La deuda española convence al mercado

El Tesoro ha logrado emitir hoy 3.850 millones de euros en deuda a 15 años y en bonos con vencimiento en 2032 en una subasta caracterizada por el descenso de los intereses que los inversores exigen a España para comprar sus bonos. Según ha informado el departamento dependiente de Economía, el Estado ha colocado 2.909 millones en obligaciones a 15 años con un tipo del 4,541%, medio punto porcentual por debajo del de la anterior operación en los mismos plazos (5,145%), y 941 millones a 22 años. La demanda, en ambos casos, ha superado en 1,4 veces a la oferta, y se han cumplido los objetivos de la subasta, fijados entre un mínimo de 3.000 millones y un máximo de 4.000.

Este recorte de los tipos en los bonos a 15 años equivale a volver a los niveles de los precios de abril, antes del desbordamiento de la crisis de Grecia. Además, también supone recuperar la tendencia a la baja iniciada tras la publicación de las pruebas de estrés a la banca a finales de julio pero que se fue al traste al inicio del curso. La difícil situación de Irlanda, que reavivó los temores sobre la crisis fiscal y las dudas sobre Grecia, Portugal y, en menor medida, España, marcó todas las subastas realizadas en septiembre con subidas de precio. Ahora, sin embargo, separados ya del grupo de cola de la crisis, con el presupuesto aprobado y con el compromiso del Gobierno de que tomará medidas adicionales si no se baja al déficit del 6% en 2011, el mercado está recuperando la normalidad por lo que respecta al país, aunque se mantiene bajo libertad vigilada para aplicar el correspondiente correctivo si no cumple lo esperado.

"Hay sido una nueva subasta a la medida del Tesoro, sin sorpresas y que facilita sobradamente su financiación para este año", ha dicho a Reuters un analista de deuda pública. Tras las últimas emisiones, el Estado tiene previsto emitir unos 50.000 millones en lo que queda de año. Para 2011, ha fijado sus objetivos en algo menos de 200.000 millones en 2011, según fuentes del mercado. El único pero que se le puede sacar a la subasta de hoy ha sido el recorte en la demanda, que frente a las ratios de cobertura (volumen de títulos solicitados sobre los vendidos) de las anteriores, del 2,3 de junio o el 1,7 de abril, ha bajado al 1,4. Los expertos de Deutsche Bank y Unicredit explican este descenso en el hecho de que han coincidido varias emisiones, como una de Francia por 8.500 millones en deuda a corto plazo. "Los inversores van a seguir pendientes de lo que suceda con España en los próximos meses", ha afirmado en un informe la analista Chiara Cremonesi, del banco italiano.

En cuanto a los bonos con vencimiento en 2032, el Tesoro ha colocado 941 millones a un interés del 4,777%. En este caso, sin embargo, no es posible realizar ninguna comparación ya que no es habitual realizar emisiones a 22 años. De hecho, la subasta se convocó de forma extraordinaria, ya que no estaba prevista en el calendario inicial del Gobierno, para aprovechar el alivio de las presiones en el mercado de deuda que trajeron acarreadas la difícil situación financiera de Irlanda a lo largo del pasado mes.

Gracias a ello, la prima que España debe pagar a los inversores para que adquieran sus bonos en lugar de los alemanes, de referencia por su estabilidad, se ha reducido en las últimas jornadas hasta el entorno de los 160 puntos básicos. Aunque hoy ha subido levemente a 166 porque las buenas perspectivas sobre la locomotora europea han aumentado la demanda sobre su deuda, está lejos del máximo marcado en junio. En plena tormenta griega la diferencia entre la rentabilidad de los títulos españoles a 10 años frente a los de Alemania, que es la base para establecer la prima de riesgo, tocó los 221 puntos básicos por primera vez desde que el país entró en el euro.

Si a finales del pasado año las subastas del Tesoro pasaban casi desapercibidas para el gran público, la crisis de déficit de los países del euro y los graves problemas financieros que dejaron a Grecia al borde del precipicio han traído las emisiones de deuda al primer plano. La razón, que su resultado es el mejor indicador para medir la confianza de los inversores en España tras los sucesivos planes de ajuste y los compromisos adoptados para reducir el déficit.