Berlusconi declina
Los referendos celebrados en Italia para decidir sobre la energía nuclear, la privatización del agua y el encarecimiento de las tarifas, y la denominada ley del legítimo impedimento, han supuesto un nuevo revés para Silvio Berlusconi. La iniciativa de las consultas partió de los Verdes y de Italia de los Valores, y ha contado con la abierta oposición del primer ministro, que anunció públicamente que se abstendría. Si, siguiendo esta consigna, la mitad de los votantes convocados no se hubiera acercado a las urnas, los referendos habrían carecido de validez. Pero los italianos han privado a Berlusconi de este último clavo ardiendo, superando sobradamente el quórum requerido por la ley.
El rotundo resultado del voto popular supone la inviabilidad de la nueva norma ad hoc con la que Berlusconi pensaba zafarse de la acción de la justicia. Los diversos procesos penales que le acosan, y que van desde los casos de corrupción económica hasta los presuntos delitos sexuales con menores, salvan así uno de los obstáculos más graves, y a la vez más descarados, que pretendía interponerles un legislativo corroído por las sospechas de compra de diputados. Si el vuelco electoral se confirma, Berlusconi no solo perderá el poder, sino que tendrá que responder de los cargos que ha ido acumulando durante uno de los periodos más sombríos de la historia democrática de Italia.
La apuesta del primer ministro a favor de la energía nuclear ha sido determinante en la decisión de los italianos, un Berlusconi en declive era el peor abogado para una causa que, después de Fukushima, ha vuelto a quedar en entredicho. Las otras dos preguntas, referidas a la gestión del agua, se han saldado también con la derrota del Gobierno. Cada vez que Berlusconi habla de privatizaciones, los italianos entienden que se inaugura un nuevo campo para la corrupción. Junto al inequívoco mensaje político, los italianos han decidido apostar por las energías renovables.
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