Mas-Colell dice que solo "maquillando" cifras cumpliría con el déficit

Cada vez está más claro que Cataluña no cumplirá el objetivo de déficit fijado por el Ministerio de Economía en el 1,3%. Ya se antojaba una tarea complicada, sobre todo después de que el año pasado las cuentas cerraran con una desviación del 3,9%. Sin embargo, el Gobierno confiaba en que su plan de saneamiento lograría meter en cintura los números. El problema es que ese plan, que incluye un recorte de gasto público del 10%, contaba también con fondos que debía transferir el Estado, lo que no sucederá.

"No creo que el Ministerio de Hacienda sea serio con estos requerimientos y, por tanto, tengo que concluir que nos están invitando a maquillar los números", dijo ayer Mas-Colell en una entrevista en RAC 1. El Gobierno, explicó, está implementando un ajuste de 2.600 millones. "Pero ahora nos piden reducir 3.200 millones más", apuntó. Esto, dijo, solo se conseguiría "redoblando esfuerzos" y haciendo que el recorte fijado en el 10% fuera del 20%, algo que el Gobierno no está dispuesto a hacer, según el titular de Economía.

3.200 millones más

¿Por qué el Gobierno les pide 3.200 millones más? En realidad, lo que el Ministerio de Economía demanda a la Generalitat es lo mismo que le reclamaba en enero: que lleve el déficit del 3,9% al 1,3%. Pero la Generalitat contaba con el dinero del Estado para alcanzarlo, y según Mas-Colell, de momento no ha garantizado la colaboración. Aun así, el secretario de Estado de Hacienda y Presupuestos, Carlos Ocaña, señaló hace dos días que el objetivo de bajada de déficit para Cataluña "no es negociable".Para lograr llevar el déficit del 3,9% de 2010 al 1,3% que exige este año el Gobierno central, según los planes de la Generalitat habría que conseguir captar unos 5.800 millones de euros. A principios de año se anunció que 2.600 de ellos saldrían del recorte del 10% del presupuesto de los departamentos. Otros 1.350 millones, según Artur Mas, llegarían del Estado, porque se lo adeuda a Cataluña a cuenta del Fondo de Competitividad. Un total de 1.200 millones los extraería de la cesión de edificios (el consejero Mas-Colell habló, por ejemplo, de hospitales). Los 760 millones restantes los exigía la Generalitat apelando al principio de "lealtad institucional", relacionado con el pago de gastos generados por la aplicación en Cataluña de leyes del Gobierno central.

El problema es que el Ministerio de Economía, aunque admite que los 1.350 millones del Fondo de Competitividad pertenecen a Cataluña, asegura que no es obligatorio que le sean transferidos este año. En cuanto al resto, las negociaciones, confirmaron ayer fuentes de Economía, están encalladas.

Sin ese dinero, la única manera que ve Mas-Colell, que aseguró que jamás maquillará las cuentas, es llevar el recorte de gastos del 10% al 20%, algo que el consejero calificó de "impensable". Asimismo criticó que los que le piden que se redoble " el esfuerzo de recorte" son "del mismo partido que a veces en Cataluña" dicen que se recorta mucho.

La cadena de reacciones, que comenzó el lunes cuando Mas adelantó que seguramente no cumplirán el objetivo de déficit, llegó al ministerio cuando Ocaña señaló que el cumplimiento es "innegociable" y ayer provocó las palabras de Mas-Colell, llegó a la oposición catalana. También ante los micrófonos, en este caso ante los de Catalunya Ràdio, el portavoz del PSC, Miquel Iceta, negó que el Gobierno español exija más recortes a la Generalitat y aseguró que el consejero de Economía "da miedo" y que el PSC no tendría a alguien así en el Ejecutivo. Iceta recordó que lo único que exige el Gobierno central es un objetivo de déficit del 1,3% que comunidades autónomas y Gobierno pactaron hace tres años en el Consejo de Política Fiscal y Financiera. El coordinador de diputados del PSC, Francesc Vallès, también criticó que Mas-Colell sea "incapaz de cuadrar sus cuentas".

Según explicaron en el Departamento de Economía, el cumplimiento del objetivo es posible, pero solo si el "Estado hace su parte" o si la Generalitat tuviera tres años de plazo para llevar a cabo el ajuste. Si Cataluña no cumple el objetivo de déficit, el Gobierno central podría prohibirle endeudarse. El plan de saneamiento que presentó Mas a Madrid, encaminado precisamente a lograr la autorización, todavía no ha sido aprobado.

El incumplimiento podría costarle, además, a Cataluña rebajas en su calificación de riesgo por parte de las agencias de rating. A principios de mes Moody's ya redujo la nota de la deuda catalana un escalón, de A2 a A3, porque veía difícil el "reequilibrio presupuestario", del mismo modo que también rebajó la calificación de Castilla-La Mancha, Murcia y Valencia, todas con desviaciones en su déficit. Una peor nota de estas empresas, que los analistas e inversores utilizan para guiarse, se puede traducir en más dificultades para encontrar compradores para la deuda o un coste mayor al colocarla.