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Reportaje:La lucha contra la contaminación

El temor a aplicar cortes de tráfico

El Ayuntamiento de Madrid asegura que ha tomado muchas medidas para bajar la contaminación, pero no se atreve con la principal.- Barcelona también ha descartado cerrar la ciudad al tráfico privado

La boina de contaminación que cubre la ciudad desde hace unos días, las críticas del fiscal de Medio Ambiente contra el Ayuntamiento de Madrid por cambiar las estaciones de medición de lugar y el ataque frontal del alcalde de la ciudad, Alberto Ruiz-Gallardón, contra el Gobierno por, según él, favorecer el uso de los vehículos diesel, que son los que desprenden más dióxido de nitrógeno, han sido los desencadenantes de una preocupación que crece día a día entre los madrileños y que amenaza con convertirse en uno de los temas de la próxima campaña electoral.

El Consistorio por ahora no tiene intención de tomar una medida radical que ayudaría a resolver en parte el problema: limitar o cortar totalmente el tráfico en algunas zonas de Madrid, sea la almendra central, el cinturón que cubre la M-30 o cualquier otra zona. El razonamiento por parte del alcalde es el siguiente: en una época de crisis como la actual, limitar el acceso a Madrid del millón de personas que se desplazan diariamente con sus vehículos a la capital podría hacer un daño tremendo a la ciudad y a sus comerciantes. Y además, y esto ya no lo dice él, a apenas cuatro meses para las elecciones una medida de esas características podría tener un coste electoral.

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Desde el Ayuntamiento se defiende que se han tomado muchas medidas para paliar la contaminación:

1) Peatonalización. En marzo de 2009 comenzaron las obras de peatonalización de la plaza de Callao, y la de Ópera lleva en obras desde hace meses. Se prevé que se inaugure para la gala de los premios Goya. Otra de las zonas recuperadas para los peatones es la calle Fuencarral, cuyas obras se realizaron a finales de 2008. También se han ampliado las aceras de la calle Serrano, que se inauguró en septiembre.

2) Restricciones al tráfico. El llamado Barrio de las Letras se comenzó a cerrar al tráfico en septiembre de 2004 tras años de reivindicaciones vecinales. Solo podían pasar ambulancias, transporte público y vehículos de residentes. Sin embargo, la zona siguió con problemas de aparcamiento. También Embajadores tiene restricciones desde 2006.

3) Buses ecológicos. La flota de autobuses madrileña se adapta progresivamente a las exigencias de la ecología. Una veintena de autobuses eléctricos se mueven por barrios como Lavapies. También hay unos 500 que funcionan con gas natural desde mayo de 2009, cuando se pusieron en marcha. Ahorran entre un 30% y un 50% de combustible, y también de emisiones contaminantes. Eso sí, cuestan unos 300.000 euros frente a los 200.000 de los clásicos.

La inversión en transporte público en las dos legislaturas. Según dijo hoy mismo el regidor, Madrid ha sido la ciudad europea que más ha invertido en transporte público en los últimos ocho años. Además, desde el Consistorio afirman que los niveles de hidrocarburos, dióxido de nitrógeno y partículas han bajado en 2010 un 48%, un 29% y un 50% respectivamente a los del año 2004.

4) Exenciones en el SER. Los vehículos eléctricos están exentos de pagar el Servicio de Estacionamiento Regulado (SER) de la ciudad de Madrid desde el 2010. Además, obtienen una bonificación del 75% del impuesto de circulación. Cuando el alcalde presentó la gratuidad del SER para los coches eléctricos, también aseguró que en 2011 los vehículos municipales cumplirían las condiciones para ser "flota verde". En el mismo acto, razonó así: "La fiscalidad debe relacionarse con el nivel de contaminación de cada coche"

5) Recargas limpias. En 2010, cuando se presentó el proyecto para impulsar los vehículos ecológicos, Gallardón prometió que se acondicionarían hasta 500 puntos de recarga para coches eléctricos. Por ahora, solo se han instalado 48, aunque se esperan 100 más en los próximos tres meses.

El alcalde repite que, salvo en el caso del dióxido de nitrógeno, en todos los demás parámetros se cumple con la legislación vigente, pero obvia una realidad: las estaciones de medición se han cambiado de sitio y se han colocado en lugares donde hay menos contaminación, cosa que ha denunciado el fiscal de Medio Ambiente y los ecologistas.

Otras medidas, como el intento de crear un servicio de préstamo de bicicletas similar al que hay en Barcelona, se han aparcado ante la gravedad de la crisis económica que vive el Ayuntamiento. El recorte en 1.000 millones de euros anunciado en mayo del año pasado al presupuesto municipal acabó con la posibilidad de que muchos madrileños pudieran desplazarse en bici por Madrid.

Los llamamientos a usar el transporte público durante el Día sin Coches, que se celebra en septiembre, han acabado siempre en agua de borrajas. Los conductores tienen claro que mientras nadie se lo prohíba, ellos van a seguir utilizando sus automóviles privados.

