El PP revienta la plaza de toros de Toledo al grito de "a por ellos"

Nadie sabe qué pasará en la gran batalla de las elecciones, Castilla-La Mancha, pero cada vez está más claro que el PP ya cree en la victoria. Todo el partido se ha volcado. Tanto, que algunos dirigentes están preocupados porque si la apuesta fracasa por unos pocos votos, aunque el PP obtenga un muy buen resultado en resto de España, la sensación será muy agridulce. También Dolores de Cospedal está inquieta, y se nota. Pero ayer vivió su gran momento, el más dulce de su campaña.

El PP apostó fuerte -con autobuses venidos de todas partes, como es habitual en todos los partidos- y logró el objetivo: llenó a reventar la plaza de toros de Toledo, con unas 12.000 personas. En un ambiente de euforia, los militantes de un partido que lleva casi 30 años en la oposición mostraron su sed de victoria: "A por ellos, oé", el grito más coreado.

Cospedal no es una gran mitinera, y apenas logró enfervorizar a los militantes. Pero el ambiente era muy propicio, y Rajoy sí levantó al público. Sobre todo al hablar de Zapatero, personaje central de la campaña del PP a pesar de que haya anunciado que dejará paso a otro candidato.

El líder del PP concentra su discurso en una idea: aunque Zapatero no se presente a las elecciones autonómicas, todos los barones regionales del PSOE son corresponsables de su política, y por tanto se puede y debe votar contra Zapatero. Es un argumento que tiene mucho éxito en el momento de valoración más baja del presidente. Ayer, Rajoy llegó a pedir indirectamente su dimisión, porque cuando el público gritó el consabido "Zapatero, dimisión", le dijo: "Tenéis razón, qué queréis que os diga". "Todos los barones apoyaron los recortes de Zapatero. Son todos lo mismo, y el peor de todos es Barreda", remató Cospedal.

Rajoy sigue su ritmo prefijado de campaña de bajo perfil para no movilizar a la izquierda. Ayer, de nuevo, no dijo ni una palabra de Bildu en el mitin. El líder del PP renuncia así a corregir o ajustar excesos de los miembros de su equipo, a los que él permite lanzarse sin freno contra los jueces del Constitucional. Ni acepta preguntas ni habla del asunto. Ayer incluso acusó al PSOE de ser quien está "lanzando insidias por toda España", obviando las palabras más duras de los dirigentes del PP contra miembros del alto tribunal. La campaña de Rajoy va por un lado, el PP por otro. José María Aznar dará hoy sin duda en Guadalajara la puntilla a esa separación de discursos para todos los públicos con la que Rajoy parece sentirse cómodo.

Sin embargo, el líder del PP abandonó ligeramente su estrategia prefijada para contestar a Zapatero. El presidente había culpado el día anterior del paro a las políticas de los gobiernos del PP, centradas según él en la economía del ladrillo. Rajoy se indignó e incluso apeló a cuestiones de gallardía u hombría de bien, muy queridas por él, que siempre pide "un Gobierno como Dios manda" o habla de gobernantes "que se visten por los pies".

"Zapatero echa la culpa a quienes le precedieron en el Gobierno", arrancó el líder de la oposición. "Él recibió la mejor herencia que jamás recibiera un presidente de la democracia española. Llegó al Gobierno con una tasa de desempleo por debajo del 10%, hoy está en el 21%. Tenía equilibrio presupuestario, hoy déficit del 9%. Llegó con España que crecía y creaba empleo. Un gobernante con cuajo reconoce sus errores y no le echa la culpa a quienes llevan siete años en la oposición. Eso no lo puede hacer un presidente del Gobierno porque es falso y es injusto. Lo sabe todo el mundo, cuando gobierna el PP baja el paro, cuando gobierna el PSOE, sube".