Cientos de integristas mueren en un motín cerca de Mazar-i-Sharif
El Pentágono desmiente que un militar de EE UU haya fallecido en la revuelta.- Dos chechenos perpetran un atentado que cuesta la vida a dos comandantes de la oposición
Cientos de extremistas extranjeros han muerto hoy cuando intentaban fugarse de la fortaleza de Qalai Jangui, situada a 10 kilómetros al oeste de Mazar-i-Sharif y usada como campo de confinamiento. La aviación estadounidense ha intervenido para ayudar a la Alianza y ha bombardeado la fortaleza, lo que explica el elevado número de víctimas. Aunque varios testigos habían señalado que un asesor militar de EE UU había fallecido durante la revuelta, que se inició por la noche y se ha prolongado durante todo el día, el Pentágono lo ha desmentido.
La prisión se encuentra en las afueras de esta ciudad del noroeste de Afganistán, en manos de la oposición, y en ella estaban confinados más de un millar de integristas extranjeros, en su mayoría chechenos y paquistaníes, que se habían entregado o fueron capturados en Kunduz.
Un portavoz del comandante Mohamed Mohakik, uno de los líderes hazaras de la Alianza, ha señalado que el motín se desató cuando en un grupo de 600 prisioneros se enfrentaron a sus guardianes y trataron de arrebatarles sus armas, situación que degeneró pronto en una batalla campal.
Los presos rompieron las puertas del acantonamiento e intentaron escapar en masa; al impedírselo los milicianos de la Alianza que guardaban la prisión, cerca de 300 se atrincheraron en el recinto y empezó una lucha que duró varias horas. Los prisioneros habían ocultado algunas armas en sus ropas que emplearon contra sus carceleros.
Ayuda de EE UU
Según informaciones de EE UU, unos 40 soldados estadounidenses que se encontraban en Mazar-i-Sharif ayudaron a las tropas opositoras a aplastar el motín en el que han muerto "cientos de prisioneros", según datos de la Alianza que no han podido ser confirmados por fuentes independientes.
En este sentido, Ulugbek Orgashev, un intérprete afgano de una televisión alemana, que se encontraba en el lugar para filmarlos ha señalado que hubo "muchos muertos, quizás un centenar". Orgashev es también uno de los testigos que ha señalado que, en el fuego cruzado, ha perdido la vida un consejero militar de EE UU.
Sin embargo, el Pentágono ha desmentido la información. "El Comando Central de Personal asegura que todo su personal estaba presente", ha indicado el teniente coronel de la Fuerza Aerea estadounidense Ken McClellan, en referencia al comando que controla las tropas estadounidenses en Afganistán.
La cadena CNN informó que un soldado estadounidense fue
asesinado, citando informaciones no confirmadas, aunque luego ha indicado que puede tratarse de un civil de la misma nacionalidad.
Según la agencia rusa Lenta.Ru, para aplastar la rebelión las tropas de la Alianza utilizaron tanques, cohetes y también intervinieron aviones estadounidenses.
Por su parte, el presidente de Afganistán, Burhanudín Rabani, ha asegurado en una rueda de prensa en Kabul que "respetamos todas las leyes internacionales, no hemos matado a ningún prisionero y los únicos muertos, lo han sido en combate".
No ha quedado claro si Rabani conocía lo ocurrido en la prisión cuando se refirió al tratamiento que la Alianza otorga a los prisioneros o habalaba en términos generales al respecto ante informaciones sobre indiscriminados ajustes de cuentas por ambos bandos.
Atentado contra dos comandantes
Anteriormente, también en Mazar-i-Sharif, dos soldados chechenos, capturados mientras luchaban junto al régimen talibán en Kunduz, han perpetrado un atentado suicida que acabó con la vida de al menos dos comandantes de la Alianza del Norte, según ha anunciado hoy un portavoz de la oposición.
Los dos chechenos, que fueron desarmados, atacaron a sus guardianes haciendo explotar una granada en este mismo campo, según ha anunciado Gulbuddin, portavoz del ministro de Defensa de la Alianza del Norte, el general Mohamed Qassim Fahim.
Haji Mohamed Muhaqiq, líder de Hezb-e-Wahdat, facción chií de la etnia hazara, aseguró que entre las víctimas del atentado se encuentran el general Nadir Ali, comandante del cuartel general de Policía en Mazar-i-Sharif, y el comandante Said Asadullá, de Harakat-e-Islami, una facción chií que lucha en el norte de Afgansitán.
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