La medida fundamental, limitar la entrada de vehículos a la ciudad, sigue sin aplicarse. En febrero de 2006 Gallardón presentó un ambicioso plan para reducir la contaminación de la ciudad, que incluía el anuncio de que en 2008 se prohibiría el acceso de los coches más contaminantes al centro de la capital. Nunca llegó a aplicarse.

El Ayuntamiento de Barcelona, por su lado, ha descartado este mediodía la restricción del tráfico en la ciudad como medida de choque. "No se puede hablar de una medida salvadora; la mejora de la calidad del aire es la suma de más medidas", ha afirmado la teniente de alcalde Imma Mayol. Entre estas medidas ha destacado que sólo el 19% de los recorridos dentro de la ciudad se hacen en coche y ha subrayado la diferencia con la realidad madrileña. Mayol, que hará público esta tarde el balance de actuaciones del plan para la mejora del aire 2002-2010, explicó que en un futuro se buscará reducir a la mitad el número de vehículos que funcionan con diesel en Barcelona, que equivalen al 70% del parque automotor. Para lograr este objetivo, dijo Mayol, se tienen que estudiar planes Renove para tener coches más limpios y se tendrá que incentivar más el uso del transporte público.

Desde el sábado, los niveles de polución en el área metropolitana duplican los que la Unión Europea (UE) considera razonables para respirar. El anticiclón ha acelerado la concentración de contaminantes (óxido de nitrógeno y partículas en suspensión) y no se retirará de forma definitiva, según las previsiones, hasta el fin de semana. Según la Generalitat, durante 15 o 20 días al año la contaminación puede aumentar de forma notable por la persistencia de anticiclones. En esos casos, el Departamento de Territorio y Sostenibilidad debe alertar al Servicio Catalán de Tráfico para que rebaje los topes máximos de velocidad. Así lo hizo el sábado. Se trata, pues, de una situación excepcional. El problema es que ha ido a suceder justo cuando debía formalizarse el aumento de velocidad. Tráfico cambió el domingo por la noche las señales fijas de la C-31 y la C-32 (donde se aplica la velocidad variable) por los paneles luminosos. Estos, que tienen prioridad, siguen indicando que debe circularse a un máximo de 80.

Conductores durante la hora punta, esta mañana en la A-6.
Conductores durante la hora punta, esta mañana en la A-6.REUTERS

30 años de lucha contra la contaminación

J. S. G.

- En noviembre de 1980, el Ayuntamiento de Madrid puso en marcha la operación para la regulación de aparcamiento (ORA) para, entre otros fines, reducir la contaminación.

Fue el inicio del Servicio de Estacionamiento Regulado (SER).

- Cinco años más tarde, en diciembre de 1985, el Gobierno municipal firmó un convenio para que los vehículos diésel pasarán un control anual de sus emisiones. La medida resultó un fracaso. Muy pocos de los 200.000 coches de gasoil pasaron los controles.

- En 1989 el Consistorio comienza a medir los niveles de diferentes tipos de contaminantes en 24 puntos de la ciudad.

- En 1990, la concejal de Medio Ambiente, Esperanza Aguirre, destinó 2.000 millones de pesetas (12 millones de euros) para frenar la contaminación de la ciudad. La mayor parte de esta partida estaba destinada a sustituir las calderas de carbón.

- En el año 2000, la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, que entonces presidía Alberto Ruiz-Gallardón, anunció que limitaría el tráfico en la ciudad si la contaminación alcanzaba niveles alarmantes. Nunca se aplicó la medida.

- En 2004, la Consejería de Sanidad del Gobierno regional, presidido ya por Esperanza Aguirre, elaboró un estudio en el que sostenía que reduciendo la contaminación se reducirían las muertes.

- En enero de 2005, el Ayuntamiento de Madrid acuerda elaborar el Plan de Estrategia Local de Calidad del Aire. Trabaja sobre un borrador que incluye peatonalizar zonas del centro, reducir la velocidad en la M-30 y la Castellana, y sustituir la flota de 15.000 taxis y 1.900 autobuses por otros menos contaminadores.

- En enero de 2006, las obras de soterramiento de parte de la M-30 aumentan los niveles de contaminantes en el aire de Madrid. Las partículas PM

10. disparan la polución.

- En febrero de 2006, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, presentó un ambicioso plan para reducir la contaminación de la ciudad. Entre las medidas, el regidor aseguró que a partir de 2008 se prohibiría el acceso de los coches más contaminantes al centro de la capital. Otras medidas eran el fomento del uso del transporte público, de la bicicleta y de los vehículos menos contaminantes. La principal iniciativa nunca llegó a aplicarse.

- También por esas fechas del año 2006, el Consistorio advierte de los elevados niveles de contaminación y desaconseja practicar deporte al aire libre. Un portavoz municipal explica que una nube de polvo sahariano cubre la ciudad.

- En 2007, la Concejalía de Medio Ambiente dificulta el acceso a los datos de contaminación de la red local.

- En octubre de 2009, Gallardón presenta el enésimo plan contra la contaminación, en el que se definen zonas de bajas emisiones (ZEB). Pero no se establecen qué medidas se aplicarán en estas zonas, ni cuándo.

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