EE UU considera que Pakistán es el nuevo objetivo antiterrorista
Washington concentra en el país vecino de Afganistán los ataques a Al Qaeda
Los dos líderes de más alto rango de Al Qaeda que Estados Unidos ha aniquilado hasta la fecha, en dos operaciones distintas en los pasados tres meses, no se hallaban en Afganistán, el único frente de guerra del Pentágono y donde tiene destinados a 96.000 soldados. Ambos habían encontrado refugio en un país vecino: Pakistán. Allí se ha centrado progresivamente, en los últimos meses, la atención de la Casa Blanca. Esta, a través del Departamento de Estado, ha emitido recientemente un informe en el que justifica sus acciones militares en Pakistán, al que considera un país "prácticamente incapaz de administrar justicia a los sospechosos de terrorismo".
El pasado 22 de agosto, un ataque con un misil de la CIA acabó con el nuevo número dos de Al Qaeda, el libio Atiyah Abdel Rahman, que vivía en Waziristán, una zona montañosa del noroeste de Pakistán. Ese es el medio al que más ha recurrido la Administración del presidente Barack Obama para aniquilar a terroristas en Pakistán. Efectúa esos ataques sin consultar previamente al Gobierno de Islamabad, algo que ha sido una fuente de fricción constante con los mandos militares paquistaníes y que ha provocado la ira de la ciudadanía, por las víctimas civiles.
El Departamento de Estado califica de "incapaz" a la justicia de Islamabad
Según un nuevo estudio de la Fundación New America, ha habido hasta la fecha 269 ataques con misiles en el noroeste de Pakistán. De ellos, 56 se han registrado en 2011. En total, han aniquilado desde 2004 entre 1.658 y 2.597 personas, de las que entre 1.356 y 2.126 eran miembros de Al Qaeda o insurgentes talibanes. El resto, cerca de un 20%, fueron víctimas colaterales.
Las relaciones entre EE UU y Pakistán ya se habían deteriorado notablemente tras la muerte en mayo de Osama bin Laden a manos de un equipo de élite de la Marina, en la localidad de Abottabad. El terrorista más buscado por EE UU, instigador de los atentados de hace 10 años contra Washington y Nueva York, había estado refugiado en una acomodada zona con alta presencia militar.
Previamente, en 2009, el Congreso había autorizado, con el apoyo de Obama, un plan de ayuda a Pakistán de 7.500 millones de dólares (5.200 millones de euros). Muchos congresistas exigen ahora que se reduzca o se retire. "Creo que el Ejército paquistaní y sus servicios de inteligencia tienen muchas preguntas que responder ahora", ha dicho el jefe del Comité de Defensa del Senado, Carl Levin.
Hasta la fecha EE UU no lo había expresado claramente, pero, en un informe diplomático sobre terrorismo publicado el 19 de agosto, dice sin ambages que Pakistán "tiene un sistema judicial que es prácticamente incapaz de administrar justicia a los sospechosos de terrorismo". "Este informe", añade, "ha determinado que los acusados en numerosos incidentes terroristas de elevado perfil, en los que ha habido víctimas norteamericanas, han sido todos absueltos por el sistema judicial paquistaní".
Los terroristas paquistaníes no solo actúan en labores de apoyo a los talibanes afganos. Grupos ligados a los islamistas de Lashkar-e-Taiba asesinaron a 160 personas, seis de ellas estadounidenses, en un ataque coordinado a 10 puntos diferentes de Bombay (India) en 2009. Siete supuestos terroristas arrestados por ese atentado están siendo juzgados en Pakistán con numerosos obstáculos. La labor de encontrar a un juez ha sido extremadamente compleja por los riesgos que entrañan las represalias de los militantes del grupo.
Otra prueba para Washington de que numerosos enemigos de EE UU han encontrado refugio en Pakistán es Faisal Shahzad, el terrorista condenado a cadena perpetua por intentar explotar una bomba en Times Square, en Nueva York, en mayo de 2010. Shahzad nació en Pakistán, pero se nacionalizó ciudadano de EE UU en 2009. Previamente había recibido entrenamiento en un campo para terroristas en la región paquistaní de Waziristán. Allí aprendió a preparar artefactos explosivos. En su frustrado intento le ayudaron tres ciudadanos de Pakistán, que también fueron arrestados en su país.
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