Las fuerzas de élite leales al régimen sirio salen a la caza de los desertores
Decenas de soldados abandonan el Ejército para evitar participar en la represión
Tropas sirias rodearon ayer Rastán, un municipio cercano a la ciudad de Homs, y dispararon armas pesadas contra los vecinos después de que desertaran decenas de soldados procedentes de esta localidad, según informaron residentes y activistas. Alrededor de las 5.30 de la mañana (una hora menos en España), al menos 40 tanques y vehículos armados, incluyendo una veintena de autobuses cargados con tropas, entre ellas efectivos de inteligencia militar, irrumpieron en Rastán y comenzaron a disparar.
Las fuerzas de seguridad accedieron a la ciudad a través de la autopista de Rastán. Situada a 20 kilómetros de Homs en la principal carretera que lleva a Turquía, Rastán es tradicionalmente un bastión de reclutas del Ejército, estamento de mayoría suní en los rangos bajos. Por el contrario, la elite militar siria está dominada por oficiales de la minoría alauí, a la que pertenecen el presidente Bachar el Asad y su familia.
En cinco meses de revueltas ha habido 2.200 muertos en el país, según la ONU
Los opositores dicen que las protestas se han intensificado tras el fin de Gadafi
"Los tanques se desplegaron a los dos lados de la autopista y empezaron a disparar en Rastán", indicó uno de los residentes de la localidad, que se identificó por teléfono con el nombre de Raed. Añadió que las deserciones comenzaron en el pueblo hace tres meses cuando se reprimieron con tanques las protestas contra Bachar el Asad y murieron docenas de civiles.
Otras unidades del Ejército apoyadas por tanques entraron en la localidad de Qara, que también había sido escenario de protestas diarias en las últimas semanas. En Qara, situada en la misma carretera que Rastán, pero al sur de la ciudad de Homs, el Ejército mató a un residente y arrestó a decenas de personas durante redadas casa por casa, según informaron diversos activistas.
El organismo opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos informó de que en la localidad de Sarmin, situada en la provincia de Idlib, fronteriza con Líbano, también se produjo un acto de represalia por parte del Ejército. Cinco personas murieron, entre ellas un niño, y más de 60 resultaron heridas después de que varios soldados desertaran y rechazaran disparar contra los manifestantes en esta localidad.
A las muertes de Qara y Sarmin se sumó la de un activista durante una emboscada tendida por las fuerzas de seguridad en la zona de Kafrnabl, también en Idlib. En total, fallecieron ayer al menos siete personas a manos del Ejército y la policía, según las cifras aportadas a la agencia Efe por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Los datos son casi imposibles de contrastar porque el régimen sirio impide el acceso de la prensa internacional a casi todos los lugares de conflicto.
Desde que comenzó la revuelta en Siria el pasado marzo han fallecido ya unas 2.200 personas, entre las que figuran 500 soldados, según la ONU. Y desde el derrocamiento de Muamar el Gadafi en Libia, varios activistas han informado de un creciente número de deserciones entre las tropas sirias, además de las protestas callejeras más intensas en los cinco meses de levantamiento popular.
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