejó sin techo a decenas de miles de personas bullen a borbotones. A veces son los propios soldados israelíes quienes han denunciado cómo se mató a ancianas indefensas y a niños, y relatado el desprecio de muchos uniformados por la vida de los civiles.
La ONG israelí Médicos por los Derechos Humanos denunciaba ayer que "militares no sólo no rescataban a familias heridas, sino que impidieron a equipos médicos atender a los heridos". 16 médicos o personal de las ambulancias murieron a balazos. "Es un reflejo de lo que consideramos órdenes de los mandos a los soldados sobre el terreno", afirmó Zvi Bentwich, miembro de esta organización.
No es frecuente que el jefe del Estado Mayor del Ejército, Gaby Ashkenazi, hable en público. Lo hizo el domingo por la noche para explicar que las Fuerzas Armadas están investigando las denuncias. La norma es la ausencia de castigo. "Si hay incidentes como los descritos, fueron aislados", aseguró Ashkenazi. En Israel existe preocupación por los efectos que puedan derivarse de eventuales denuncias por crímenes de guerra. Son ya varios los generales y dirigentes políticos que no pueden viajar al Reino Unido por temor a ser detenidos.
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