Bruselas justifica el bloqueo de inmigrantes
La Comisión Europea considera legal el cierre temporal de la frontera con Italia para evitar el desorden público - Roma insiste en que la medida atenta contra la Unión
La Comisión Europea dio ayer la razón al Gobierno de Francia en el último capítulo del enfrentamiento que mantiene con el Ejecutivo italiano a cuenta del destino de miles de norteafricanos, sobre todo tunecinos, arribados a las costas de Lampedusa desde que estallaron las revueltas árabes. Sostienen las autoridades europeas que la decisión francesa de cerrar "por razones de orden público" durante unas horas el domingo el paso a los trenes italianos en la frontera entre ambos países no violó ningún principio de la UE ni supone el fin del espacio Schengen.
La Comisión Europea aseguró que París tenía "derecho" a bloquear temporalmente el tráfico de trenes procedente de Italia. El Gobierno francés explicó a Bruselas por carta que tomó la inédita medida por motivos de seguridad debido a la presencia de activistas de derechos humanos a bordo de uno de los trenes. El propósito de los activistas era acompañar a los extranjeros en su viaje al otro lado de los Alpes.
La comisaria Malmström pide a ambos países que arreglen su disputa
La UE recuerda que los inmigrantes requieren también pasaporte y dinero
El ministro del Interior francés, Claude Guéant, insistió en que su país cumple "al pie de la letra" los acuerdos de Schengen en materia de libertad de circulación de las personas.
Los argumentos de París convencieron a la comisaria europea de Interior, Cecilia Malmström. "Hemos recibido hoy [por ayer] una carta de las autoridades francesas en la que nos explican que fue una interrupción temporal única y el tráfico ha vuelto a la normalidad", explicó la comisaria en conferencia de prensa en Bruselas y añadió: "Parece que esto no depende del reglamento del control de las fronteras Schengen, aparentemente tienen derecho de hacerlo".
Malmström pidió a Roma y París que dialoguen para resolver esta disputa. "Sabemos que la UE se enfrenta a importantes desafíos migratorios. Trabajamos con Italia, naturalmente, y con todos nuestros socios, con las instituciones europeas y con los países de origen", declaró un portavoz del Ministerio de Exteriores.
El domingo Francia detuvo durante casi seis horas el tráfico procedente de la ciudad fronteriza de Ventimiglia. "Había un problema de orden público en perspectiva y la forma más simple de tratarlo era interrumpir el avance de este tren", reiteró por su parte el titular de Interior francés, Claude Guéant, desde Bucarest, donde se encontraba de visita oficial. Entre 250 y 300 italianos y franceses defensores de los derechos de los inmigrantes pretendían acompañar a un centenar de tunecinos hasta la Costa Azul francesa a bordo de un tren bautizado Tren de la Dignidad. Cuando la policía de fronteras les bloqueó el paso, los activistas ocuparon las vías junto a los tunecinos que esperaban subirse al tren con su permiso de permanencia temporal, expedido por las autoridades italianas, entre manos.
La excusa de París convenció a Bruselas pero no a Roma. "Trescientos antisistema que se sientan en las vías no son un gran problema de orden público", estimó con sorna Franco Frattini, ministro de Exteriores italiano, que el domingo consideró la medida "ilegítima" e instó a su embajador en París a expresar "su más firme protesta" por lo ocurrido. En una entrevista con el diario La Repubblica, Frattini dejó claro que no se cree que el cierre se debiera a la manifestación.
El jefe de la diplomacia italiana considera que el meollo de la cuestión es el permiso de permanencia temporal que Roma está concediendo a los tunecinos llegados hasta el 5 de abril y vigente hasta octubre próximo. "Quizá se han dado cuenta de que la apertura habría multiplicado las llegadas, porque es verdad que la mayoría de los tunecinos quieren ir allí", en referencia Francia, dijo Frattini. Este insistió en que el permiso es legal y que no se pueden hacer controles en las fronteras internas a la UE. Un portavoz de la Comisión precisó que los controles "no sistemáticos" sí están permitidos.
La Comisión Europea recalcó que los permisos otorgados por Italia "no dan derecho automáticamente" a viajar a otros Estados miembros. Los inmigrantes, añadió, necesitan además un documento de viaje y dinero para mantenerse. Precisamente lo que París pide. Por eso el titular francés del Interior insistió en que su decisión de no conformarse con los permisos temporales de estancia entregados por Italia a más de 20.000 tunecinos obedece a la aplicación estricta de los acuerdos de Schengen. París exige que los inmigrantes tengan pasaporte y justifiquen que tienen recursos económicos para pagar su estancia en territorio francés y regresar a su país. En caso de no cumplir estos requisitos, "reconducimos a estas personas a Italia, que es el país de la primera estancia", destacó. "Hay una regla que prevalece en los acuerdos de Schengen y es que el primer país de entrada gestiona a las poblaciones migrantes", dijo el ministro Guéant.
En la víspera de elecciones administrativas que van a ser un examen político para el Gobierno italiano y, sobre todo, una suerte de referéndum sobre su jefe Berlusconi -nunca tan en la cuerda floja en los sondeos-, el Ejecutivo está aterrado ante la posibilidad de quedarse solo para gestionar la llegada de las 28.000 personas llegadas desde el norte de África desde enero. El grueso de ellos (23.000) son tunecinos que salieron hacia Europa en busca de un futuro aprovechando el relajamiento de la vigilancia fronteriza tras la caída del régimen de Ben Ali; otra parte de los arribados procede de Libia, casi todos subsaharianos que trabajaban o eran refugiados en aquel país y que ahora huyen de la guerra.
El éxito de este duelo en la distancia entre París y Roma debería solucionarse para el 26 de abril, cuando el presidente Sarkozy llegue a Roma para reunirse con el primer ministro italiano.
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