Botella se compromete a limpiar El Gallinero
Fue un encuentro a puerta cerrada, en un salón noble de la sede de Medio Ambiente en el paseo del Prado. De un lado los técnicos y la concejal Ana Botella. Del otro, los amigos de los parias de El Gallinero, el poblado chabolista repleto de ratas y basura en el que malviven en condiciones insalubres un centenar de familias con 200 niños a 15 kilómetros de la Puerta del Sol.
Tras hora y media de encuentro, los voluntarios de las parroquias de San Carlos Borromeo y Santo Domingo de la Calzada lograron arrancar un compromiso, aún sin firma, que les ha devuelto la esperanza. "Nos mandarán en una semana un calendario de actuaciones para limpiar las partes más sucias: la vaguada y el lateral del poblado, que es donde se acumulan las ratas", explica el párroco Javier Baeza. La Concejalía de Medio Ambiente no facilitó información ayer del encuentro. "Es una reunión interna", argumenta una portavoz del área, que tampoco aclara por qué no se ha iniciado la actuación "urgente" para garantizar a los habitantes de El Gallinero "los servicios básicos de salubridad, dignidad y seguridad" que se aprobaron en el pleno del 27 de enero de 2010, hace año y medio. Lo que sí dice es que gracias a ese acuerdo se limpia una vez por semana la calle y se recoge la basura de los contenedores.
La última vez que limpiaron las montañas de cable pelado y basura donde campan los roedores junto a los niños fue en 2008. Se retiraron 130 toneladas de basura. Los voluntarios de El Gallinero reclaman una limpieza más continuada, la instalación de letrinas, la desratización del terreno o la instalación de puntos con agua potable. Condiciones para dar una pátina de dignidad al poblado que, de momento, tendrán que esperar.
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