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La inacabable lucha de Maradona contra el fisco italiano

El Pibe de oro celebra la anulación de la reclamación de 40 millones de euros al Nápoles Sin embargo, la Comisión Tributaria Central no ha extinguido la deuda personal del futbolista con Hacienda

Diego Armando Maradona, en una conferencia en Dubái, en diciembre.
Diego Armando Maradona, en una conferencia en Dubái, en diciembre.MOHAMMED ABU OMAR (REUTERS)

¿Libre o con cargos pendientes? El largo pulso entre la Hacienda italiana y Diego Armando Maradona, legendario jugador argentino del Nápoles, se enriqueció ayer de un nuevo capítulo. Lejos de esclarecerse del todo, en este proceso de más de treinta años aún falta la conclusión. La Comisión Tributaria Central, la más alta instancia para los juicios fiscales, confirmó esta mañana que quedan anuladas y prescritas las inspecciones que Hacienda llevó a cabo a finales de los ochenta sobre las cuentas de la Sociedad Calcio Napoli. Como consecuencia de aquellos controles, los fiscales pedían a Maradona 40 millones de euros, al considerar que el Pibe de oro, además de los brasileños Careca y Alemao, no declaraba regularmente en Roma las ganancias derivadas de sus campañas publicitarias por firmas extranjeras. Su abogado celebra: “Diego está que se sale. Felicísimo”, exclama triunfante Angelo Pisani, que junto con Angelo Scala le ha defendido en esta batalla. “Su sueño siempre fue el de vivir aquí, de volver a trabajar aquí, donde todo el mundo le quiere –se enorgullece el letrado, al móvil desde Nápoles–. Ya planea su viaje, quiere venir lo antes posible, en febrero”.

Hasta ahora no podía pisar Italia sin que Hacienda le reprochara su deuda. Tras varias condenas por evasión fiscal, cada vez que el Messi de los años ochenta aterrizaba en un aeropuerto transalpino tenía que tener cuidado con la Policía tributaria: una vez debía participar en un popular programa de televisión y le incautaron el cheque que iba a cobrar; en 2006, le incautaron dos relojes Rolex; y cuatro años más tarde, un pendiente que fue subastado por 25.000 euros.

Pero hoy mismo, a media tarde, Hacienda le aguaba la fiesta a defensores y forofos: “La Comisión no ha anulado ni declarado extinguida la deuda personal del señor Diego Armando Maradona con las arcas italianas”. De hecho, el Juez consideró cerrada la posición de la Sociedad Calcio Napoli. Que el equipo ya no deba nada al Estado no significa –según la interpretación de los funcionarios– que lo mismo vale de forma automática para sus jugadores de la época.

Pero Pisani está convencido: “A lo largo de todos estos años, Hacienda ha perseguido al mejor jugador del siglo, haciéndole huir de Italia, obligándole a no pisar su tierra, con una pretensión irrazonable de impuestos no debidos. Por fin Maradona está libre de la pesadilla del fisco y nos dio la orden de pedir un rembolso por los daños a su imagen y a su carrera”, adelantó el abogado que, además de príncipe del foro, es fundador de un partido que intentó presentarse a las próximas generales del 24 y 25 de febrero. El nombre de su partido, un tanto locuaz, encierra un entero programa electoral: Libres de Hacienda. El ministerio de Interiores rechazó tal símbolo al considerar que viola el artículo 54 de la Constitución, impulsando la violencia contra un estrato del Estado. Pisani tuvo que cambiar de nombre y precisó que “rechaza la violencia y solo está a favor de una reforma fiscal”.

Más allá de la batalla legal, están los napolitanos. “La ciudad estaría muy feliz de volver a abrazar a Diego", dice Francesco De Luca, jefe de la sección de deportes del mayor diario napolitano, Il Mattino. El Pibe de oro jugó su última partida con la camiseta azul claro en marzo de 1991, pero la devoción callejera sigue intacta. Lo explica De Luca: “Diego no solo fue el capitán en la época de oro del equipo [entre 1984 y 1991, el Napoli ganó sus dos únicos títulos de campeón de Italia, la Copa de la UEFA, la Copa de Italia y la Supercopa]. Maradona se transformó en el símbolo de una revancha deportiva, popular y social. Él mismo sabía que era el protagonista de una batalla contra los poderes fuertes de la industria del fútbol del norte de Italia”.

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