Paro juvenil, del éxito al fracaso en cuatro años
España tiene la tasa de paro de los menores de 25 años más alta de la UE con más de un 40%
España ostenta el triste galardón de ser el país de la UE con más jóvenes sin trabajo. Aunque el mercado laboral español nunca ha destacado por incorporar con facilidad a los menores de 30 o 25 años -la definición de qué es ser joven depende del organismo o de la oficina estadística a la que se recurra-, los más de tres años de crisis por los que ha atravesado España se ha cebado con ellos hasta triplicar su tasa de paro. A lo largo de este periodo, el desempleo entre los jóvenes ha pasado de tocar un mínimo histórico en el tercer trimestre de 2006 con un 17% a rozar los máximos que marcó en la anterior recesión de principios de los noventa con una tasa de paro del 42% a mediados de 2010, según el INE. Y este ha sido precisamente uno de los temas elegidos por el PP para hostigar al Gobierno en la sesión de control.
Por este motivo, el Gobierno ha centrado la reciente reforma laboral en facilitar su entrada en el mercado laboral. Para ello, han aumentado las bonificaciones por la contratación indefinida de trabajadores de entre 16 a 30 años, así como a la conversión de contratos de formación y en prácticas en indefinidos. Asimismo, se ha ampliado de 21 a 24 años la edad en la que se les puede fichar con un contrato de formación. No obstante, seis meses después de la puesta en marcha de la reforma y aunque aún no se han definido las nuevas bonificaciones a la contratación, entre otros flecos pendientes de aquella normativa, el impacto en el mercado laboral ha sido mínimo.
Además, a parte de sufrir una elevada tasa de paro, los jóvenes también están entre los principales afectados por la alta temporalidad del mercado laboral (del 30%), otra de las características negativas que definen a España frente al resto de Europa.
"Con todo, el problema más importante no es el nivel de desempleo juvenil hoy sino sus repercusiones futuras", afirma José García Montalvo, catedrático de Economía de la Universitat Pompeu Fabra. "Los jóvenes que acceden al mundo laboral en un momento de recesión económica tienen, a lo largo de su carrera laboral, menores salarios, más periodos de desempleo y mayor sobrecualificación que los que acceden en un momento de expansión", asegura. En cualquier caso, sostiene que en el caso de España la falla no está tanto en el desempleo juvenil como en el elevado desempleo general y sus causas estructurales, ya que entre el resto de sus socios europeos también la tasa de paro de este colectivo duplica a la tasa general.
Para el Instituto Nacional de Estadística y a la espera del resultado de la Encuesta de Población Activa sobre el último trimestre de 2010 que se publicará el viernes, en España había a cierre de septiembre 860.000 personas que buscan un trabajo y que tienen menos de 25 años, lo que supone un 40% del total de los jóvenes que residen en el país. Esta cifra, aunque registró un leve frenazo en el tercer trimestre del pasado ejercicio -más por las contrataciones de la temporada de verano que gracias a los cambios introducidos en la reforma laboral-, no ha parado de crecer desde finales de 2007.
Según los últimos datos de Eurostat, casi uno de cada dos jóvenes no tiene trabajo, un "escándalo" en palabras del presidente del Ejecutivo comunitario, José Manuel Durão Barroso. En concreto, la oficina estadística de la UE calcula que la tasa de paro entre los menores de 25 años cerró noviembre -último dato publicado- en el 43,6%, su nivel más alto desde que se recoge esta estadística y a siete puntos porcentuales del siguiente país de la lista, Eslovaquia. Según sus datos, que a diferencia de la encuesta del INE emplea sus propias cifras y las ofrece en términos desestacionalizados, el desempleo entre los jóvenes ha crecido de forma consecutiva en España desde octubre de 2009.
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