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Reportaje:El fin de semana 'indignado'

Asamblea de indignados de toda España

Los caminantes provenientes de todos los puntos del país se reunieron finalmente en Sol para compartir experiencias

"Salimos los primeros, el día 20 de junio, pensando que la gente se iba a acojonar, y mira lo que nos hemos encontrado", comentaba ayer por la noche uno de los indignados de la marcha noreste en la Puerta del Sol. Querían llevar la indignación por todos los puntos de España. Y lo han conseguido. Anoche les esperaba su plaza, la que fue el origen del Movimiento 15-M. Pancartas, vuvuzelas, banderas de todos los tamaños y los colores y Carlos III, galardonado con una lona enorme en la que se podía leer "Stop New World Order" (paremos el nuevo orden mundial). A su alrededor, grandes y pequeños, andaluces, asturianos, catalanes, leoneses, manchegos, etcétera. No importa el origen, "nuestra casa es Sol", gritaba un grupo de Ciudad Real.

"Lo más difícil era abandonar los pueblos que nos acogían cada día"
Cada intervención era celebrada con los brazos en alto y agitando las manos
"Hemos soñado y llorado cada día, hemos superado las adversidades"
Los indignados de Teruel recordaron la gran despoblación de su provincia
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Y comenzó la asamblea. Los portavoces y los intérpretes de signos se iban turnando. Todo el mundo escuchaba atento en el cálido suelo de la plaza. Lo que inicialmente iba a ser una forma de compartir las experiencias vividas a lo largo de esta larga marcha hacia Madrid desde todos los puntos cardinales, acabó en una sucesión espontánea de agradecimientos, eslóganes, canciones, emociones...

Madrid escuchaba las historias de los indignados. Tomaban la palabra los caminantes de la marcha nororiental. "Hemos soñado y llorado cada día, hemos superado las adversidades pero no nos quedaremos con las experiencias negativas". Se quedan con el cariño de la gente que los ha acogido durante este mes.

Los de la marcha noreste, los más adelantados, reconocen que la senda ha sido dura, han perdido material y dinero, pero lo "más difícil fue abandonar a la mañana siguiente el pueblo que con tanto cariño y con tanta hospitalidad nos había acogido".

De repente, un niño de metro y medio surge de la nada y se pone a cantar un rap: "No somos mercancía, dejadnos vivir la vida"; "porque no puedo parar de cantar, este rap lo he hecho con ganas, esfuerzo y sudor, que viva la revolución". La plaza lo vitorea.

Suben al estrado los compañeros de la marcha sur, que partió de Cádiz, recorrió Andalucía, Castilla-La Mancha y llegó a Madrid el viernes. Un chico de Motril destaca el trabajo que realizaron en Málaga, donde fortalecieron el movimiento asambleario, y otro joven de la misma localidad granadina aprovecha para denunciar la política agraria de su región. Otro, procedente de Galicia, clamaba que "si hay que dar la vida, se da la vida".

Con el ritmo de una canción inacabada, los indignados de Cádiz recuerdan que en Varcárcel, un pueblo de la provincia, el movimiento ha restaurado un antiguo colegio y lo han convertido en un centro social del 15-M.

"Atención: se ha perdido un perrito negro llamado Fito de la marcha de Barcelona". Al rato, toma la palabra Ricardo, de la marcha noroeste. Denuncia la deplorable situación de los agricultores, que se ven obligados a cultivar lo que el mercado les obliga. "La tierra no es una mercancía, es vida".

Cada intervención de los integrantes de las marcha era celebrada por los reunidos en la Puerta del Sol agitando las manos en alto, un gesto del lenguaje de los sordomudos popularizado por este movimiento desde sus inicios como un método para agilizar sus votaciones asamblearias.

Los peregrinos de la marcha nororiental, por su parte, recuerdan con cariño la acogida de Fuentelviejo, una localidad de Guadalajara cuya alcaldesa participó con ellos desde el primer momento. Las autoridades se han portado bien con ellos.

"O nos ignoraban o nos ayudaban, pero no daban problemas", contaba Aldo Ventura, un estudiante de 25 años.

Han dormido en pabellones, al raso y en tiendas de campaña. En Santorcaz, un municipio al este de Madrid, el Ayuntamiento les ofreció dormir en la plaza de toros y hubo mucha gente que se negó a pasar la noche allí porque iba en contra de sus ideales antitaurinos.

Las conexiones con otras plazas de Europa (Berlín, Londres, Ámsterdam o Atenas) no pudieron ser muy buenas, pero los movilizados aplaudieron cada vez que oían a sus compañeros europeos.

Desde Paría, una joven se dirigía a los indignados reunidos en Sol y explicaba que ella y sus compañeros en la capital francesa también habían llevado su protesta a las calles por las mismas razones que la gente se había movido en el Movimiento 15-M en España.

Los indignados de Teruel recordaron la terrible situación de una provincia despoblada. Los murcianos denunciaron el yugo de las hipotecas y animaron a seguir parando los desahucios de los bancos. "En Murcia ya hemos parado 28 y tenemos que seguir".

No obstante, volvieron a corearse lemas clásicos como "de Norte a Sur, de este a oeste, la lucha sigue cueste lo que cueste" o "no hay pan para tanto chorizo", y se exhibieron pancartas en las que se podía leer: "No me toquéis las pensiones", "Esto es la revolución" y "Europa escucha esta es nuestra lucha". A las doce de la noche, tras el grito de silencio, un artista se animaba a poner el broche final con algo de flamenco. La Spanish Revolution parecía dispuesta a tocar todos los palos.

La marcha del sur cruza el río Manzanares.
La marcha del sur cruza el río Manzanares.CLAUDIO ÁLVAREZ

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